Triunfo Arciniegas
POR QUIÉNES NO VOY A VOTAR
No sé por quién voy a votar. Es más, no sé si voy a votar. Pero estoy absolutamente seguro por quiénes no voy a votar: ni por Timochenko, de las FARC, ni por Petro, del M-19. Nunca. Es mi decisión, que cada quien tome la suya.
(Imagino la avalancha de insultos que se avecina. Dirán que soy uribestia, porque así de simples son. O, peor, bestia. Dirán que soy elitista. O escritor bruto. Ya me lo dijeron. O que de política no entiendo. No soy político, pero tengo derecho -sin esperar agresiones- a decidir como ciudadano.
La vida ante todo, sobre todo la vida. La vida es nuestro derecho primordial. Nadie, absolutamente nadie tiene la potestad de arrebatar la vida. Y los grupos armados, de uno y otro bando, la han arrebatado sin piedad alguna.)
(Imagino la avalancha de insultos que se avecina. Dirán que soy uribestia, porque así de simples son. O, peor, bestia. Dirán que soy elitista. O escritor bruto. Ya me lo dijeron. O que de política no entiendo. No soy político, pero tengo derecho -sin esperar agresiones- a decidir como ciudadano.
La vida ante todo, sobre todo la vida. La vida es nuestro derecho primordial. Nadie, absolutamente nadie tiene la potestad de arrebatar la vida. Y los grupos armados, de uno y otro bando, la han arrebatado sin piedad alguna.)
No me fío tanto de lo que dicen sino de quiénes lo dicen, y menos cuando prometen el cielo y la tierra. No soy tan pendejo como para creerle a un político. Ya no son guerrilleros, es cierto, ya no están robando tierras o enriqueciéndose con el narcotráfico, secuestrando o matando, es cierto, ahora son políticos en campaña y siguen obsesionados con el poder. Pero Las FARC serán recordadas por siempre por las matanzas de Bojayá (119 muertos) y el Nogal (36 muertos y 200 heridos), entre otras atrocidades. Y, por otra parte, el M-19, que empezó con la payasada de robar la espada de Bolívar, terminó con el holocausto del Palacio de Justicia: un centenar de muertos.
¿Qué se puede esperar de quienes quisieron el poder a sangre y fuego?
¿Una Colombia humana?
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