"Le pongo al aparato a Stephen King".Hay un silencio al otro lado de la línea. Uno espera con aprensión escuchar una respiración amenazante y una voz cavernosa. O acaso aterciopelada pero con un raspeo maligno al final de las frases, como la del vampiro Kurt Barlow de El misterio de Salem's Lot. Sin embargo, lo que llega es un saludo amable, en un tono jovial y casi alegre. ¿Mister King?, inquiero. "Sí, soy yo". ¡El Rey del Terror, el mismísimo Señor Huesos al teléfono!, ¡el padre de Jack Torrance ("Danny, Daddy's Home!"),Carrie White, el payaso Pennywise y Cujo! Me persigno instintivamente. "¿Hola?", Stephen King suena divertido. Le explico atropelladamente que nos vimos hace años, en la presentación en Londres de su novela La historia de Lisey. Me viene a la mente la imagen del escritor, grande, corpulento, de movimientos algo deslavazados, pálido, con gafas de culo de botella y boca fina, de labios casi inexistentes. Esta voz, muy clara, parece de otra persona, alguien mucho ms simpático y definitivamente nada amenazador.
“Si pudieras ir al pasado, ¿qué cambiarías? Es una responsabilidad”
La entrevista con Stephen King (Portland, Maine, 1947) es con motivo del estreno en España el próximo miércoles (Fox, 22,30) de la miniserie televisiva de ocho episodios 22/11/63,basada en su novela del mismo título que The New York Times saludó como "la mejor novela sobre viajes en el tiempo desde H. G. Wells". Ese título es, claro, la fecha del asesinato de John F. Kennedy en Dallas y la trama gira en torno a un viaje en el tiempo desde la actualidad para tratar de impedir el magnicidio. "Me gusta mucho la adaptación, es estupenda", dice King al recabarle su opinión. "Siempre es difícil llevar un libro a la pantalla, pero la televisión ofrece una fantástica oportunidad para desarrollar en imágenes la historia y los personajes de una novela". ¿Es la mejor versión que le han hecho? "Como sabe ha habido muchas novelas y cuentos míos que se han llevado al cine y a la televisión. Probablemente esta es la mejor que se ha hecho para televisión". King tiene el detalle de recordar que él ha estado involucrado en el proyecto como productor ejecutivo de la serie.
Sobre la relación entre literatura y series dice que estas constituyen en la actualidad una oportunidad como no ha habido nunca para hacer buenas adaptaciones de novelas. "Me gustan las películas, y voy mucho al cine, ¡pero hay que reconocer que lo de dos horas y fuera es muy poco para novelas largas y complejas! Las series —yo soy fan de algunas como Breaking Bad— permiten un desarrollo más natural y armónico de las tramas, y en el caso de las adaptaciones, ofrecer un relato más acorde con la realidad de una novela".
22/11/63 es una obra de fantasía, más devota de la ciencia ficción que del género de terror. "Trata sobre un viaje en el tiempo, claro, que es algo que no existe, pero aparte de que hay elementos terroríficos (y estéticos) que mis lectores reconocerán con facilidad, presenta un dilema muy interesante: si pudieras ir al pasado, ¿qué cambiarías? Si se tratara de cambiar una sola cosa, ¿qué elección harías? ¿Matarías a Hitler o a Mussolini? ¿Qué escogerías? Sería una gran responsabilidad, porque el mundo podría ser luego muy diferente". En la historia de King, la elección es impedir el asesinato del presidente John Fitgerald Kennedy. "Es factible: se trata simplemente de detener a un hombre con un fusil. Es un suceso que podría cambiarse, Kennedy sobreviviría y eso cambiaría la historia de Estados Unidos y del mundo". ¿Solo con matar a Oswald? Es evidente que King no cree en el segundo tirador. "No, no creo en la teoría de la conspiración. No tiene sentido. A la gente le es fácil creer en grandes conspiraciones, porque enriquece el argumento, da más interés a la trama. La CIA mató a Kennedy o la mafia, o los cubanos… No, no. Yo creo que fue un solo loco, y nada más. A veces me pregunto por qué a la gente no le cuesta pensar que fue un solo lunático criminal quien mató a John Lennon y en cambio necesitan una conspiración para matar a Kennedy".
