del rojo a la mariposa: el retrato de carlos iii como rey está cargado de simbolismos
EL ROJO Y LA MARIPOSA: UN RETRATO LLENO DE SÍMBOLOS
En un primer vistazo, el retrato no se parece en absoluto a otras representaciones de monarcas surgidas a lo largo de la historia. Sin embargo, se trata de un contraste con intenciones por parte del artista: "El color vivo de los esmaltes en el fondo [...] inyecta una sacudida dinámica y contemporánea en el género con su tono uniformemente poderoso", explica Yeo en el comunicado oficial.

Carlos III destapando su primer retrato oficial en el Palacio de Buckingham.
La tradición, sin embargo, también tiene un gran e inevitable peso en el retrato, aunque puede pasar desapercibida por la viveza de los colores. En este, el rey es representado con un traje militar y con una espada en la mano, algo más característico en los retratos reales que nos deja la historia del arte.
LOS RETRATOS REALES: DONDE EL PODER Y EL ARTE SE ENCUENTRAN
Desde su aparición, aproximadamente entre los siglos XIV y XV para la mayoría de casos, las monarquías europeas han jugado un papel fundamental en la historia del arte: la intención de promover la cultura de su territorio, mezclada con elevadas dosis de vanidad, llevó a las casas reales a desempeñar el rol de mecenas y, con ello, apoyar los proyectos artísticos de pintores que han logrado trascender las fronteras de su tiempo.

Jonathan Yeo presentado el retrato de Carlos III en el Palacio de Buckingham.
Por ejemplo, se dice que Felipe IV de España se enamoró del arte de Peter Paul Rubens, por lo que le encargó pintar a los personajes de su corte. Y también que, a mediados del siglo XIX, los miembros de la nobleza se desesperaban por encontrar un hueco en la agenda del artista alemán Franz Xavier Winterhalter, quien llegó a pintar casi 120 retratos para la reina Victoria.
Pero, a pesar de la presión que pudieran ejercer, los monarcas y las personalidades con autoridad -también Papas o emperadores- sabían bien que, cuando elegían a un artista para representarlos,debían confiar plenamente en su estilo.
Esto explica que, tal y como te contamos en este artículo, Inocencio X quedase satisfecho con el retrato de carácter severo e irascible que le pintó Diego Velázquez, cuyas pinturas adquirieron la fama de ser "la verdadera imitación de la naturaleza", según habrían dicho los contemporáneos. Asimismo, como máxima expresión de las licencias que los artistas podían tomarse a la hora de retratar soberanos, encontramos el retrato "vegetal" realizado a Rodolfo II de Habsburgo por Giuseppe Arcimboldo, un pintor conocido por combinar la fisonomía con el pintoresco mundo de las plantas, las flores y las frutas.
A su lado, el retrato de Carlos III no parece tan arriesgado: más bien es una prueba evidente de la libertad que Jonathan Yeo habría experimentado a lo largo de su proceso creativo, que acaba de finalizar con la exitosa publicación de su obra. Con esto, lejos de la posible crítica popular, la nueva incorporación del Draper's Hall no solo ha contado con la satisfacción del rey, sino también de la persona que mejor lo conoce, su reina consorte.
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