sábado, 1 de marzo de 2025

Daniel Goldin / La promoción de la lectura es el más poderoso abono para convertir a la LIJ en una mierda"



Daniel Goldin: "La promoción de la lectura es el más poderoso abono para convertir a la LIJ en una mierda"


Ana Garralón
1 de marzo de 2025

Conocí a Daniel Goldin a finales de los años ochenta (¡del siglo pasado!). Yo empezaba mis labores en la literatura infantil y él empezaba también con el proyecto de crear una división de obras para niños en la legendaria editorial mexicana Fondo de Cultura Económica, la misma que había publicado obras originales de Octavio Paz, Borges, Rulfo, y Fuentes, y traducciones de Marx, Heidegger, y Steiner. Admiré su curiosidad y su interés para saber qué pasaba en España (y pasaba mucho) para distribuir el proyecto, para encontrar autores y, sobre todo, para entender a los destinatarios de esto que llamamos literatura infantil. Sus proyectos editoriales para niños y jóvenes se complementaban con un ambicioso plan de ampliar el discurso alrededor de los libros: creó la Red para la promoción de la lectura del FCE, y con el dinero destinado a la publicidad publicó el periódico Espacios para la lectura donde colaborábamos con artículos muchos colegas que dio vida posteriormente a la valiosa colección teórica del mismo nombre. Luego se convirtió en una colección especializada en la que publicó las primeras obras de Michèle Petit en español, a Graciela Montes, Emilia Ferreiro, Roger Chartier entre otros. 

En los años sucesivos nuestros encuentros se daban en congresos, ferias o viajes donde reservábamos siempre un rato para ponernos al día. De FCE pasó a crear Océano Travesía, que también incluye Ágora, una colección especializada. Como editor dio a conocer a muchos autores de lengua castellana como Isol, Francisco Hinojosa y Javier Sáez, o traducciones de Browne, Van Allsburg, Banyai. 

Un día dejó la edición y se fue a buscar a los lectores. Entró a dirigir la Biblioteca Vasconcelos, la biblioteca pública más grande de Latinoamérica. Ahí estuvo durante seis años. Ahora dirige Jardín LacLectura, arte y conversación en (y para) el espacio público. Esta asociación pronto tendrá su primer espacio físico en el Colegio de las Vizcaínas, en pleno centro de la Ciudad de México.




Con Daniel cuando era el-chico-para-todo en la Biblioteca Vasconcelos



En todos estos años, Daniel no solamente estaba en su oficina produciendo libros sino que lo podías encontrar en un stand como vendedor (y conociendo la reacción de los lectores), paseando por bibliotecas y escuelas, conversando con otros editores y compartiendo sus inquietudes en foros de lectura. Como él mismo dice: Más que los libros, me interesaban los lectores. Esas inquietudes, conferencias, se recopilan ahora en este libro publicado por Kalandraka: Los días y los libros. Divagaciones en torno a la hospitalidad de la lectura, que ya se había publicado en México en Océano travesía y que ahora se reedita revisado y con una novedosa conferencia final. 

Las ocho conferencias se leyeron entre 1999 y 2021 y se ocupan de asuntos como la lectura en su propia familia, una pequeña historia de la infancia, sus memorias como lector, la formación de lectores y las políticas públicas. Resulta interesante comprobar que desde 2001 hasta 2021 no hay nada, y en esta última conferencia (o charla, más bien por el ritmo que tiene el texto) suelta una gran cantidad de ideas (como la que titula esta carta) que destapan una enorme desencanto hacia su propio trabajo.

La labor de editar no siempre es fácil: quien hace los libros piensa que son necesarios pero llegar a los lectores se revela como una carrera llena de obstáculos: el trato con los autores, la distribución, el mercado, las librerías, las ferias, la compra y venta de derechos, la difusión y la mediación. En todas estas conferencias Daniel ya alertaba a principios del siglo pasado de algunas cuestiones que siguen sin estar resueltas: quiénes son los lectores y qué hacen con los libros; cómo es la relación adulto/niño: 

Nada hay más aburrido que un adulto que desdeñe a los niños ni más bobo que un adulto que supone que el diálogo con ellos implica reducir el nivel intelectual o de discurso. (1999) 

o las trampas del mercado:

El modelo de lector que tenían en la mente los editores ha cambiado: las masas no solo han conseguido el acceso a la producción cultural; también se han convertido en su principal objetivo. (2000)

Como editor en un país como México, ideas como la identidad cultural siempre han estado presentes y recuerdo cómo recibía las críticas de elitismo cuando publicaba en ese país las obras de Anthony Browne mientras veía que podían conmover a un pequeño descalzo en Oaxaca. 

Algo similar acontece con funcionarios, editores, bibliotecarios, escritores y maestros cuando definen lo que “deben” leer los grupos culturales para reforzar su identidad. Por lo visto, algunos suponen que tener raíces obliga a los otros a mantener la mirada fija en el suelo, aunque se les llenen los ojos de polvo. (2000)

Algunas de las cosas sobre las que avisaba todavía están pendientes, como investigaciones que den cuenta de lo que está en juego en la formación de usuarios de la cultura escrita, o el analfabetismo funcional, la demanda de recetas prácticas por parte de mediadores, hablar de “hábito” de lectura, o los contrastes entre el discurso del “placer de la lectura” y la comercialización de la misma. 

Los editores, los maestros, los bibliotecarios y promotores culturales debemos hacer cosas: estrategias, actividades, campañas, carteles… Pensar que la formación de un lector depende de la profusión de estas actividades es una fantasía narcisista con pocos asideros en la realidad. (2001)

El último de sus textos, Reverdecer o fenecer que fue una charla por Zoom para el Consell Català del Llibre Infantil i Juvenil dada en plena pandemia, en febrero de 2021 nos ofrece un Daniel Goldin que parece haber cruzado un desierto sin una gota de agua. En ella habla de los niños como grandes consumidores, de las censuras autoimpuestas por autores y editores para vender más, del excesivo foco en el libro álbum que muchas veces se hace para los adultos, la desmemoria (cita el ejemplo de Juan Farias), y el reto de hacer libros infantiles pensando en un modelo cuando la infancia va por otro lado. 

Son muchas cuestiones sobre las que hay que seguir conversando para no perder el hilo de nuestro trabajo. Mi ejemplar está lleno de subrayados y notas al margen, tengo también un montón de preguntas y espero que te animes a dejar en los comentarios alguna para enriquecer la charla. 

¡Hasta pronto! Y gracias por leer estas cartas.

ANATARAMBANA / Facebook




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