miércoles, 13 de mayo de 2015

Oscar Collazos / Uno no se da cuenta cuando adquiere las buenas costumbres

Oscar Collazos

Óscar Collazos
BIOGRAFÍA

"Uno no se da cuenta 

cuando adquiere las buenas costumbres"


ISABEL VALLEJO JIMÉNEZ
LA PATRIA | MANIZALES

Así se presenta en su cuenta de Twitter: Escritor, periodista de opinión, profesor universitario y Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar a mejor columna de opinión en el 2003 y 2004.
Quizás a Óscar Collazos le falte resaltar que fue reconocido como doctor honoris causa en Literatura por la Universidad del Valle, en 1997, biógrafo de Gabriel García Márquez y que es una máquina de información. Aunque de esta última cualidad se percatan quien leen sus obras y tienen la oportunidad de hablar con él. Es un buen conversador y observador, características que le permiten llenar sus cuentos y novelas de minuciosos detalles. Tiene una memoria impecable que sobresale cuando narra sus críticas literarias.
Collazos nació en el municipio de Bahía Solano (Chocó) hace 71 años. Es sobreviviente de dos divorcios y hace 11 años comparte su vida sentimental con Jimena. Cuando escribe solo acepta la compañía de música clásica, se considera un lector "excesivo" y desde hace 15 años vive en Cartagena.
LA PATRIA habló con el escritor, quien estuvo hace poco en Manizales debatiendo con universitarios sobre política y conflicto, temas preponderantes en sus cuentos y novelas.
- ¿Cómo ve a Manizales?
Ya es una ciudad y me llama la atención que es ordenada y limpia. La gente la cuida y eso es muy difícil de encontrar en otras partes de Colombia. Cartagena, por ejemplo, es un despelote. La llamo la ciudad verdolaga, que crece y se extiende a su antojo.

- En particular, ¿Cartagena tiene altos niveles de inequidad?
En noviembre se dan las fiestas populares, de la Independencia, y eso tiene un sabor popular. Se da en la misma época del reinado, pero en este caso lo importante para el mundo son las reinas. Es más mediático.
En la actualidad, el reinado ya no tiene el mismo apogeo de años atrás, ya no es una verdadera competencia de departamentos. Si no fuera por el patrocinador, probablemente ya se habría acabado por agotamiento.
Eso es una muestra de lo que es Cartagena, el reinado no es un evento de la ciudad, pero sí un evento cerrado que se transmite por televisión. No implica a la ciudad ni la condiciona.

- Sus primeros cuentos se desarrollan en el contexto social de la época de Buenaventura y del pacífico. Si hoy se leen esos escritos, la atmósfera parece la misma. ¿No llegó el siglo XXI?
A esas regiones no les tocó el desarrollo, la distribución de las riquezas, los avances económicos. Hace 50 años podía adivinarse qué iba a ser de Buenaventura. Por un lado estaba un puerto muy rico, por donde sale la gran parte de la mercancía que exporta Colombia, y por otro, una ciudad separada de ese apogeo. Se podía ver que esa desigualdad iba a aumentar, que iba a generar que el narcotráfico y la criminalidad iban a ser los mayores empleadores. Eso pasa en toda la franja del pacífico, desde Nariño hasta Chocó. El estado nunca hizo ni hace presencia. El narcotráfico es el colono del siglo XXI.

- Es de la generación posterior a Gabriel García Márquez, ¿se sintió apabullado por este escritor?
No. Hubiese sido un error sentirse así, porque a partir de cierto momento había que considerar a Gabo como un escritor excepcional. De esos que se dan solo cada cierto tiempo, de siglo en siglo. Uno no se esconde cuando sale el sol, uno sale a calentarse con él. Circuló durante mucho tiempo esta versión, pero siempre me pareció descabellada.
Los escritores que venimos después, como Germán Espinosa, Roberto Burgos Cantor, Gustavo Álvarez Gardeazábal, Fernando Cruz y Darío Cruz hicimos obras sin pensar en que Gabo nos opacaría. Por supuesto no alcanzamos la fama ni gloria nacional e internacional de él, pero en realidad uno escribe porque no sabe hacer otra cosa.

