¿A dónde van con tanta prisa? Como hormigas, persiguen con terquedad el pedazo de hoja verde y se disputan el miserable derecho a otro día de efímera gloria. Solo la rutina del cansancio los detiene. ¿Quién remienda sus sueños ahora que inmensas cajas de cemento y cristal aprisionan sus huesos? Una tras otra, las cajas apagan sus ojos.
¿Quién riega las estrellas? ¿Qué nos dicen? ¿Por qué no las entiendo? ¿Quién las borra? ¿Quién sacude el polvo de los años? ¿Qué dedos descuelgan el telón? ¿Quién barre nuestros pasos?
Herido, agujereado, como el mismo cuerpo de la ciudad, carne de cemento, sangre de cristal, voy hacia ti, mujer abierta. Tan perdido como otros, hechizado, en ti me ahueco, escondo las alas, escarbo hasta agotar el aire, agonizo. Un reguero de palabras y de sombras me habita, y nada digo, sin embargo. Las preguntas enroscan su cola venenosa.
La noche es tibia entonces.
Sueño contigo en tus orillas.
Cartagena de Indias, 2000
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