Picasso y Dora Maar (derecha) |
Dora Maar
LA MUJER QUE LLORA
“Después de Picasso, Dios” Esta frase de la pintora y fotógrafa francesa Dora Maar, amante y víctima de Picasso explica bien lo que supuso el artista en su vida, una biografía que recupera ahora Zoe Valdés en “La mujer que llora” , la novela sobre el arte y el poder en las vanguardias de los años 30.
“La mujer que llora” obtuvo el premio Azorín de novela 2013 el pasado 7 de marzo y ahora ya está publicada por Planeta. Un título que hace referencia al famoso cuadro cubista de Picasso sobre el desconsuelo de esta artista que fue amante de Bataille, amiga de Man Ray, Paul Eluard, Breton o Lacan (quien le proporcionó los electroshock suficientes, a petición de Picasso, para que olvidara al genial pintor) .
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En “La mujer que llora”, Zoe Valdés, la escritora cubana afincada en París, que ya dedicó otros libros al tema del arte, como la biografía de Remedios Varo en “La cazadora de astros” o en “Una novelista en el museo del Prado”, relata el viaje que Dora Maar hizo a sus 51 años a Venecia, con James Lord y Bernard Minoret, una pareja de examantes, y que tras el cual se recluyó y solo encontró consuelo en Dios.
“Siempre me había fascinado el cuadro de ‘La mujer que llora’ y todo el trabajo fotográfico de Dora y, además, siempre he querido escribir sobre tres artistas surrealistas, Remedio Varo, Dora Maar y una tercera de la que escribiré en breve que es la artista, y escritora cubana Lidia Cabrera”, explica a Efe Zoe Valdés.
Para Valdés, Dora Maar fue durante una década el “soporte sentimental y a veces la conciencia social de Picasso”, quien le exigió más compromiso social, y con quien compartió la creación del “Guernica”, que fotografió paso a paso.
Le tocó una época “que se parece mucho a lo que se vive hoy”, al suponer el fin de un periodo a partir del cual se encerró en sí misma junto a una ferviente fe que le condujo a recluirse entre su casa y la parisina Notre Dame.
Según Valdés, Picasso fue un genio al que no quiere bajar del pedestal en el que se encuentra como artista; pero en cambio, sí contar que fue muy complejo, duro y exigente don Dora.
“Cuando conoció a Dora quedó fascinado, él siempre dijo que fue la mujer que más le sedujo intelectualmente, era mucho más joven que él y ella se entregó en todos los sentidos hasta el punto de que cometió el error de supeditar su obra a la del genio malagueño”, subraya.
Pero en opinión de Valdés, Dora fuera no fue solo víctima de Picasso, sino también de ella y del propio sistema social que hace que para una mujer sea mucho más difícil ser artista: “Ella abandonó la fotografía porque Picasso le pidió que pintara y luego él cuando se hartó la abandonó por una mujer más joven.”
“La mujer que llora” es, además, un relato fascinante sobre una época, el retrato de unos años ricos, llenos de contradicciones y búsqueda; por eso por sus páginas pasan los encuentros sexuales de la pareja, solos y, a veces, en compañía de otros amigos y artistas que buscaban experiencias distintas y radicales para alimentar su creación.
Valdés autora de “Te di la vida entera” o “Lobas de mar”, entre otros muchos títulos, hace hincapié en el paralelismo que ha querido hacer con este momento histórico.
En el libro Zoe Valdés se mete también en la narración. “Yo quería que fuera el diario de un escritor en un viaje, en este caso a Venecia para saber qué es lo que exactamente pasó allí con Dora, qué fue lo que hizo que se recluyera a la vuelta”, argumenta Valdés, al tiempo que dice que en esa época histórica se cometieron muchos errores que ahora se vuelven a repetir.
“La bestialidad humana se repite y los seres humanos no aprenden de la historia”, concluye.
Crédito: EFE
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