Muchacha leyendo Helene Schjerfbeck |
DESDE EL UNIVERSO DE SCHJERFBECK
Los museos finlandeses celebran el 150º cumpleaños de Helene Schjerfbeck, una artista que se avanzó a su época.
Con motivo de la celebración del centésimo quincuagésimo aniversario de su nacimiento, los museos finlandeses están rindiendo un homenaje a Helene Schjerfbeck, una artista revolucionario que se avanzó a su época y cuyas obras valen ahora millones de euros.
Transcurridas más de seis décadas después de su muerte, la obra de Helene Schjerfbeck (1862–1946) está más viva que nunca. Su carrera reflejó —y presagió— la llegada del modernismo, que comenzó con los paisajes realistas procedentes de Francia y Cornualles en la década de los ochenta del siglo XIX y llegó a su punto culminante con los autorretratos caricaturescos e inquietantes propios de la Segunda Guerra Mundial.
El prestigio internacional de Schjerfbeck no ha dejado de crecer desde la celebración de una exposición clave en Nueva York hace dos décadas. Sus obras han alcanzado precios de venta sin precedentes entre los artistas finlandeses, como los casi cuatro millones de euros a los que llegó su cuadro Zapatos de baile en la casa de subastas londinense Sotheby.
Durante 2012, varios museos finlandeses celebran el 150º aniversario de su nacimiento con diversas exposiciones, entre las que destaca la del Ateneum de Helsinki. También participan los museos de Tammisaari, en la costa meridional, y de Vaasa, en la zona costera occidental.
Redescubriendo su originalidad
El Ateneum expone la mayor retrospectiva jamás reunida sobre la artista, que cuenta con casi un tercio del millar de cuadros que Schjerfbeck pintó a lo largo de su vida, además de obras de pintores que la inspiraron. Los títulos de Schjerfbeck en los que se percibe la influencia de El Greco se exhibirán por primera vez junto a los originales del maestro español del siglo XVI.
«No hay duda de que otros artistas influyeron en Schjerfbeck, pero resulta difícil delimitar exactamente dicha influencia, ya que ella filtraba sus impresiones sobre el trabajo de los demás y extraía sus propias conclusiones artísticas», señala Vesa Kiljo, el comisario de la exposición en el Museo Provincial de Uusimaa Occidental, más conocido por sus siglas, EKTA. Aloja una exposición permanente de Schjerfbeck más modesta e intimista en Tammisaari, una ciudad de la costa meridional en la que la artista vivió entre 1918 y 1941.
«El reconocimiento de su originalidad es la base a partir de la cual el respeto por su figura como artista ha ido creciendo sin cesar, tanto a escala nacional como en el extranjero», apunta Kiljo.
En el museo se puede ver una recreación parcial de su estudio, en el que figura su caballete y una mecedora que aparece en muchas de sus pinturas. Además, varias películas, fotografías y cartas ayudan a descubrir el universo de Schjerfbeck. La actriz y guía local Anne Ingman, que da vida a la artista, actuará el 10 de julio de 2012, fecha en la que el museo abrirá sus puertas gratuitamente y celebrará el cumpleaños de la pintora invitando a tarta a los asistentes.
Frida Kahlo, Edvard Munch y Schjerfbeck
Sin lugar a dudas, toda esta pompa habría horrorizado a Schjerfbeck quien, según sus vecinos, era una persona tímida e introvertida. El periódico The Independent escribió sobre ella: «Imaginad la vida de Frida Kahlo vista desde la óptica de Edvard Munch y podréis empezar a haceros una idea de su obra».
Aunque la vida de Schjerfbeck no fue tan dramática como la de Kahlo, también estuvo llena de dificultades. Tras romperse la cadera en un accidente durante su infancia, acabó recluyéndose debido a la cojera y luchó contra la enfermedad durante toda su vida. A pesar de haberse comprometido en una ocasión y de haber mantenido una relación larga no correspondida, nunca se casó y dedicó muchos años a cuidar de su madre enferma, la otra gran modelo de Scherfbeck además de sí misma.
Esta artista finlandesa es conocida sobre todo por sus autorretratos, que se exponen en el EKTA como una serie de reproducciones de 36 obras de 1878 a 1945. «Ahora que rara vez tengo fuerzas para pintar, he empezado a hacer autorretratos», escribió a un amigo en 1921. «De ese modo, el modelo siempre está disponible, aunque no es nada agradable verse a uno mismo».
Sus primeros autorretratos eran naturalistas, pero los últimos evolucionaron hasta llegar a ser simplemente unas cuantas pinceladas estilizadas. Otros retratos —como La californiana y La gitana— captan miradas bajas o esquivas, lo que paradójicamente revela muchísimos datos sobre un determinado tema.
«Quería captar el interior de las personas, no sólo su aspecto exterior», comenta Kiljo.
Por Wif Stenger, junio de 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario