Héctor Hoyos / Los iluminados

  

Héctor Hoyos

Los iluminados

Por Juan David Correa

Las novelas que suceden en ámbitos escolares siempre me han interesado. Del "Retrato del artista adolescente", de Joyce a "Old School", de Tobias Wolff, hay una riqueza inmensa en la adolescencia. Una fuerza que muchos logran transmitir y en otras y otros se queda en puro remedo.

La primera novela de Héctor Hoyos pertenece a la primera estirpe: "Los iluminados" (Tusquets, 2021) es una novela paradójica: a la vez que nos muestra un grupúsculo de muchachos a punto de graduarse del bachillerato en un colegio católico de la Bogotá de los años noventa, su búsqueda también está en la intertextualidad y la lectura de otros libros que Hoyos ha leído y estudiado y conoce bien como profesor ha estudiado en sus cátedras en la Universidad de Stanford, de dónde partió "Los Aleph: Bolaño y la novela global latinoamericana", su primer libro, publicado hace dos años en el sello Crítica, también de Planeta.

Paradójica, decía, porque en ella no está la fuerza de una rebeldía de ocasión, anclada en lugares comunes, sino la energía y la imaginación en las palabras, en el lenguaje y en una manera de organizar el discurso, como si se tratara de un estratagema literario. "Los iluminados" está más cerca de "Los detectives salvajes" que de "La ciudad y los perros". Pertenece a una tradición que se imagina en la literatura –y no en la experiencia– pero que no le teme a enunciar la realidad geográfica, vital –y presuntamente real– que viven sus personajes.

La historia es la del Nuevo, un muchacho que entra a este colegio donde todo está a punto de estallar. Como si Hoyos se hubiera adelantado al tiempo, los paralelos con los sucesos latinoamericanos –chilenos, colombianos– de los últimos años son pasmosos. Hay un encierro insoportable que prometen romper y cuestionar estos iluminados: hay una inocencia pura y una voluntad de abrir espacios en ese lugar encerrado que ha sido su colegio. El Nuevo será el acontecimiento que permita contar, de una manera divertida, inteligente y muy bien estructurada, esa aventura de un día en que todos piensan que algo puede cambiar aunque del otro lado esté, vigilante, una sociedad policiva que amenaza no solo su vida sino, sobre todo, la libertad de imaginar.

Léanla. Vale la pena.