Yany Prado: “En ‘Sky Rojo’, Lali y Verónica me abrieron los ojos y tomé conciencia del feminismo”
La actriz cubana que protagoniza la nueva serie de Netflix se sienta con COSMOPOLITAN y nos cuenta cómo es en la intimidad, qué piensa de España y cuáles son sus metas. ¡Menuda bomba!
Christian Rodríguez
19 de marzo de 2021
Cuando Yany Prado (Cuba, 1991) irrumpe en la habitación donde estás, te das cuenta de todo. Es imposible que su risa pase desapercibida. Su desparpajo y su seguridad son su carta de presentación, aunque el golpe de efecto definitivo que te hace querer saber más acerca de ella viene cuando intentas detectar de dónde procede su enigmático acento. Normal, en la actualidad la actriz se divide laboralmente entre México y España, aunque el inicio de sus días se remonta a La Habana. Teniendo esto en cuenta, sería una idiotez casi supina preguntarle dónde piensa asentarse próximamente. Hoy, lejos de que me cuente sus planes de futuro, me conformo con que me hable a fondo de la serie ‘Sky Rojo’, el nuevo bombazo de Netflix –ideado por los creadores de ‘La casa de papel’– donde interpreta a Gina y comparte cartel con Verónica Sánchez, Miguel Ángel Silvestre, un pérfido Asier Etxeandia —él no, su personaje— y Lali Espósito, un fenómeno pop proveniente de Argentina (si aún no has visto su baile con Silvestre en 'El Hormiguero', no te lo puedes perder). A priori, nada puede fallar en esta adrenalínica ficción que incluso antes de su estreno ya amasa una inmensa base de fans en todo el mundo y de la que ya hay detalles sobre su segunda temporada. Visto así, es normal que nuestra entrevistada esté deseosa por que se estrene el proyecto. Y un poquito nerviosa, por qué no. Por fin podemos hincarle el diente en Netflix a los ocho episodios que conforman la primera temporada, así como conocer un poquito más a la persona que hay detrás de Gina. Menudo viernes.
Yeny Prado Foto de Edward Córdoba |
¿Cuánto tiempo has pasado en España y hasta cuándo quieres quedarte?
Llevo un año y un par de meses y me gustaría quedarme mucho más por la gente y la cultura (que es muy parecida a la de mi país), pero como la prioridad es mi carrera, que me permite aunar mis dos pasiones que son viajar e interpretar, me tendré que ir.
Yeny Prado Foto de Edward Córdoba |
¿Qué es lo que más te ha llamado la atención de los españoles?
Quizás será porque vengo de otro país, pero aquí todos los españoles que he conocido le tienen mucho respeto a la mujer. Saben el lugar que tiene y la tratan con todo el respeto e igualdad. Me parece genial porque tenemos que seguir fomentando el feminismo hegemónico.
¿Y la principal diferencia que has notado entre trabajar en Latinoamérica y España?
La pasión. Aquí son unas personas muy profesionales y además han estado muy comprometidos con el tema de la pandemia este año. El compromiso que he visto aquí es impresionante.
Lali Espósito tuvo que aprender ‘pool dance’ para el rodaje. ¿Tuviste tú que dar alguna clase para interpretar a Gina en ‘Sky Rojo’?
Desde pequeña hago acrobacias porque mi madre fue mi propia ‘coach’. Así, cuando llegué a la serie lo comenté, y también que sabía cantar y que dominaba la barra americana, aunque todas estas habilidades no iban con mi personaje. Creo que hicieron bien poniéndole a Lali y a Verónica Sánchez las clases para hacer todo lo que hacen. Yo me guardo estas habilidades para quizás otra temporada de la serie.
Actúas, bailas y cantas, ¿crees que a las mujeres se les exige ser mucho más versátiles en la industria del entretenimiento?
No, creo que tiene que ver con lo que hagas. Si tu personaje tiene que hacer acrobacias o necesita cantar, va implícita una preparación previa, lo cual habla de la profesionalidad del intérprete.
¿Consideras que el mundo de la interpretación es un negocio sexista?
