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William Shakespeare Ilustración de Ferando Vicente |
Mario Vargas Llosa
BIOGRAFÍA
El gran teatro del mundo
Todo está en Shakespeare, su época y la nuestra, la grandeza de la literatura
y los milagros que el arte realiza en la vida de las gentes
EL PAÍS
20 FEB 2016 - 18:00 COT
El teatro es, como los toros, un arte extremista, en el que una obra es muy buena o muy mala, pero no hay nada intermedio. Madrid, por apenas cuatro días, ha tenido la oportunidad de ver un montaje fuera de lo común, concebido por un director genial, el irlandés/inglés Declan Donnellan, de una tragicomedia de Shakespeare: Cuento de invierno.


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Todos los actores son tan buenos, cumplen tan rigurosamente su función específica, encarnan con tanta eficacia a sus personajes, que parece injusto tener que destacar la formidable interpretación de Guy Hughes como el paranoico Leontes, rey de Sicilia, sobre el que reposa buena parte de la obra. Lo hace magníficamente, con una versatilidad que le permite pasar de lo cómico a lo trágico, de lo sentimental a lo épico, con la misma desenvoltura con que llora, gime, se desmelena o carcajea. Parece mentira que un actor pueda metamorfosearse de tal manera y tantas veces en el curso de la obra. Los celos exacerbados de este demente, el rey Leontes, ponen en movimiento una historia que, arrancando de la candente tierra siciliana, recorrerá media Europa, provocando desgarramientos y catástrofes múltiples y mostrando una variopinta humanidad de pastores, pícaros, domésticos, nobles, señores, cómicos y troveros ambulantes, muchos de ellos con nombres y reminiscencias de mitos griegos. El embrujo es tal que, en un momento dado, nos da la impresión de ver al mundo entero al alcance de nuestros ojos, un pequeño universo en que, como en El Aleph de Borges, toda la humanidad viviente se pone a nuestro alcance.
Y los mismos elogios podrían hacerse de la iluminación, de la música, del vestuario. Unos cuantos cubos de madera le sirven a Nick Ormerod, el escenógrafo, para armar y desarmar unos escenarios que, pese a toda la sencillez de su estructura, nos hacen recorrer suntuosos palacios, páramos, campiñas donde pastorean los rebaños, aldeas campesinas, fiestas comunales.
'Cuento de invierno' delata la absurdidad y las bellaquerías en que se mueve la vida política


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