lunes, 13 de enero de 2025

Pilar Adón / “La ficción es el único ámbito que nos queda para romper ciertos corsés sociales"

 


ENTREVISTA

Pilar Adón: "La ficción es el único ámbito que nos queda para romper ciertos corsés sociales"

En su nueva incursión en el relato, la escritora nos ofrece en 'Las iras' 18 inquietantes cuentos en los que explora todo el horror y devoción capaces de desatar las emociones humanas. "Quiero retar al lector a forzar sus convenciones y sus límites"




Los lectores de Pilar Adón (Madrid, 1971) saben qué no deben buscar en su obra. Simplezas, convencionalismos, lecturas fáciles y temas obvios y complacientes son elementos totalmente ajenos a una poesía y una prosa coronada, entre otros muchos premios, con el Nacional de Narrativa de 2023. Pero con permiso de la galardonada novela, De bestias y aves, es en el cuento donde descollan las grandes virtudes de la escritora: su magistral uso de las elipsis y el tiempo suspendido, la extrañeza que provoca la realidad que enfoca su mirada y, especialmente, los silencios, todo aquello que no se nos termina de decir y que el lector debe ir rellenando por sí mismo.

Todos estos elementos configuran los 18 relatos de Las iras (Galaxia Gutenberg), un volumen que nació, según confiesa a La Lectura, como una obsesión. "Todos los cuentos tienen un mismo espíritu. Cuando terminé la anterior novela, de repente me entró una vocación brutal por escribir, trufado por mis grandes temas -la huida, el miedo, el duelo, el aislamiento, la necesidad de pertenencia y de hogar, la naturaleza...- sobre la dualidad entre encierro y libertad. Terminaba un cuento y el siguiente me salía otra vez con el mismo tema. Yo misma estaba muy asombrada, sinceramente no sabía a qué obedecía esta necesidad", explica.

"Es cierto que, al contrario que muchos escritores, que empiezan con la poesía, a la que yo llegué bastante tarde [su primer poemario, La hija del cazador, data de 2011, casi una década después de su debut narrativo], yo comencé a escribir desde el relato, y lo primero que hice fue uno en el que ya hablaba de un ser que encerraba en una habitación durante todo el texto", recuerda la escritora. "En realidad, aunque parezca paradójico, incluso contradictorio, yo encierro a mis personajes en busca de su propia libertad. La necesidad de encierro deriva de una necesidad brutal de libertad, de escamotearse y librarse de las presiones sociales, de las demandas que hacen los demás. Es una manera de permitirles ser ellos mismos".

"La literatura tiene esa maravillosa capacidad de hacer sentir al lector sin necesidad de que sea explícita"

Personajes estos de Las iras, siempre mujeres, casi siempre muy jóvenes, que cargan con un terrible secreto y una honda culpa. Que huyen o se encierran, o son encerradas, para que no las persigan o castiguen. Sutilmente, sin hacer explícito nada y con una trama al servicio del estilo, de la forma, que va envolviendo al lector en lugares y tiempos que podrían ser casi cualquiera, vamos comprendiendo asesinatos pasados o futuros, mentes desquiciadas por enfermedades o dobles personalidades, celos y envidias, venganzas crueles o incluso violencia nacida de la supervivencia.


Pilar Adón la semana pasada en su casa de Madrid.



"Soy consciente de que son cuentos que generan inquietud y ansiedad, pero no hay violencia explícita, no hay sangre, no hay actos de crueldad gratuita, palizas, ni nada por el estilo", defiende la autora. "Por fortuna, la literatura tiene esa maravillosa capacidad de explicar y hacer sentir al lector determinados sentimientos sin necesidad de que sea absolutamente explícita», celebra la escritora. "Y el cuento, como género, es perfecto para tratar estos temas porque genera en muy pocas páginas un universo entero que, en realidad, está generando el lector en su cabeza con las pistas que una le va dando. Al final, porque es el lector el que se lo lleva a su terreno y es el lector el que genera las historias", insiste.