- ¿Cuál libro prefiere de Gabo?
El amor en los tiempos del cólera por sobre todas las cosas. Tengo una pequeña ventaja que, a la vez, se me convierte en desventaja, soy biógrafo de García Márquez. Escribí una de sus primeras biografías en 1983, a los pocos meses de que ganara el Premio Nobel. Doy la cátedra de García Márquez, en la Universidad hace 10 años, así que de alguna manera él hace parte de mi vida y de mi memoria como escritor y académico.
El día de su muerte volví a leer dos capítulos de Cien años de soledad, ese fue mi homenaje. Me sé de memoria la primera frase de este libro: "Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar la tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era una aldea..."

- Sobre periodismo, ¿a quién admira?
Admiro por la manera como escribe, investiga y su valor civil a Daniel Coronel. Convirtió su columna en una unidad investigativa. También leo y me fascina, aunque a veces no esté de acuerdo, a Antonio Caballero. Me gusta Alberto Salcedo Ramos, escribe crónicas, ese género tan difícil, pero cercano a la literatura. Es muy bueno, es un maestro de jóvenes, siendo él joven.

- ¿Lo bueno y lo malo del periodismo?
Es un espacio en el que digo las cosas que no puedo decir en la literatura. Lo malo, es que se ha dejado arrastrar por el vértigo de la información, de la chiva, de lo frívolo. Al volverse tan competitivo, sobre todo el impreso, se ha superficializado, muchas veces, sus contenidos.
Me parece inconcebible y, se lo digo a mis amigos editores, que la sección de espectáculos esté al lado de la de cultura y que la llamen cultura y entretenimiento. La cultura se mueve en una dimensión más modesta. No deberían confundirse, deberían ir separadas. Es una pelea perdida.

- Sobre su narrativa, ¿cómo lograr esa facilidad descriptiva?
Uno no se da cuenta cuando adquiere las buenas costumbres. De repente, llegó. Tengo un gran sentido de la observación y el detalle es supremamente importante. Entonces se desarrolla una curiosidad instintiva por llegar a un sitio y en una primera mirada saber que hay muchas lámparas, solo una o que el sitio es espantoso.

- ¿Al periodismo cotidiano no le hacen falta esos detalles, esos protagonistas?
Probablemente, pero el periodista no tiene tiempo. Aunque debería procurar por no solo contar el hecho, también hablar con las víctimas y que ellos cuenten su historia. En mi caso nunca hice periodismo diario, no trabajé en una redacción, empecé haciendo crónicas y hace 20 años periodismo de opinión. Me perdí esa experiencia.

- En su rol de maestro, ¿cómo ve a los estudiantes?
A los jóvenes les falta más preparación, más disciplina, hay un déficit enorme en la escritura. Es una epidemia. Se está perdiendo la capacidad de comunicarse por escrito. Se redujo el habla, el lenguaje. Mucha gente dice que es quizá por la existencia de muchos aparatos, probablemente es eso, pero hemos delegado la función de comunicarnos a una máquina. Hasta ya se hace el amor de manera virtual.

Óscar Collazos en 5 datos
1. Es columnista de El Tiempo y El Universal de Cartagena.
2. Sus textos han sido traducidos al alemán, al francés, al italiano y al danés.
3. En 1968 partió hacia varios países de Europa. En esos momentos ya era un escritor progresista. Se encontró con la realidad de muchos latinoamericanos que escapaban de las dictaduras de Suramérica.
4. Regresó a Colombia en 1990. En ese entonces dijo observar que muchos de los valores y estructuras que los ciudadanos colombianos poseían, se habían perdido. Habló de la "criminalización" de la sociedad, apelativo con el que se refirió a las consecuencias del narcotráfico y a la oleada de corrupción y violencia de los años ochenta.
5. El Ministerio de Cultura publicó hace cuatro años una antología de sus mejores cuentos.

Recomienda de su repertorio
- Para leer la sociedad actual: El señor siembra, La modelo asesinada y Tierra quemada.
- Para niños y adolescentes: La ballena varada.



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