EL PORTAL DEL TIEMPO EN LA DESPENSA
El prolífico Stephen King es uno de los escritores más llevados a la pantalla. Prácticamente todas sus historias han pasado al cine y la televisión. Algunas a ambos, como El resplandor, Carrie o La zona muerta.
En 22/11/63 el portal al pasado está en la despensa de un restaurante. Nada se explica de cómo se ha abierto ese acceso temporal (“la madriguera de conejo”) ni de qué manera funciona. Existe y ya está.
El protagonista, el solitario profesor de colegio Jake Epping (James Franco), tiene por misión encontrar a Oswald e impedir que mate a Kennedy.
Uno de los atractivos de la novela y de la serie es la reconstrucción de los años 50 y 60. El protagonista encuentra sabores y olores perdidos, indumentarias y costumbres lejanos. Hay una nostalgia de aquellos años de zarzaparrilla e inocencia.
El viaje en el tiempo es un tema clásico del fantástico. Le explico a Stephen King que ahora mismo triunfa en España El ministerio del tiempo —escucha pacientemente la explicación que le hago del argumento— y le pregunto luego si se acuerda de El túnel del tiempo, la serie clásica de referencia de los sesentas que creó el gran Irwin Allen. "¡Claro que la recuerdo!, con aquel túnel cilíndrico tan perturbador; también allí intentaban cambiar sucesos históricos, como el hundimiento del Titanic. Y por supuesto, antes de todo, estuvo H. G. Wells y su viajero y su máquina del tiempo". 22/11/63 está llena de aportaciones apasionantes al subtema. El leitmotiv es que el pasado se resiste a ser cambiado. Como dice uno de los personajes, "si haces algo que le jode mucho al pasado, el pasado te joderá a ti". El pasado, entonces, adquiere una calidad malévola, una personalidad consciente como el hotel Overlook , la casa Marstein o el Plymouth del 58 de Christine. Es complejo escribir del tiempo. "Sí, has de manejar con sumo cuidado la historia, hay muchas paradojas. Por ejemplo, ¿qué pasa si matas a tu abuelo? Tuve que ir con gran tiento, pese a que yo mismo creaba las reglas".
Hablar de paradojas temporales, del "efecto mariposa", que aparece en la historia nos lleva a Ray Bradbury. "Ajá, claro, él escribió esa gran historia, El ruido de un trueno, con un viaje a cazar dinosaurios en el que se produce un minúsculo cambio que tiene consecuencias inimaginables". Es sabido que Stephen King admiraba mucho a Bradbury y ha reconocido su influencia. "Sobre todo sus cuentos de terror, los de El país de octubre, y su novela La feria de las tinieblas,que influyó mucho en mí". ¿Lo conoció personalmente? "Sí, era un hombre maravilloso".
“Ray Bradbury me ha influido mucho, sobre todo sus cuentos de horror”
King ha reflexionado mucho sobre los miedos, que son la materia de sus historias, y de sus sueños. "Hoy día hay muchas más cosas a las que tener miedo". ¿A qué tiene miedo él? Ha dicho que inventamos horrores ficticios para ayudarnos a soportar los reales. "Tengo miedo a que caigan bombas nucleares en manos de los terroristas, tengo miedo al fanatismo, al extremismo. Hay muchas cosas ahí fuera que dan miedo". Siempre ha sostenido que todos los miedos se esencializan en uno fundamental, el miedo a la muerte. "Claro, no por ella solo, sino por el dolor, o quizá sobre todo por el dolor. Para mí también es un gran miedo el perder la capacidad mental".
El escritor se ha quedado callado y un gran silencio invade la línea. Ahora sí le oigo claramente respirar. Y en ese sonido cabalgan como notas espectrales en un pentagrama oscuro todos los horrores que han salido de su cabeza y su alma. Los hombres desmoronados en la locura, los monstruos que acechan bajo la cama, en los armarios y tras las ventanas y puertas, las cosas sin nombre que materializan nuestras pesadillas. Del más allá llega una cortés despedida y luego, el silencio definitivo.
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