Cuatro editores legendarios rinden sus legados al Cervantes
La institución recibe los depósitos históricos de Beatriz de Moura, Jorge Herralde, Chus Visor y Jesús Munárriz
Jesús Ruiz Mantilla
Madrid, 14 de febrero de 2019
Beatriz de Moura dejará, entre otros detalles, una pipa que le regaló George Simenon. Chus Visor, unas gafas y un cenicero junto a los números uno y 1.000 de su colección de poesía. Jorge Herralde se ha decidido por un ejemplar de Los tupamaros: estrategia y acción, de Antonio Mercader, el primer libro que censuraron a su editorial, Anagrama, además de una carta de su colega italiano Carlo Feltrinelli cuando decidieron unir fuerzas en 2010. Jesús Munárriz, dueño de Hiperión, prefiere no desvelar el secreto. “Hasta 2040, nada”, comenta.Veinte años en su caso, no supone apenas tiempo. Tampoco en el de los otros tres editores que este jueves depositaron ese legado en la sede del Instituto Cervantes de Madrid. Porque tanto De Moura al frente de Tusquets, como Herralde, impulsor de Anagrama o Visor y Munárriz, dos de los grandes editores de poesía hispana en el mundo, pueden presumir de, al menos, cinco décadas de trabajo en su campo. Cuatro verdaderas leyendas con historia y muchos títulos a la espalda.
Empezaron capeando contra la censura franquista y siguieron su estrategia de penetración y supervivencia en plenas crisis, armados contra recortes y contextos adversos, empeñados en no naufragar y mantenerse a flote. Hoy, sus sellos son historias de éxito, empeño y consolidación con más de un superventas en la lista.
“Cuando empezamos, nos tomamos el oficio como una misión”, asegura Munárriz. Él comenzó muy joven, cuando estudiaba en la universidad, hacia el año 1965. Pronto entró en la lista negra como proveedor de material subversivo. “Cuando volví a pedir permiso me dijeron que no me molestara en hacerlo con mi nombre. Pero que acaso con otro, podía funcionar. Así que retomé la actividad con la titularidad de mi madre y creé Isabel Peralta ediciones. Ella vivía en Pamplona y no tenía nada que ver con esto. Pero sirvió. Y así, continué hasta cambiar a Hiperión”, afirma. Escogió el título del primer poemario de la colección: la obra de Hölderlin.
Esa fijación en los libros más tempranos como talismán la tiene también Jesús García Sánchez, alias Chus Visor. Por eso dejará en depósito Una temporada en el infierno, de Arthur Rimbaud. Fue la lanzadera para un país con lectores ávidos: “La poesía siempre ha sido rentable, no te engañes”, comenta Visor. “Primero porque éramos pocos, apenas tres en esa época, y siempre han existido y existirán lectores. Son más leales y no abandonan. Resultan de largo recorrido más que ocasionales, como puede pasar en otros géneros. La clave es que yo reedito constantemente títulos, si no, ¿cómo habría llegado hasta aquí? Vivo de un goteo continuo”.
“Cuando empezamos, nos tomamos el oficio como una misión”, asegura Jesús Munárriz.
La sostenibilidad de los catálogos, trabajar obras a largo plazo, consolidar clásicos contemporáneos, es algo de lo que saben mucho también Beatriz de Moura y Jorge Herralde. El viaje de Anagrama y Tusquets, como el de Visor e Hiperión, es consustancial al del nacimiento y la consolidación de la democracia en España. Con su trabajo de gusto y selección propia formaron ciudadanos críticos y libres. Por eso ha querido homenajearlos en Instituto Cervantes.
Herralde divide la historia de su sello en tres etapas fundamentales. “La inicial estuvo muy centrada en el ensayo”, recuerda. “Estábamos atentos a lo que ocurría en el mundo y adoptamos cierto papel de francotirador. Queríamos que Anagrama se convirtiera en la caja de resonancia de todas las heterodoxias políticas posibles. O como ha apuntado algún crítico: el pantone de la contestación”.
Luego decidió explorar la creación narrativa: “Una mezcla de literatura salvaje y educación sentimental en la colección Contraseñas y ya más tarde una búsqueda de los talentos internacionales que más destacaban en Panorama de Narrativas, vestido de amarillo y en Narrativas Hispánicas, con las cubiertas grises”. Así fue incorporando y descubriendo generaciones de autores que llegan hasta el presente. Con un punto de inflexión al entrar en el siglo XXI: “Cuando nos fijamos con gran atención en lo que ocurre en América Latina, con viajes constantes, sobre todo a México y Argentina”.
Este cuarteto representa una inmensa biblioteca de Babel, el esfuerzo conjunto y callado de una construcción intelectual y estética colectiva. De Moura, Herralde, Visor y Munárriz… La estirpe de los grandes editores y su huella de referencia ya en la historia de la cultura en español, con generaciones sobradamente preparadas por ellos para continuar su camino.
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