Dania Londoño
UNA MUCHACHA NORMAL
Room Service
Yo he sido una muchacha normal, he tirado con noviecitos
en el asiento de atrás de un carro, lo he hecho borracha
en un cine, en el baño de algún restaurante.
Dania Londoño
Le tengo pavor a que me miren así, con esa mirada de juzgarte.
¿Qué se creen los gatos?
Dania Londoño
Dania Londoño |
Prostituta colombiana involucrada en escándalo sexual con agentes de EEUU narra su historia en un libro
La prostituta colombiana Dania Londoño, protagonista del escándalo sexual con agentes del Servicio Secreto estadounidense, prepara un libro sobre su historia que está a punto de ser publicado en Colombia, según la revista Semana.
El título provisional del libro es “Room Service”, y cuenta la trayectoria de la joven hasta convertirse en prostituta y hacerse conocida por el escándalo que involucró a los escoltas del presidente estadounidense, Barack Obama, en vísperas de la VI Cumbre de las Américas de Cartagena de Indias en abril pasado.
Según la publicación, la historia de Londoño es la de una niña que hereda el apellido de un compañero sentimental de su madre porque su padre biológico se desentiende, y que queda marcada por esa figura paterna que está vinculada al mundo del narcotráfico en la isla de San Andrés y un buen día desaparece sin dejar rastro.
Después de ese hecho traumático, la joven se muda a la ciudad caribeña de Cartagena de Indias y consigue un trabajo como vendedora, con la mala fortuna de que su jefe abusa sexualmente de ella y decide renunciar.
Dania Londoño, quien ahora tiene 25 años y es madre de un niño, no pudo conseguir otro trabajo “y no vio una opción diferente a la prostitución”.
Tras el escándalo, la colombiana admitió que aceptó mantener relaciones sexuales con uno de los agentes, cuyo nombre dijo no recordar, a cambio de 800 dólares, aunque afirmó que “el hombre durmió toda la noche”.
Al día siguiente Londoño reclamó a voces, en un exclusivo hotel de Cartagena, que el cliente no le pagó la suma acordada.
EFE
http://noticiaaldia.com/2012/10/prostituta-colombiana-involucrada-en-escandalo-sexual-con-agentes-de-eeuu-en-cartagena-narra-su-historia-en-libro/
DANIA LONDOÑO
ROOM SERVICE
CITAS
Le tengo pavor a que me miren así, con esa mirada de juzgarte. ¿Qué se creen los gatos?
Compro sexo, vendo sexo, nos ponemos de acuerdo, tiqui tiqui, lo hacemos.
Una no es que se vaya con cualquiera.
Tengo una mascota, que es Valentino, mi perro, (...) es lo que más quiero en esta vida. Es un pug, de esos de los Hombres de Negro. Me encantan los perros, tal vez porque nunca te sientes en peligro con ellos.
Soy una mujer normal, siempre lo he sido. Tengo peluches, ositos, animalitos.
Un hombre inteligente no se caracteriza porque no comete errores sino porque está dispuesto a rectificar los cometidos.
Aquella noche cuando estábamos en eso, otro del grupo de los agentes secretos se monta en la barra y empieza a bailar todo erótico, pero como era el gordito no reíamos. ¡Ay, el gordito¡
Para entender qué pasó quizás es necesario pensar en el choque de dos culturas.
En ese mar Caribe contaminado, ese mar que te cocina a baño María, ese caldito, todos son sobrevivientes.
Yo sigo siendo una persona sencilla, me gusta el arroz, los fríjoles, la carne asada, y de vez en cuando que me sepa a mar la boca.
http://www.publimetro.co/delamenorimportancia/dania-londono-y-las-10-frases-mas-extranas-de-su-libro/lmkljq!E9TFe5CMVwpxU/
“Una prepago sabe educar al hombre para que se venga o no se venga rápido, que no se le derrame, que la atienda en esta posición, en esta otra, de pie sin apoyarse, desde abajo, en formas raras, después en las rápidas, poniéndose ella en cuatro, como perrita, o él arriba y ella con las piernas bien altas, acariciándole con los pies la cabeza. ¿Y por qué van a decir que esto no debe cobrarse?”.