Antes creía que sí lo era. Prevalecía el hombre como héroe y protagonista. Por suerte, eso ha cambiado mucho gracias a los testimonios de actrices que han expuesto sus casos, se han hecho oír y hemos empatizado con ellas. Todos nos hemos concienciado y existe una evolución positiva que nos otorga el poder femenino. Las mujeres podemos ser en la ficción heroínas, madres, asesinas, secretarias y empresarias. Y se empieza a notar que todos somos iguales.
Y si pudieras cambiar algo de la profesión, ¿qué sería?
Eso, que le den un poco más de peso y lugar a la mujer en la interpretación. Que se siga fomentando porque falta mucho por hacer, la lucha no acaba.
¿Crees que ‘Sky Rojo’ trae un mensaje feminista implícito?
Obviamente. Son tres mujeres que luchan por su libertad mientras se enfrentan a muchísimas situaciones difíciles e incluso catastróficas. Y siguen de pie, fuertes, con la cabeza en alto y luchando por el derecho que tenemos todos de ser libres.
La vida de Gina en ‘Sky Rojo’ es puro caos y adrenalina, ¿es tu vida también una aventura constante?
¡Siempre! Solo el haber salido de Cuba, irme a vivir a México y de allí haberme venido a España es para mí una aventura constante. Todo es nuevo y soy como una niña chiquita. Como cuando nevó en Madrid, fue una cosa impresionante y una experiencia inolvidable. Para algunos sonará algo básico, pero para mí fue algo maravilloso porque nunca lo había visto antes.
Lali es argentina, Verónica española y tú cubana… ¿con qué brindáis cuando celebráis?
Depende, normalmente nos tomamos un té que hacía Verónica delicioso y cuando salíamos de ‘noche de chicas’ un vinito tinto, representando a Lali. De hecho, era ella la que nos guiaba y nos decía si el vino era bueno o no y si maridaba con la comida.
¿Qué es lo mejor que has sacado de esa mezcla cultural?
Ellas me han despertado porque durante mi infancia en Cuba viví y me crié en un sistema totalmente patriarcal. Al llegar a ‘Sky Rojo’, con estas ‘superwomen’ que son Verónica y Lali, me abrieron los ojos, tomé conciencia del feminismo, de que tenemos voz y de que hay que pelear. Me dijeron: ‘Yany, no importa dónde hayas nacido, basta de estereotipos y clasismos’. Me inculcaron la igualdad y me comprometí mucho más después de la serie, cuando conocí a fondo a estas superheroínas que son mis compañeras.
Anteriormente fuiste actriz de telenovela, ¿volverías a este formato o cuáles son tus metas actuales?
Yo siempre le digo a mi madre que hasta que no llegue a Hollywood no paro (ríe). Me gustaría, en general, seguir con todas las ramas de la interpretación: teatro, cine, series y novelas, en este último caso sería si el papel va conmigo y defiende un mensaje. Pero yo no me caso con ninguna rama, haré lo que venga. Lo que sea que me haga tener una conexión con el personaje.
¿Cómo eres cuando acabas de rodar, te vas a casa y desconectas?
Soy muy hiperactiva. Cuando llegaba a casa después de interpretar a Gina, que es una mujer con el peso del dolor que supone la trata de personas y la explotación sexual, para desconectar de esa emoción arraigada que me transmitía optaba por ponerme música, bailar, saltar y cantar. Al principio creía que molestaba a mis vecinos, pero luego resultaba que me felicitaban al verme (ríe).
Es curioso que te llevases a casa tu personaje, cuando esto podía incluso ser tóxico para ti. ¿Has llegado a estar triste por Gina?
Sí, eso pasa. Somos seres humanos que le prestamos nuestro cuerpo y nuestra alma a nuestros personajes. A veces me abrazaba a mí misma para pedirle que saliera de mi cuerpo y al día siguiente la volvía a recibir. Hay una cierta locura divina que tenemos los actores que sucede cuando nos metemos en un papel. Había días que me iba a casa y aunque me quitaba la peluca decía ‘guau’. Hablaba incluso como Gina, con su voz dulce, ¡porque yo no soy tan dulce! Cuando terminé de rodar mudé la piel y volví a ser Yany.
¿Con quién te gustaría trabajar en un futuro?
Con el director mexicano Alejandro González Iñárritu porque creo que ha derribado los estereotipos del latino.
COSMOPOLITAN
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