
Tatuajes en Japón
Desde hace varios años, los tatuajes están de moda. De hecho, se estima que una de cada cinco personas tiene al menos un tatuaje. Lo cierto es que los tatuajes se han convertido en un auténtico accesorio de moda. Pero ¿qué ocurre en Japón?
No es ningún secreto que Japón tiene una relación compleja con los tatuajes. Incluso se podría hablar (hasta cierto punto) de aislar a las personas tatuadas. De hecho, el simple hecho de tener un tatuaje impide el acceso a la mayoría de los onsen (aguas termales), sento (baños públicos), piscinas y gimnasios. El acceso a ciertas playas también está prohibido para las personas tatuadas. Sin embargo, los tatuajes no son ilegales y la mentalidad está cambiando, lenta pero firmemente. Para comprender mejor el lugar de los tatuajes en la sociedad japonesa, es necesario un poco de historia.
Historia del tatuaje japonés
La práctica del tatuaje en Japón es sumamente antigua y se remonta al período Jomon (10.500 a. C. - 300 a. C.). En aquella época, los tatuajes cumplían una importante función sociocultural. Servían, por ejemplo, para indicar la profesión, la afiliación a un clan, el estado civil o incluso como protección (como un amuleto).
Con el tiempo, la práctica evolucionó y el tatuaje se convirtió principalmente en algo reservado a dos categorías de personas: los criminales y los "valientes". Quienes habían cometido delitos graves se tatuaban la frente, por ejemplo. Los "valientes", en cambio, destacaban sus actos de valentía. Durante el período Edo (1603-1867), el tatuaje incluso se convirtió en un accesorio de moda refinado para las clases adineradas de la sociedad japonesa.
Tatuajes y tatuajes
Sin embargo, otra clase social adoptaría los tatuajes: la yakuza (ヤクザ, la mafia japonesa). El tatuaje tradicional japonés, o irezumi (入れ墨), al ser muy doloroso, marcarse por todo el cuerpo era una demostración de valentía, determinación y devoción al clan. Este fenómeno se extendió tanto que el tatuaje se asoció exclusivamente con la yakuza, lo que finalmente condujo a su ilegalización en 1872.
Tatuajes de posguerra
La prohibición de los tatuajes en Japón se levantó por completo en 1948, durante la ocupación estadounidense de la posguerra. Sin embargo, la imagen negativa asociada a la mafia japonesa sigue profundamente arraigada en la sociedad, de ahí que muchos lugares aún prohíban a las personas tatuadas. Afortunadamente, si tienes tatuajes, te alegrará saber que la mentalidad está cambiando. La drástica reducción del número de yakuzas, junto con la popularización de los tatuajes por parte de grandes figuras del entretenimiento y la moda, está suavizando la percepción japonesa de los tatuajes.
En 2014, según una encuesta realizada por miembros de la Federación de Colegios de Abogados de Kantō a 1000 hombres y mujeres de entre 20 y 60 años, 16 de ellos tenían tatuajes. Esta proporción sigue siendo baja en comparación con la mayoría de los países occidentales, donde oscila entre el 10 % y el 25 %. Sin embargo, indica que la sociedad japonesa ha comenzado a considerar el tatuaje como una auténtica forma de expresión estética.
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