lunes, 7 de agosto de 2023

La escritura secreta, de Sebastian Barry / Reseña

 



La escritura secreta, de Sebastian Barry: una reseña


The Secret Scripture (traducida al español como La escritura secreta), del galardonado escritor Sebastian Barry, es una novela angloirlandesa contemporánea, del 2008, donde historias personales son usadas para desestabilizar una historiografía oficial. La novela pertenece a la serie denominada como “Las novelas de Sligo”, del mismo autor, donde el condado de Sligo, Irlanda, es representado como un microcosmo conformado por las experiencias de los personajes que aparecen en todos estos textos. De esta manera, La escritura secreta es un texto que no solo puede ser leído de forma independiente, sino como parte de un corpus literario que lidia con la historia de esta región.


La novela se articula por medio de dos tramas entretejidas, las cuales se presentan a partir de documentos acerca de Rosanne McNulty, una mujer de 99 años, y su internamiento en el Hospital Mental de Roscommon. Al estar escrita en papeles sueltos que fueron escondidos debajo del piso, la primera versión de esta trama es el “testimonio de Rosanne sobre sí misma”, es decir, su propio intento de reconstruir su fragmentada historia de vida, así como mencionar las fuerza sociales opresivas que contribuyeron a su reclusión durante las secuelas de la Independencia irlandesa. Este recuento está repleto de inexactitudes y contradicciones que enfatizan la imposibilidad de crear un narración infalible sobre experiencias pasadas. De esta misma manera, el relato desafía la veracidad del discurso historiográfico, ya que su naturaleza es descrita como “memoria en oraciones decentes” (293) cuyos “medios sintácticos son traicioneros y falibles” (293). El segundo documento, titulado “el cuaderno de apuntes del Doctor Grene”, es la investigación del psiquíatra de Rosanne sobre su estado mental y la razones por las que fue internada en el manicomio de Sligo y luego en Roscommon. La narración personal de Grene acerca de la muerte de su esposa también contamina este supuesto estudio. A raíz de esto, el texto cuestiona la confiabilidad de la institución psiquiátrica, representada por Grene, ya que el propio doctor tiene problemas con su estabilidad mental y, después de entrevistar a Roseanne en numerosas ocasiones, admite que “la única cordura en duda… era la mía” (169). Al yuxtaponer ambos documentos, la novela intenta construir una nueva noción de narrativa(s) histórica(s) donde las historias personales, en especial las de mujeres oprimidas como Roseanne, se incluyen en la historia oficial de Irlanda para entretejer las piezas faltantes del “tapiz de la vida en Irlanda” (183), sin las cuales, como señala Grene, “se caería a pedazos” (183).

Sin embargo, el texto le recuerda a sus lectores con frecuencia que es imposible obtener una visión completa de la historia o la verdad, ya que los sesgos en el lenguaje escrito y la fragilidad de la memoria frustran los intentos del narrador por redondear tanto una narrativa personal como una oficial. Mientras que el recuento de Roseanne es poco confiable debido a su mente envejecida así como sus experiencia traumáticas, la investigación “objetiva” de Grene es igual de cuestionable, pues solo puede acceder a una historia de vida dada por medio del lenguaje escrito, lo cual abre la pregunta de si los propios lectores pueden creer lo que se narra en este texto. De esta manera, el final artificioso de la novela puede ser leído como una declaración del autor acerca de su postura ante la historiografía y la historia de su país. Esta novela sirve como un recordatorio de que cualquier acto de escritura es un artificio necesario que solo nos permite vislumbrar una verdad dada, ya que es tan sólo por medio de múltiples perspectivas de esa verdad que podemos (o no) llegar a una cierta compresión de la misma.

Asimismo, la aparente objetividad que la novela crear a partir del contraste entre ambos documentos refuerza esta idea. El texto pretende no tener un narrador omnisciente con acceso directo a las mentes de los personajes o con un control sobre la trama. A pesar de que tanto Grene como Roseanne fungen como narradores de sus respectivos documentos, hay un espacio liminal o una voz no identificada que los recopila juntos y que construye una supuesta objetividad, similar a la que es vista en libros de texto de historia donde los hechos son presentados como imparciales e incuestionables para un lector dado. Esto no sería posible en un ensayo literario con un “yo” marcado, por lo que este marco narrativo enfatiza la idea de que tanto las historias personales como las oficiales son igualmente artificiales, aunque siguen siendo necesarias para llegar a alguna semblanza de la verdad.

Por último, al ser parte de un corpus literario conformado por cuatro novelas, el final de La escritura secreta puede quedar abierto, debido a su conexión con los otros escritos de Barry acerca del condado de Sligo. El interés de Barry en la historia de la región y su postura con respecto a la falibilidad de estos recuentos quedan en primer plano en cómo no ofrece una visión única de los eventos dentro de su universo diegético. La escritura secreta invita a sus lectores a explorar otras narrativas que tan sólo son aludidas en esta novela al mencionar nombres de ciertos personajes que son desarrollados en el resto de “las novelas de Sligo”.


Andrés Pineda
Traducción al español: Camila Navarrete


Fuentes consultadas

Barry, Sebastian. La escritura secreta. Madrid: La otra orilla, 2009. Impreso.

LITERATURA ANGLO-IRLANDESA



No hay comentarios:

Publicar un comentario