Charles Bukowski |
Brillantes y atormentados:
cómo el cine mostró a cinco escritores famosos
Recordamos algunos grandes largometrajes sobre genios de la prosa
Milagros Amondaray
LA NACION
MIÉRCOLES 12 DE OCTUBRE DE 2016
LA NACION
MIÉRCOLES 12 DE OCTUBRE DE 2016
*1. DAVID FOSTER WALLACE - THE END OF THE TOUR (2015, James Ponsoldt)
Uno de los tantos aciertos de la película de James Ponsoldt es que no se distrae en lo banal de caracterizar a Jason Segel como David Foster Wallace (más allá del necesario uso de la bandana) porque hay una tarea de fondo mucho más relevante: transmitir su desolación en un mundo de consumismo creciente. En The End of the Tour lo vemos al escritor en pleno auge por la edición de su impenetrable e imprescindible novela Infinite Jest, fenómeno que conduce al periodista y escritor David Lipsky ( Jesse Eisenberg ) a pasar unos días con él antes de que concluya el tour promocional.
En cierta medida, el film de Ponsoldt se mueve a contramano de las biopics, pero a la par de su objeto de estudio, poniendo el acento en conversaciones que van desde lo "trivial" (la comida chatarra, Duro de matar) hasta lo ineludible (la depresión, el consumo de drogas, lo arbitrario del éxito) con Segel y Eisenberg en un mano a mano que termina como el encuentro efímero entre Wallace y Lipsky: con un apretón de manos, un saludo y un auto que se aleja.
*2. TRUMAN CAPOTE - CAPOTE (2005, Bennett Miller)
Quien haya leído a Truman Capote sabrá que el escritor capitalizaba su megalomanía de manera brillante, incluyéndose a sí mismo en la obra como si fuera un personaje más, como fue el caso de la extraordinaria novela corta Féretros tallados a mano, donde el ejercicio periodístico cobraba una profunda relevancia en medio de un hecho criminal. En Capote, la biopic de Bennett Miller escrita por su frecuente colaborador Dan Futterman, se muestra cómo el ego desatado del escritor de Nueva Orleans parecía destinado a atentar contra el proceso creativo hasta que Capote supo cómo revertir la situación y concebir A sangre fría, indiscutiblemente uno de sus mejores trabajos.
Oscura y árida como el más reciente largometraje de Miller, Foxcatcher, Capote se concentra en una máxima del escritor en relación a su vínculo con el asesino Perry Smith (Clifton Collins Jr.): ambos crecieron en hogares negligentes, pero solo uno de ellos pudo salir victorioso por la puerta delantera. A Philip Seymour Hoffman , que si bien se entrega a la mímesis, le sobraba talento para en simultáneo escarbar en la humanidad (o la falta de) de un artista que era muy consciente de cómo la literatura ocasionalmente se erigía como un arma de doble filo ("cuando Dios te da un don, también te da un látigo").
*3. JOHN KEATS - BRIGHT STAR (2009, Jane Campion)
El aleteo de las mariposas es frecuente en Bright Star y sabemos cuál fue la motivación de Jane Campion para incluirlo. Lejos de constituirse en una metáfora poco inspirada del intenso y breve amor, Campion lo usa como símbolo de la filosofía del poeta John Keats no solo para la composición literaria sino también para la vida (aunque en su caso no fuera posible emanciparlas), filosofía fuertemente anclada en exprimir esos "días de perfección como los que tienen las mariposas", en aspirar a lo trascendente aún sabiendo que era fútil. Campion restringe el foco mostrando los últimos tres años de la vida de Keats (el infalible Ben Whishaw) y su relación con Fanny Brawne (Abbie Cornish) a través de planos de la naturaleza que los contenía, de las puertas y ventanas que los separaban y de esos gestos sutiles que eran sinónimo de torbellinos.
En Imagen de John Keats, Julio Cortázar escribió que el amor que el escritor sentía por Fanny, un amor que estaba supeditado a la enfermedad del poeta, "no podía abarcar la realidad". Bright Star, cuyo título fue tomado del fragmento de un poema de Keats, precisamente no apuesta a lo magnánimo sino a los delicados y efímeros instantes de disfrute.
*4. ANAÏS NIN - HENRY & JUNE (1990, Philip Kaufman)
"He llegado a tal grado de pasión que cualquier cosa que pudiera escribirte ahora abrasaría el papel", le escribió Henry Miller a Anaïs Nin en una carta que data del 28 de julio de 1932. La extensa respuesta de ella no tardó en llegar y comenzaba con estas palabras: "Tenemos una extraña forma de anticiparnos el uno al otro en nuestros pensamientos". La intensidad que brotaba de ese intercambio epistolar no se comparaba, sin embargo, con la que se desprendería de las cartas posteriores, una vez que el idilio entre ambos comenzaba a convulsionarse cuando entraba en escena June Miller, esposa del escritor, por quien la autora también se sentía atraída.
Basada en la obra autobiográfica de Nin, Henry & June es acaso demasiado correcta a la hora de abordar ese complejo triángulo amoroso (y literario), pero cuenta con una gran interpretación de la portuguesa Maria de Medeiros, quien seduce como lo hacía Anaïs con ese don para penetrar con la palabra.
*5. CHARLES BUKOWSKI - BARFLY (1987, Barbet Schroeder)
Hay una cierta simetría entre The End of the Tour y Barfly: ambas películas muestran a sus respectivos protagonistas hablando de la literatura como antídoto contra la soledad. Así como David Foster Wallace aseguraba que para sentirse menos solo acudía a las palabras porque "siempre vamos a ser una cara en la multitud", Charles Bukowski (y su álter ego Henry Chinaski) definía a dichas palabras como "las cosas que hacen a tu mente silbar" y que ayudan "a vivir sin dolor, con esperanza, no importa lo que suceda". En Barfly,Mickey Rourke se pone en la piel de Chinaski años antes que Matt Dillon - quien haría lo propio en Factotum de Bent Hamer - y lo hace con el invalorable aporte de Bukowski en el guión y con una melancólica dirección de Barbet Schroeder, un cineasta quien siempre tuvo ojo para lo nocturno.
"Los grandes hombres son quienes más solo se encuentran", escribió el gran Charles y Rourke personifica ese disfrute de lo errante con el mismo grado de "resistencia" (palabra clave para el universo Bukowski) con el que interpretaría a Randy en El luchador, ese hombre que necesitaba sentirse vivo a toda costa, consciente de que estar aislado no es una maldición sino un regalo, "la única buena pelea que existe".
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