CUENTOS DE AMOR
La perversa sensualidad contenida de Tanizaki
'Cuentos de amor' recopila 11 relatos, varios inéditos en España, de uno de los escritores más sobresalientes del siglo XX japonés en el 50 aniversario de su muerte
Sus relatos son refinados. Delicados como cae la seda en la piel de una mujer. Como se limpia el pie con un fino paño sobre un tatami. El erotismo y la sensualidad respiran en cada una de las sutiles descripciones de Junichiro Tanizaki. Toda una osadía para un escritor que a principios del siglo XX fue censurado por hablar de fetichismo, sadomasoquismo, travestismo, relaciones crueles y destructivas. 'Cuentos de amor' (Alfaguara) recopila 11 de esos relatos de amor y deseo, varios inéditos en España, para conmemorar los 50 años de la muerte de uno de los escritores más sobresalientes del siglo XX japonés.
Se trata de once cuentos que cabalgan entre la novela negra y la erótica donde Tanizaki rinde culto al imperio de los sentidos y al universal amor pero desde una mirada perversa e inquietante. Carlos Rubio, uno de los más importantes especialistas españoles en literatura japonesa, ha sido el encargado de seleccionar estos relatos, de los que dice que "tienen una visión poco convencional y hasta subversiva del amor". "Es un viaje a un mundo bastante inquietante, porque siempre hay algo inconfesado en los deseos más íntimos, a veces inconscientes, y un artista como Tanizaki sabe sacarlos a la luz con personajes que a priori nos parecen amables pero que son sádicos, dementes o asesinos. Tanizaki los hace desfilar ante nuestros ojos en esta galería de una calidad literaria excepcional", asegura a El Confidencial.
No puedo evitar sentir una enorme exaltación al ver unos pies femeninos hermosos, y una veneración mística, como si fueran los de una divinidad
"Confieso que no puedo evitar sentir una enorme exaltación al ver unos pies femeninos hermosos y experimentar una especie de veneración mística, como si fueran los de una divinidad. Esta rara inclinación ha estado latente en mi pecho desde la infancia. Como consideraba que tan singular afición era enfermiza, intentaba esconderla como si fuera una abominación", escribe Tanizaki en uno de los máximos exponentes del fetichismo de pies, el conocido relato 'Los pies de Fumiko', y uno de sus temas predilectos.
Tanizaki también demuestra en este conjunto de historias su fascinación por la belleza desestructurada, la crueldad de las relaciones, la búsqueda de la madre perdida y la pasión amorosa más transgesora. Estamos hablando de unos relatos escritos entre 1910 y 1936 y en los que, analiza Rubio en el prólogo del libro, se puede observar la influencia de 'Psychopathia sexualis', un libro de 1886 de Richard von Krafft-Ebing sobre las perversiones sexuales de la época. "El tratamiento que hace Tanizaki del erotismo es sutil en las formas, pero los fondos son amores transgresores e inconfesados. Es cierto que Japón tenía un tratamiento de lo erótico mucho más desinhibido al no estar sometido al corsé de la moral judeocristiana, pero aún así es atrevido. Paradójicamente buceó en fuentes occidentales para tratar el erotismo, un tema de gran raigambre en la literatura japonesa, analiza Rubio.
Un kimono de mujer
La colección de historias que reúne ahora Alfaguara va desde los conocidos 'Los pies de Fumiko' (1919) o el excepcional 'El segador de cañas' (1932) hasta relatos menos conocidos como 'Tatuaje' (1910), el primer texto de importancia de Tanizaki, escrito cuando tenía 24 años y en el que cuenta cómo un hombre intima con los demás a través de sus agujas y del dolor de sus 'víctimas', o 'El secreto' (1911), un relato sobre un dandi que escapa de sí mismo vistiéndose de mujer. "Aquel kimono de crepé de seda azul decorado con dibujos pequeños y grandes colgaba en la tienda con una languidez deliberadamente descuidada. Me estremecí al imaginar el intenso placer que sentiría con la seda fría y pesada envolviendo mi cuerpo. "¡Sí! Deseo caminar por las calles vestido con un kimono de mujer...", describe el escritor.
Rubio destaca por ser inédito en español 'El caso del baño Yanagi' (1918) [puede leer el relato completo aquí], en el que Tanizaki se mete en la mente de un asesino sádico y maltratador. "Es uno de los más impactantes. Es un caso policiaco realmente. Cuando el lector ve que ese hombre es un asesino ya está atrapado en la telaraña del suspense. Es un maltratador y un sádico, pero los asesinos tanizikianos son personajes que se compadecen completamente". 'El mechón' (años veinte) o 'El craso Crippen a la japonesa' (1927, también inédito) son otros dos buenos ejemplos de ese erotismo turbador con el que estaba obsesionado el escritor japonés ya sea tratado desde la óptica de la novela negra o desde el más puro deleite estético, como ocurre en 'El guapo' (1916).
"Una vez dentro de la pila, me percaté de que esos baños estaban llenos de inmundicia: el borde y el suelo de la bañera estaban resbaladizos por la grasa de los cuerpos de los clientes y el agua se notaba densa, casi fanganosa. A juzgar por mi descripción deducirá usted que ese baño me daba bastante asco, pero en realidad no era el caso. Debo confesarle que, por una anomalía sexual desde mi nacimiento, disfruto del contacto con los cuerpos viciosos", describe en este cuento.
Todos estos relatos tiene como denominador común esa revelación íntima relatos, pero también permiten descubrir a dos Tanizakis: el joven (hasta 1923-9126) rendido al hedonismo y a la cultura Occidental, y el maduro (hasta su muerte), con un punto de vista mucho más tradicional y centrado en los ambientes japoneses. Rubio explica que en medio de estas dos etapas hay un Tanizaki de fusión, que coincide con el final de la Segunda Guerra Mundial. "Ya es famoso. Se ha rehabilitado después de la guerra y la censura y se ha convertido en el escritor de la nueva burguesía japonesa. En este tiempo escribe 'La llave', 'El puente flotante de los sueños' o 'El diario de un viejo loco'", señala Rubio.
'Sobre Shunkin', de Satori, es una novela corta de 1934 en la que aborda a la femme-fatale, la mujer destructora y dominadora, y el sadomasoquismo
De esta época, en la que fusiona su obsesión por la cultura occidental sin renunciar al clasicismo japonés, ahora se publica 'Sobre Shunkin' (Satori). Se trata de una novela corta escrita en 1934 en la que aborda, de nuevo, la figura de la femme-fatale, la mujer destructora y dominadora, y el sadomasoquismo presentando el relato como una sucesión de hechos indirectos a través de diversas fuentes. "Es una de las obras maestras de Tanikazi", dice Rubio.
A la par que la visión subversiva del deseo que siempre acompañó a Tanizaki, lo interesante también es la asimetría de su literatura. "Las historias japonesas no nacen de la nada ni concluyen en la nada, sino que nacen de algo y terminan en algo, unos algos que no se explicitan en la narración pero cuya existencia presupone y determina el devenir narrativo, creando un fuerte metatexto (...) Las historias japonesas, más que acabarse, se detienen", analiza. Este tipo de narrativa, muy influenciada por el budismo, "a veces puede resultar un poco fatigosa para el lector occidental, que quiere más acción y resultados. Los japoneses se deleitan en los caminos pequeños. Es interior. Es un agua calmada, pero por debajo se dejan entrever corrientes profundas", agrega. Corrientes que en el caso de Tanizaki están plagados de erotismo y sensualidad.
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