Richard Price |
Richard Price: «He nacido con un don para escribir diálogos»
Manuel de la Fuente
16 de febrero de 2010
Tiene el don, y es él mismo quien lo dice, de crear unos diálogos vibrantes, exactos, que en tres preguntas y tres respuestas levantan en la cabeza y la imaginación del lector toda la arquitectura de un personaje. El ritmo de su prosa es vertiginoso, casi como las peripecias de los coches patrulla por las calles de la ciudad de Nueva York, rebosantes de vida, sangre, sudor y lágrimas.
Richard Price es un guionista de éxito (en el cine con títulos como «El color del dinero», de Scorsese; en la televisión con series como «The wire») y uno de los novelistas más directos y exigentes de la narrativa norteamericana actual. «La vida fácil» (Random House Mondadori) es su nueva obra, recibida con entusiasmo por la crítica y el público norteamericanos. Price ha pasado por Madrid, invitado por CaixaFórum para participar en la conferencia «La nueva narrativa de las series de televisión».
Price, no obstante, no se considera un típico «escritor del género de novela de detectives», sino que utiliza el estilo («efectivamente, en esta novela hay un crimen y una investigación») «porque me convenía esa estructura para introducirme de una forma directa en un mundo muy complejo, como es la vida en una zona muy concreta de Nueva York, el Lower East Side».
Un conjunto de pequeños pueblos
¿Es la Gran Manzana un plato apetecible, fácil de hincarle el diente por parte del novelista? «Nueva York es un conjunto de pequeñas aldeas, de pueblos, algunos como el que yo describo extremadamente complicados, con multiplicidad de culturas, de grupos étnicos, de subculturas, como si distintas partes del mundo hubiesen decidido trasladarse a vivir y habitar los mismos y escasos metros cuadrados».
Metros cuadrados en los que los personajes de Price hablan y dialogan a toda pastilla, pero sus palabras no se las lleva el viento, sino que van poniendo los cimientos de sus personalidades, de sus fobias, de sus filias, sus sueños, sus pesadillas. Diálogos que son como la vida misma. «No soy muy consciente de cómo lo consigo, no pienso mucho en ello -asegura el escritor-. Es como la gente que nace sabiendo cantar, y yo, pues sé hacer eso, es como un don, y cuando se tiene un don, uno lo practica y va por el mundo con él».
Price ha metido su bisturí narrativo tanto en estos microcosmos raciales y culturales, como en las idas y venidas de la Policía de Nueva York, reflejo igualmente de ese crisol de culturas. «No es fácil acceder a la Policía neoyorquina, saber cómo trabajan internamente. Me ha costado bastante, porque son muy autoprotectores. Digamos que los escritores no somos sus personas preferidas, si dices que eres novelista de primeras no se te van a abrir muchas puertas, pero hay que conseguirlo. Llega un momento en que sucede, y una vez que entras, pues entras».
Aunque novelas como «La vida fácil« se «ven» además de leerse, Price comenta que «no, no pienso en términos de imagen, o en términos cinematográficos. Escribir una novela absorbe toda mi energía como para además poder pensar en otro medio de expresión». Tras reconocer que de vez en cuando toma notas para no perderse con los diálogos, Price explica su método de trabajo con un símil deportivo. «Una novela es como un campo de fútbol. Yo tengo una idea más o menos general y conozco y sé cómo actúan 5 o 6 de mis personajes principales, pero no soy capaz de ver el campo en toda su perspectiva, de manera que tengo que ir encontrando el camino, algo en lo que juega un papel fundamental la intuición».
ABC ANDALUCÍA
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