“No me gusta vestir muy sexy, aunque a veces visto sexy, y cuando visto así me paso. Me miro en el espejo y me admiro cuando me visto de esa forma. Pero lo normal es ser normal, mi natural, que seduce mucho. Claro que ya en la situación me pongo perra. Cuando llego a un punto me ubico, digo voy a hacer esto, y a partir de ahí actúo como una perra”.
“Lo que más me gusta ahí es sentir cuando al hombre el pipí se le empieza a poner duro. Me hace sentir mujer, me digo cómo le gusto, le inspiro morbo, lo hago excitar rápido”.
“Él cree que yo también estoy arrecha porque me toco y me sobo, pero nada, yo estoy como si nada en el mundo. Solo es lo que hago para que él sienta eso. Para mí es lo más normal que el tipo se arreche por mí, que se le pare conmigo, que me la quiera meter”.
“Estábamos prendidos con los tragos, habíamos tomado bastante vodka, pero no era que estuviéramos ebrios para caernos al piso. Y yo quería hacer desorden, soy una pelada extrovertida, me gustaba el hombre, y le dije que jugáramos con las bolitas chinas. Y él me dice que bueno. Pero antes le doy de fumar marihuana, creepy, cultivada en invernadero, que siempre les doy a mis clientes para que la pasen más rico. Y cuando está bien sueltito, le meto una bola china, dos bolitas chinas, que él ahí en la segunda empuja con su cuerpo buscando presionar mi mano para que entre la bolita. Pero la tercera bolita como que se arrepiente, y me dice que no quiere más bolitas. Y yo dejo de hacerle eso. Entonces tenemos sexo, normal, nada fuera de lo normal, ni sexo oral ni nada. Sexo normal, yo le apretaba mucho las nalgas cuando él estaba dentro”.
“Cuando lo que te encargan es que los desvirgues ya es más difícil, primera vez que tocan a una mujer, esos niñitos se enamoran. Yo jugaba, les mamaba gallo, es tu primera vez, tienes que tener calma, mira, te voy a ayudar para que se te para tu pajarito. Me vestía sexy, los estimulaba, les mostraba las tetas, el culo, todo, los trataba lindo, le ponía mucho erotismo. Y les hacía maldades, como tocarles el pipí, darle golpecitos, molestarlos, cosas así”.
“Los hombres necesitan liberar sus deseos, y si no tienen tiempo para esforzarse en conseguirlo seduciendo a una mujer, convenciéndola, o no lo tienen con la que está con ellos, lo compra a quien se le ofrezca”.
“Y le doy besitos en la boca, lo toco por aquí, comienzo a decirle cositas, para llegar al momento…Peor, porque nos acostamos y era tirando, tirando, y nada que acababa, y yo pensaba: Ay, Señor, sácame de esta, ya no quiero más, y el hombre nada que terminaba, y yo tenía que esperar a que se viniera para que todo quedara cerrado. Yo le decía: Ya, vente que me tengo que ir, ya tu tiempo se acabó, me da mucha pena”.
“Y es eso que nadie ha nacido sabiendo. Una lo va descubriendo, ve porno y aprende, dice: Ah, esta mujer hace esto, a los hombres les gusta eso, y una se la mete en la cabeza el morbo. Yo me metía mucho morbo en la cabeza, y ahí uno juega, eso es un juego en la cama”.
“Yo prefiero la intimidad, con un solo hombre, y ahí hago mil maravillas, pero cuando está el morbo de que queremos ver, pues cobro más. Me fumo un tabaco de marihuana para coger poder, para coger fuerza, y ahí me meto en el cuento, me lo creo y lo hago. Pero no me gusta besar a las mujeres en su chocho. Les beso las tetas, pero no abajo. Que me lo hagan a mì me gusta, que me besen, pero no hacerlo. Me gusta porque las mujeres conocemos los puntos débiles de nostras mismas, sabemos dónde es más rico, y por eso con una mujer es más rico hacer el amor que con un tipo”.
