jueves, 4 de julio de 2019

Hans Ruedi Giger / Li Tobler



Aerógrafo sobre fotograbado (70×97 cm)
HR Giger, 1974

LI TOBLER

El artista suizo HR Giger (1940) ideó esta obra como homenaje a su amante y musa por aquel entonces, Li Tobler, que es la imagen retratada en el inquietante y relajado rostro central. Esa amalgama de deformidades, calaveras, fragmentos óseos y una serpiente sobre la cabeza, llevando un collarcito con su nombre al cuello y con un fondo de huevos-cerebro, no debieron ser del agrado de la inspiradora. Y desde luego, la imagen de un falo entrando por su frente, lejos de ser interpretada como una comunión sexual con su mente o de querer penetrar en sus pensamientos al nivel más íntimo, le irritó de tal manera que cogió un cuchillo y desgarró el lienzo. A duras penas pudo Giger quitarle la idea de prender fuego a la pintura. Li se suicidó un año más tarde.
A pesar de los esfuerzos en la reparación, en Li I todavía se aprecian las marcas de la cuchillada.



El suicidio en 1975 de su mujer, la artista Li Tobler, marcó la oscura obra de Giger, que confesaba sufrir constantes pesadillas. Cuando Dan O’Bannon le conoció, recuerda cómo Giger le ofreció opio, droga que consumía porque le asustaban esas persistentes visiones apocalípticas. Los que trabajaron con él en Alien recuerdan que Giger parecía Drácula, “daba miedo”, hablaba en voz baja y solía contar que guardaba en su casa el esqueleto de su mujer. El genio enfermo, un tipo solitario, que siempre vestía de negro y prefería trabajar en la oscuridad, se obsesionó con una dantesca combinación que mezclaba cuerpos humanos desnudos con máquinas, con una gran carga sexual subliminal y fetichista. Su obra, de naturaleza sexual, partía del sexo como arte, mezclado con sus pesadillas. Un buen ejemplo de ello es su colección Xenoerotica. El amenazante bicho, al que le colgaba la baba y le sobresalía un cráneo reluciente, fue creado, para más inri, con plástico, caucho, huesos humanos y de rinoceronte. Sus fauces, con condones triturados. Y se le eliminaron los ojos del dibujo original para que pareciera más terrorífico, para que resultara imposible saber dónde miraba.



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