UNA VISIÓN POÉTICA DE LA MUJER
Este joven ruso, nacido en 1989, hijo de la pintora Anna Razumovskaya, ha participado en la residencia de artistas del Museo Hermitage de St. Petesburgo, en el programa de estudios Off-campus de la Universidad OCAD de Canadá, estudiando así en Florencia y ha participado anualmente desde 2008 en la Art Expo de New York. Actualmente reside en Canadá.
Aún son pocas las exposiciones de este chico aunque nos encontramos delante de un artista cada vez más activo y que su nombre empieza ha aparecer cada vez en más sitios.
Esto es debido a su personal y poético estilo. Sus cuadros, la mayoría oleos, se tratan de retratos de mujeres jóvenes, vestidas de una manera muy romántica y naïf, pero que tanto las chicas y los complementos que las acompañan muestran un gran realismo y detallismo. El toque poético va más allá del lienzo y se traduce en los títulos de las obras que son en si mismos una pequeña poesía.
En el último par de años podemos ver una evolución de este artista, y sus cuadros empiezan a ser un poco más agresivos, y los retratos tienden a mostrarnos a mujeres en actitudes más intimistas y sobrecogedoras sin dejar de lado este toque bohemio que tanto le caracteriza y su paleta de colores claros y opacos que llegan a difuminar las figuras. Esto lo hace con la intención, tal y como él, dice de volver a conectar con sus raíces rusas.
La siguiente obra es especialmente destacable porqué a raíz del interés del artista por mezclar pintura y vídeo, ha introducido un código QR que nos lleva a la visualización de un vídeo realizado por él mismo que refleja el mito sobre el origen de las perlas del cual trata la pintura.
Y en la siguiente pintura, el artista se inspiró en una fotografía de Nadya Kulikova y le representó un gran reto a nivel de luz, de color, texturas y de transparencias.
La cúspide de su trabajo llega este mismo 2013, y terminada la evolución, el resultado son retratos de mujeres cubiertas de pintura blanca como si se metamorfosearan en muñecas de porcelana, perdiendo de esta forma sus rasgos aunque no la feminidad y se convierten en bellas calaveras.
En su Facebook nos explica que estos trabajos han sido realizados a partir de unas fotografías realizadas a su compañera Kayla Palimpsest Barbeau, que ya sirvió de modelo para trabajos anteriores.
Según el artista, el resultado que ha vivido con estos últimos trabajos de “las mujeres porcelana” ha sido muy bueno y no descarta probar el mismo sistema pero con figuras masculinas y ver como cambia el concepto.
Aunque aún tiene mucho por delante, su inquietud y sus ganas de experimentar con procesos y materiales nuevos está llevando a Alifan por un buen camino que se aleja de las pinturas de fantasía, y mujeres casi hadas de entornos oníricos y aires mitológicos al cual parecía que se encaminaba con su cargado romanticismo kitch.
Desde aquí seguiremos de cerca a el joven Ivan Alifan porqué estamos seguros de que no nos dejará de sorprender.
ARTICULACION CULTURAL
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