Incógnitas y certezas de la muerte de Natalie Wood
El misterio rodea 40 años después el fallecimiento de la actriz, con su esposo Robert Wagner hoy en el punto de mira
Pablo Ximenez de Sandoval
Los Angeles, 10 de febrero de 2018
“Más que amor”. Estas tres palabras forman el epitafio en la lápida de Natalie Wood Wagner (1938-1981). Es una modesta lápida en el exclusivo cementerio de Westwood, a los pies de Beverly Hills, donde los turistas pasean para ver el lugar donde descansan, a pocos metros, Marilyn Monroe, Truman Capote, Burt Lancaster o Billy Wilder. “Querida hija, hermana, esposa, madre y amiga”, dice la tumba, que tiene una cruz bizantina ortodoxa, deteriorada por el sol californiano después de 37 años. Esta semana no había flores, pero alguien dejó dos monedas, siguiendo la tradición ortodoxa.
Dos turistas británicas se pararon el pasado miércoles frente a esta lápida y comentaron: “¿Ahora vuelve a estar en las noticias, verdad? De locos”. Es una pregunta legítima después de casi cuatro décadas desde que el cadáver de Natalie Wood, uno de los rostros más conocidos de la historia del cine, fuera hallado flotando junto a la isla de Santa Catalina, enfrente de Los Ángeles. Dos investigadores del sheriff de Los Ángeles, que retomaron el caso en 2011, han decidido volver a airear sus dudas sobre la versión oficial.
El relato básico es el siguiente: Natalie Wood se encontraba pasando el fin de semana de Acción de Gracias de 1981 en un yate, el Splendor, con su marido, el actor Robert Wagner, y dos personas más, el actor Christopher Walken y el capitán del barco, Dennis Davern. Llovía y el mar estaba agitado. En algún momento de esa noche cayó al agua, vestida con un pijama de franela, calcetines y una chaqueta roja. Su cuerpo fue hallado poco antes de las ocho de la mañana del día siguiente. La causa de la muerte fue ahogamiento y el caso se cerró en dos semanas como un accidente.
En 2011, dos agentes del sheriff, el detective Ralph Fernandez y el teniente John Corina, anunciaron que iban a reabrir la investigación. Para entonces, Davern llevaba años extendiendo las sospechas sobre Robert Wagner, a quien acusaba de haber empujado a Wood al agua, bien voluntariamente o accidentalmente, en una fuerte discusión. Tras nueve meses, se hizo un nuevo informe forense del caso 81-15167, el número que le pusieron en la morgue de Los Ángeles a la protagonista de West Side Story. La causa de la muerte sigue siendo ahogamiento, pero ya no por accidente, sino por causas desconocidas. Además, se revelaron moratones en el cuerpo que no aparecían originalmente. Parecía una víctima de maltrato, opinan los policías.
Después de seis años de investigación, Fernandez y Corina decidieron aparecer esta semana en un especial de 48 Hours de CBS para decir que en este tiempo han aparecido nuevos testigos y “evidencias” que permiten nombrar a Wagner como “persona de interés” en la investigación. Los agentes han intentado hablar con él, pero Wagner se ha negado.
Hay dos versiones de lo que pasó aquella noche. Las dos coinciden en que todo el mundo a bordo estaba muy borracho. En la versión de Wagner y Walken, Natalie Wood se fue a su camarote y a medianoche se dieron cuenta de que no estaba allí. En algún momento salió sola a coger la lancha auxiliar y accidentalmente cayó al agua. En la versión de Davern, la pareja tuvo una violenta discusión por celos en la parte de atrás del barco que acabó de repente.
La historia que contaron en 1981 “no tenía sentido”, decía el teniente Corina esta semana. “¿Por qué iba Natalie Wood, una gran estrella de cine, a salir sola en un bote? ¿En calcetines? ¿En pijama? ¿Con el mar agitado?”. Natalie Wood tenía terror al agua, al mar oscuro en general. No sabía nadar, mucho menos manejar el bote. En todo caso, si quería irse a tierra le habría pedido a Davern que la llevara, como de hecho habían hecho la noche anterior para ir a cenar a la isla. “Lo que cuenta Davern encaja”.
La clave de las novedades en torno al caso parece estar en dos nuevos testigos que se encontraban en un yate muy cerca del Splendor aquella noche. Ambos han dicho que oyeron la discusión de Wagner y Wood en la parte de atrás del barco, tal como la describe Davern. Uno de ellos, una mujer, asegura que los vio. Y tal como asegura el capitán del barco, estos testigos dicen que las voces cesaron de repente. Silencio absoluto de un minuto para otro. La policía tiene ahora, tres décadas después, dos testigos que corroboran el sinuoso relato del capitán. Davern no es el testigo más creíble, pues cambió su versión a lo largo de los años para vender libros y revistas. Pero estos dos testimonios son los que hacen que la policía quiera hablar con Wagner y darle “una última oportunidad” al caso. Sí han hablado en estos años con Christopher Walken. En el reportaje de CBS dicen que ese testimonio es secreto.
Por el momento, lo que han conseguido los investigadores es refrescar la condena de Google para Robert Wagner, quizá en un intento de provocarle para que haga un esfuerzo por limpiar su nombre al final de su vida y acceda a contestar preguntas sobre aquella noche. La imaginación popular no da tregua, y en una página web en la que se pueden mandar flores virtuales a famosos muertos, alguien escribió esta semana: “Lo hizo él”.
Wagner ha cumplido este sábado 88 años. Walken va a cumplir 74. En algún momento, todos los testigos de aquella noche desaparecerán físicamente. No hay una fórmula legal a la vista que les obligue a hablar. Si lo hacen, no hay ninguna razón para que cambien su versión de los hechos. Y en ese caso, habrá que tomar una decisión. Si se cierra definitivamente o se sigue alimentando la sospecha más allá del tiempo en el que nadie pueda rebatirla hasta que se convierta en una vieja leyenda negra. Tratándose de Hollywood, la respuesta parece clara.
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