“Una vez un alto ejecutivo me dice que no quiere tener sexo, que quiere que le amarre las bolas, eso. Yo no tenía con qué amarrárselas, así que lo hice con los cordones de sus zapatos, muy duro, y eso le excitaba. Le di cachetadas, que me pidió y gemía, le gustaba”.
“A uno no se les paraba, pero mi hombrecito fue de los buenos, siempre tuvo su pipí parado, a él no se le bajó en ningún momento. Pero cuando se colocó encima de mí, juás, se vino enseguida”.
Dania Londoño |
“No recuerdo haber hecho una lluvia dorada, si lo hubiera hecho seguro lo recordaría, pero no me gustan esas cosas, aunque si me hubieran ofrecido plata por hacerlo hoy podría contar que se siente. Imagino que debe ser agradable, orinarle la cara a un tipo que te está pagando para que le hagas eso”.
“Un día que estaba con un cliente en Panamá, llamamos a una línea caliente. El hombre se puso a mil con eso. Colocó el teléfono en altavoz y yo escuchaba. Él reía, al principio me tocaba, pero después se sentó en un sillón al lado del teléfono y empezó a masturbarse”.
“Llego al apartamento, él cierra la puerta y me pregunta: ¿Tienes jugueticos? Le digo: Tengo, pero en mi casa, acá no…Me esposa a la cama, me echa un poco de arequipe en el cuerpo, y a lamerme, y yo riéndome al principio me parecía divertido, lo disfrutaba…Entonces saca un vibrador, y digo: Me va a meter el vibrador, pero me suelta y me pide: Méteme este vibrador a mí. Ay ¿tu nunca le has metido un vibrador a un hombre?...”
“Hacer un buen sexo oral tiene sus claves. La primera es saber respirar por la nariz, para evitar atragantarte. Otra es la posición, arrollida, o sentada en el borde de la cama, o en un 69, tentando al hombre para que te lo haga mientras lo haces. Y para que él sienta más, acariciarle el pipí de arriba abajo, con la mano pegada a la boca, acompañando los movimientos. Y succionar cuando echas la cabeza atrás, sin rozar con los dientes, que es de lo que más se quejas ellos cuando dicen que las mujeres no saben mamar”.
1 de noviembre de 2012
http://bogota.vive.in/libros/articulos/noviembre2012/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_VIVEIN-12350178.htmlDania Londoño |
Dania Londoño
LO ÚNICO DIFERENTE ES QUE ERA MÁS BRUTO
"Yo no sospeché que aquel hombre en Tu Candela fuera un agente de seguridad. Ni que sus amigos lo fueran. Nada. Me pude imaginar que era un soldado, pero en realidad ni lo pensé. Se supone que si era un agente tenía que tener sus gafas, su traje negro, camisa, y yo no vi nada de eso. Y el comportamiento de él tampoco daba para pensar nada especial, era como cualquier hombre. A la larga lo único diferente es que era más bruto, porque si fuera inteligente no hubiera permitido que ocurriera lo que ocurrió. Y dicen que trabajaba en Inteligencia.
Ahora que lo pienso me viene la idea de que muchas cosas andan mal quizás por eso, porque hoy cualquiera ocupa puestos que no debiera.
Cuando estaba en Dubái veía las noticias de la investigación en el Congreso de Washington y pensaba en haber enredado hasta al Presidente de Estados Unidos. Pues, ¿qué puedo sentir? Yo me dije, siempre he vivido lo que ha ido cruzándose en mi vida, tomando decisiones apresuradas, siempre he sido así, arrebatada. Pero no debe ser malo eso ya que he llegado tan lejos.
Lo que pensé fue: Estoy en la boca de Obama, ¡por Dios!, como prostituta o sea como sea, moví al Servicio Secreto, puse a hablar de mí al director de la CIA, al Presidente de Estados Unidos. Y eso a mí me satisfacía. Es que, visto desde ahora, es un orgullo, ¿no?, un orgullo de mujer sencilla, que recibe un reconocimiento al luchar por sus derechos. Porque eso fue lo que hice, luchar por mis derechos, por hacer cumplir un acuerdo que ese señor había hecho.