Un lector al que Adón trata como un adulto, algo no tan habitual en la literatura actual, trasladándole la responsabilidad moral de comprender, de aceptar o no. "Los comportamientos de estos personajes son ciertamente monstruosos, pero derivan de que previamente se han sentido víctimas. Lo que hay en ellos es un afán de amistad, de amor, de sentirse protegidos. Y cuando estas chicas se ven traicionadas, ven que las personas que tendrían que encargarse de ellas, que cuidarlas y quererlas, las abandonan, nacen esos deseos de venganza que las vuelve monstruos y genera respuestas exageradas, que no son las deseables en la sociedad", explica la escritora. "Sin embargo, yo no voy a justificar los comportamientos de los personajes. Eso cada lector tendrá que ver si lo hace y cómo lo hace, porque no estamos hablando de sociología o criminología, estamos hablando de ficción. Y la ficción es casi el único lugar que nos queda para romper tabúes".

"La autocensura y la corrección política son algunos de los aspectos más peligrosos de hoy. Estamos volviendo a los dos rombos"

Confiesa la escritora que a medida que los relatos se apilaban en su escritorio obedeciendo a ese impulso febril de explorar todos estos limites morales y sociales, humanos en definitiva, "yo misma me preguntaba qué hacía escribiendo esto. Muchas veces no lo entendía, pero no quería autocensurarme. Creo que la autocensura y la corrección política son algunos de los aspectos más peligrosos de la sociedad actual", apunta Adón.

Es algo que no me gusta en la vida en general, y no digamos ya en la literatura, en la ficción. Por ejemplo, ahora las series empiezan poniéndote arriba avisos como: 'tabaco, sexo, luces parpadeantes'. Como si tuvieran que cuidarte o prepararte, como si hubiera miedo de qué va a pasarle al espectador. Me recuerda un poco, salvando las distancias, a aquello de los dos rombos. Y eso nos está perjudicando mucho, porque nos está privando del descubrimiento, de la libertad de aprender y de asombrarnos", lamenta.


"Nos están quitando la libertad de experimentar, por ejemplo, miedo, de ver hasta dónde queremos llevar nuestros propios límites individuales como ciudadanos inteligentes. Quien toma este tipo de decisiones cada vez nos considera menos capaces y más objeto de protección. Ya te digo que yo misma me preguntaba muchas veces qué estaba escribiendo, pero quería seguir y saber hasta dónde podía estirar el chicle. A ver hasta dónde podía llegar yo y a ver hasta dónde van a llegar los lectores", advierte. "Todos hemos visto películas para adultos o leído de niños, y no tan niños, cuentos de esos que no estaban edulcorados ni pasados por el filtro Disney. Y caramba, eran duros, pero no nos han frustrado ni convertido en asesinos en serie. La literatura es para mí el gran espacio de la libertad y no pienso renunciar a él".

"Todos hemos leído de niños cuentos que no estaban pasados por el filtro Disney y no nos han convertido en asesinos en serie"

Un último elemento perturbador en los relatos de Las iras, en los que hay homenajes más o menos explícitos a la novela Jane Eyre, la película La noche del cazador e incluso al mito bíblico de Caín y Abel -además de otros muchos que el lector debe descubrir- es que varios de ellos están protagonizados por niñas, narrados con su particular mirada. "Me he ido sobre todo a la a la adolescencia, a la primera juventud, porque creo que es el momento en el que todos estos sentimientos de dolor, ira, sensación de abandono, vergüenza o incomprensión, están exacerbados. Es una época muy, muy interesante que se nos olvida con el tiempo, pero creo que marca en gran medida luego todo lo que seremos", reflexiona la escritora.

"La adolescencia es una etapa llena de dualidades en la en la que, además, nos creemos que lo sabemos todo y en realidad no sabemos nada y es perfecta para explorar las emociones humanas en su versión más exacerbada. El primer duelo, la primera traición, el primer abandono, también el amor, la amistad... todo lo que venga acompañado del primer lo que sea son situaciones muy impactantes, de ahí la elección", explica Adón, quien apunta que "no todo es oscuridad, hay también mucha luz en estos cuentos".

"Es algo muy complejo de explicar, pero todo lo que puedo decir es que hay mucho atrevimiento, mucha voluntad de indagar, de arañar la realidad como una costra que rascas hasta sacarle sangre. Como he hecho conmigo, quiero retar al lector a forzar sus convenciones y sus límites". ¿La pregunta queda ahora en el terreno de ese lector: ¿se atreverá a adentrarse en el turbador y hermoso mundo de Las iras?


EL MUNDO


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