Triunfo Arciniegas
VIDEO
Fragmento
El hombre madrugó a tenderse en la hamaca como todos los días, y allí, adormilado, esperó a la mujer que le disparó tres tiros sin mediar palabra.
La verdad es que el crimen alcanzó para tres días de periódico porque hubo varias versiones, muy distintas una de otra y hasta contradictorias. Que eran marido y mujer, que amantes, que primos carnales. En fin, no se supo. Que estafa, que violación, que esto y lo otro.
Así es, señoras.
Lo cierto es que el hombre del tabaco se tendió en la hamaca, hastiado, cansado de huir, y allí, bajo el perfume de los naranjos, señoras, encontró el reposo.
Lo vi con estos ojos que se han de tragar la tierra.
Yo estaba cambiando las sábanas de los cuartos del segundo piso cuando la mujer entró como una tromba. No se detuvo en la recepción. Eché a correr sin saber por qué, como engarzada por un presentimiento. Desde el balcón la vi dirigirse al patio. Grité cuando la mujer alzaba el arma y vi que el hombre se cubría la cara con las manos, como si los dedos desplegados pretendieran apartar una luz demasiado fuerte. Vi los fogonazos y mucho después escuché los truenos. Fue como si el tiempo se hubiese detenido. Me tapé la boca para no gritar más.
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