Pero al principio eso lo que me daba era miedo. Me daba miedo porque pensaba que podían tomar represalias conmigo. Es más, yo en La W dije, como una defensa, que si a mí me llega a pasar algo yo no he dado motivos, soy una persona normal, yo no tengo líos con nadie, líos tienen ellos. Porque yo ahí ya había analizado, ya había estudiado quiénes eran ellos, que son francotiradores, todo eso, y me asusté. ¿Qué tal que venga aquí un hombre y me mate? ¿Quién va a saber quién es? Ese era el miedo, y todavía lo siento.
Aunque no lo parezca, siento mucho miedo. Pero ahora no tanto con ellos, más bien con la gente aquí en Colombia, ahora lo siento, que me tiene mucho odio, mucha rabia por haberme atrevido a reclamar lo mío. Y porque me fue bien. Porque en Colombia lo que hay es mucha envidia. Por eso evito salir, yo me paso aquí días deprimida, paso llorando, pero prefiero estar aquí que corriendo peligro afuera, porque la gente es mala, y como dicen que dañé la imagen de Colombia y de Cartagena, muchos piensan que alguien debe castigarme por eso.
Cuando ocurrió todo esto mi amigo Tony me preguntó un día si me gusta Obama, le dije que no, pero me puse nerviosa y me dio risa, porque es un moreno muy atractivo, muy chévere, me encanta cómo habla, cómo camina. Obama es un hombre que inspira morbo, se le ve como todo un estilo, un hombre que manda, que tiene el poder, y eso excita a cualquier mujer. Pero le dije: Ay, Tony, ¿cómo me vas a hacer esa pregunta a mí? Él es Presidente de Estados Unidos, hasta gratis se lo daría. Y que me diga: Dania, ven, ten algo conmigo y ya no hables más del escándalo con el Servicio Secreto, que me agitas la campaña de la reelección. Me da mucha risa, creo que pasarán años y seguiré teniendo nervios cuando piense en todo esto.
Pero he pasado mucho miedo. Cuando estaba en Dubái, me contó Tony que andaba por Cartagena gente rara entrevistando prostitutas, averiguando cosas entre ellas. Y yo empecé a temblar. No sé por qué, pero temblaba de los pies a la cabeza. Porque en Colombia es tan fácil matar a la gente, y ellos yo sé que matan cuando quieren, y nadie les puede hacer nada. Desde que les metieron aquellos aviones en las torres de Nueva York, ellos tienen permiso para matar donde quieran. Y nadie puede andar preguntando por qué, porque también “lleva”.
Es que corrió un rumor que yo era terrorista, y que había armado un complot. Un abogado me demandó, todavía estoy demandada en la fiscalía de Cartagena por ese abogado, que yo ni sabía que existía. Después de que hablé en La W él salió diciendo que yo tenía un novio árabe, que es mentira, pero dijo que él era mi jefe, no un novio, un jeque árabe decía. Que yo tenía una orden de ese jeque árabe para que destruyera a los agentes de seguridad de Obama, una historia disparatada, que yo les iba a echar algo en los tragos a ellos, y que anduve buscando dos niñas de Alondra, que es un puteadero de lo más bajo de Cartagena, de lo más bajo que hay. Que yo había buscado dos niñas de ahí y le había ofrecido a cada una cien millones de pesos para que me ayudaran a hacer ese complot contra los agentes de seguridad de Estados Unidos. Una locura tan loca que hasta provoca risa. Y eso es lo que me dio al principio, risa, cuando lo veo en Internet. Porque yo me la paso mirando Internet desde que ocurrió esto, y más pegada estaba cuando me quedé aislada en Dubái. Me he obsesionado con Internet, mirando todo el tiempo el Facebook, viendo ahí todos los disparates de este hombre, ese abogado, que me había demandado en Estados Unidos, que yo era terrorista, que había prostituido menores de edad. Yo me dije: ¿Esto qué es, un episodio de qué?, ¿qué montaje es este? Y después de la risa me dio más miedo.
