Autorretrato Bogotá, 21 de marzo de 2013 Triunfo Arciniegas |
Entre la negra y la feria
LA NEGRA VIDA DE TRIUNFO ARCINIEGAS
Por María del Rosario Laverde
¿Qué lo hace regresar cada año a la
Feria del Libro de Bogotá?
Aparte de
los libros, que son tan caros, los amigos, que no tienen precio. Y la negra.
¿En qué se parecen la feria y la
negra?
Con ambas
me siento iluminado.
Usted, que conoce otras ferias del
libro en América Latina, cómo cataloga esta feria? ¿Qué le falta? ¿Qué le
sobra?
Que sea
menos cara. Menos cara la entrada, menos cara la comida, menos caros los libros.
Que sea menos negocio. Que traigan escritores de renombre. Que no se confunda
tamaño con importancia. Que la feria se reinvente. Que sea más democrática,
menos jodidamente bogotana. En Colombia, país centralizado, los únicos
escritores que importan son los que viven en Bogotá y mantienen aceitada la
maquinaria de las relaciones.
¿Cómo ve la participación de Portugal
como país invitado a esta feria?
Portugal,
maravilloso país, bella elección. Pero es una pregunta para responder después
de la feria.
Usted pasa gran parte del año
viajando. ¿Cuáles son sus lugares favoritos para visitar y qué le aportan sus
viajes a su literatura? ¿Qué lugar le falta visitar?
Apenas
estoy empezando. El mundo es inagotable y requiere de varias vidas. México fue
mi gran pasión hasta hace poco. Con cada viaje, durante estos últimos doce años,
me daba cuenta que me quedaba todavía más país por conocer. Por ahora lo dejo
así. Creo que en cierta forma se me agotó la fascinación. Su comida dejó de
gustarme y eso es grave. Estoy agradecido, la cosecha fue buena. Pero creo que
seguiré con Brasil. Ya he ido dos veces a Rio de Janeiro, ya leo en portugués:
estoy empezando. El portugués, que antes lo veía como un impedimento, ahora es
un reto, un aliciente, una recompensa. Estoy haciendo realidad uno de los
sueños de mi vida: leer a Rubem Fonseca en su idioma. El mismo sueño que tuve
con Hemingway.
Autorretrato como gato Triunfo Arciniegas |
Otra de sus pasiones es la
fotografía. ¿Cómo llegó a ella? ¿Qué tan importante es para su oficio de
escritor? ¿Dónde puede la gente ver sus fotografías?
Desde niño
me apasiona la fotografía. Creo que la fotografía es el consuelo de los
pintores frustrados. Publico fotos en facebook y en mis blogs. Tengo uno
dedicado exclusivamente a esta pasión: http://fotosdetriunfoarciniegas.blogspot.com/. Cada vez estoy más fascinado con
las imágenes, mi mente es un infinito cajón de imágenes, cada vez escribo
libros con menos palabras, pero creo que para la escritura la fotografía no es
tan importante como los viajes.
A propósito de sus fotografías
sale a la luz otra de sus aficiones. Tiene usted unos blogs que alimenta
permanentemente con información particularmente literaria e imágenes de todo
tipo. Háblenos de eso.
Tengo diez
blogs, un monstruo de diez cabezas: seis en español, tres en inglés y uno en
portugués. Alimento cinco cada día. A veces siete. Es un trabajo agotador que
debo disminuir dentro de poco. Durante dos años les dediqué casi dieciocho
horas diarias y eso no puede seguir así. Diría que el blog más importante es De otros mundos , donde hay de todo, una verdadera
biblioteca ambulante, y el más personal, Ficciones.
Son más de 50 libros publicados,
¿cuál es el secreto para ser tan prolífico?
No es para
tanto. Simenon escribía una novela en una semana, cuando una novela en realidad
requiere dos o tres años de trabajo. Aquí es necesaria una aclaración: un libro
para niños a veces no supera las tres o cuatro cuartillas y puede escribirse de
un día para otro. Lo asombroso sería que hubiese escrito cincuenta novelas.
Tendría entonces unos ciento cincuenta años. De todas maneras, se requiere
disciplina. Los libros no se escriben solos.
¿Le queda tiempo para la negra?
Mi vida es
negra.
Viene a la feria con libro nuevo, que
ya fue reseñado aquí mismo. Cuéntenos sobre su génesis.
El niño gato es cosecha mexicana de 2006 o 2007.
Hasta el año pasado México me funcionó muy bien en cuanto a la escritura. Con
los viajes entro a un estado de hechizamiento que facilita la escritura. En
Pamplona reescribo, corrijo, pulo todo ese material que me dejan los hoteles.
Por ese hechizamiento no puedo precisar el origen de El niño gato. La escritura viene de golpe, como una fiebre. Las
historias saltan como liebres una tras otra, dos o tres el mismo día, y solo
tengo tiempo para atraparlas, sin preguntar de dónde vienen.
¿Por
qué abordar temas tan duros como el desplazamiento y las muertes violentas en
un libro infantil?
Quienes
hayan leído mis primeros libros saben que tuve una etapa fantástica, mágica y
poética. Pero creo que esa vena se agotó. Ahora me enfrento a temas más reales,
más cotidianos, pero con ese toque delicado, cercano a la poesía. Es decir,
cuento historias crudas con cierta delicadeza, como esos espantosos remedios
que tratan de disfrazar su amargura con un sabor a frutas. Nada más crudo que
un cuento de hadas, donde hay envidias, crímenes, sangre, castigos terribles, y
nada más fascinante que un cuento de hadas. Los niños sufren, se sienten solos
y confundidos en un mundo hecho a la medida de los adultos. Los niños padecen
la muerte de sus abuelos por leyes biológicas y, en países como el nuestro, la
prematura muerte de sus padres debido a la guerra y otras expresiones de la ambición
humana. Víctima favorita de la guerra, que le arranca un ojo, una pierna, un
brazo, una persona amada, el niño se llena de ausencias. Y no se olvide que para
un niño el divorcio de sus padres es tan catastrófico como una guerra. Las ciudades
rebosan de niños huérfanos, abandonados, engendrados por padres irresponsables,
niños que recorren las calles como perros o como gatos, buscando comida, niños
que duermen en un parque o debajo de un puente, que roban para sobrevivir, que
matan y que mueren pronto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario