Los ojos deseados
Prólogo
de Eduardo Chirinos
Según
Pitágoras y Euclides, el ojo emanaba un haz de rayos que chocaba con los
objetos: la realidad podía verse porque era tocada por esos rayos que
regresaban de vuelta al ojo. Demócrito, por el contrario, pensaba que las cosas
irradiaban imágenes inmateriales que entraban al ojo a través de la pupila. Más
conciliadoramente, Platón estaba convencido de que algunos rayos partían del
ojo, pero otros partían del sol.
Si
las teorías de la antigüedad son sólo anécdotas para la historia de la
medicina, para poetas como Jorge Cadavid mantienen la vigencia de la que
gozaron en sus mejores momentos. Los ojos
deseados se propone como una fascinante teoría de la visión. Cada uno de
sus poemas es un breve estudio donde la sabiduría de la mirada responde a la
exigencia de la mejor poesía: la de hacernos ver el mundo de un modo diferente.
Las
visiones de Jorge Cadavid no apuestan por un misticismo idealista, sino por un
realismo radical y sin aspavientos. Con pasión de entomólogo, sus ojos
amplifican cada detalle de lo que ven hasta independizarlo de un todo
reconocible y familiar. De este modo, nos ofrecen una realidad que se aparta de
los dominios y las convenciones del lenguaje. El resultado es de una extraña y
turbadora belleza.
Estos
poemas nos demuestran que la poesía no empieza donde nace el lenguaje, sino
donde el lenguaje se repliega porque no tiene nada que decir.
Los ojos deseados
Bogotá, Común Presencia Editores, 2011
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