Era tan loco, tan disparatado, pero le daban prensa. Ahí tenía que haber alguien montándome un lío, porque eso sí, si uno hacía los nuditos hasta parecía que tenía sentido. Pero también era ridículo para mí, porque yo sabía lo que había sido todo aquello. Yo peleando por tratar de cobrar mis ochocientos dólares, y les voy a pagar a cada una cien millones de pesos.
Además, ¿cómo iba a saber yo que ellos eran ellos? Se supone que si es la seguridad de Obama estaba allí era de incógnito. ¿Cómo iba a saber yo que ellos iban a ir a esa discoteca? Era algo ilógico, pero al mismo tiempo es una historia que, si te pones a mirarla, hasta concuerda: Estados Unidos, Dubái, Cartagena…
Al salir de la Embajada de Estados Unidos en Madrid, donde respondí a las preguntas de dos agentes, mi abogado les explicó a los periodistas que yo les había contado a los agentes del Servicio Secreto de ese país que me interrogaron todas las circunstancias, modo y lugar de los hechos, explicando lo ocurrido en la habitación de un hotel de Cartagena durante la Cumbre de las Américas, cuando uno de los integrantes del Servicio Secreto no me quiso pagar lo acordado por los servicios sexuales prestados. Y él les informó a los periodistas que los investigadores no le pusieron ninguna atención a la versión del abogado. Y les dijo que ese abogado representaba a dos prostitutas cartageneras, y me acusó de estar al frente de una conspiración ideada en un país de los Emiratos Árabes, sin ninguna prueba.
Me encanta lo bien que se expresa mi abogado, cómo sabe poner en orden las cosas, presentarlas, convencer con la forma en que las muestra. Me sorprende. Yo soy de hablar mucho, pero cuando me encuentro con alguien que piensa bello, que sabe ordenar las cosas cuando las cuenta, lo que más me gusta es quedarme en silencio, escuchando.
Eso de la embajada fueron como cuarenta minutos, algo así. La parte en que hablé con ellos, porque antes hubo una espera, obvio, era la Embajada de los Estados Unidos de América.
Ahí toca esperar, y no ponerse inquieta. Entonces cuando pasamos, Abelardo, mi abogado, me presentó, habló de mí con mucha cortesía, ellos escucharon, y luego empezaron a hacerme preguntas y a anotar cositas.
Los agentes me preguntaban todo lo que había pasado durante esa noche, y yo les contesté cada pregunta que me hicieron. Ellos no decían nada, no opinaban, en ningún momento hicieron comentarios sobre la actitud del hombre que no me quiso pagar. Ellos simplemente me preguntaban, eran un hombre y una mujer. Y yo los observaba, mientras hablaba. Y no dejaba de preguntarme cómo pueden ser tan fríos. Y al mismo tiempo me sorprendía que no fueran nada especial. Y esperaba, como diciendo: Vamos, disparen sus preguntas terribles, muéstrenme que son quienes se supone que debo imaginar que son ustedes.
Ahí en la embajada me sentí otra vez como cuando me enteré que aquel hombre atractivo, guapo, de pelo cortito, un poco encantador, aunque bajito, era un agente secreto al servicio del mismísimo señor Presidente de los Estados Unidos. Y me quedó la sensación de que hemos visto demasiado cine, muchas películas, tantas que nos han hecho pensar que es real algo que no existe.
Me encantó estar en Madrid y volver a ver a mi mamá. Yo tenía mucho tiempo de no verla, y llegar ahí me hizo olvidar de todo lo que estaba pasando. Disfrutar casi un mes con mi mamá fue como un premio, sentirme otra vez la hija, la niña en casa.
Mamá pidió vacaciones en su trabajo, me llevaba a pasear en el carro, a conocer Madrid, los pueblitos cerca, con mi hermano. Comimos tapas, jamones, queso manchego, tomamos vinos muy buenos, Rioja, Ribera del Duero. Me divertí mucho esos días."
http://www.elheraldo.co/tendencias/room-service-el-libro-de-dania-londono-85473
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