"En Irán hay un 50% de mujeres que fuma, conduce y se divorcia"
23 de noviembre de 2002
En el cómic Persépolis, la autora iraní cuenta la revolución islámica de 1980 vista por una niña. Una obra que en Frnacia ha vendido más de 30.000 ejemplares.
Marjane Satrapi (Rasht, Irán, 1969) tenía 10 años cuando en 1980 le hicieron llevar el pañuelo a la escuela. Era uno de los muchos y sorpresivos cambios que aportaba a su vida la revolución islámica en Irán. Pero más allá de circunstancias rituales menores, la dibujante persa vivió cómo encarcelaban y ejecutaban a amigos y familiares. También fue testigo de cómo sus padres, de talante liberal, intentaban vivir, aunque clandestinamente, una normalidad marcada por la intolerancia del régimen islámico que habían ayudado a instaurar con su militancia activa en contra del derrocado sha de Persia. Con la primera parte del cómic Persépolis, Satrapi explica este momento histórico a través de sus vivencias, con la mirada tierna pero sincera de una niña.
Marjane Satrapi |
"La imagen de la mujer en mi país ha sido muy dañada por películas como No sin mi hija"
PREGUNTA. Tortura, muerte, exilio... ¿Cómo ha conseguido tratar unos acontecimientos trágicos de manera tan poética?
RESPUESTA. Yo no sentía ninguna necesidad psicológica de explicar esta historia, pero lo que me motivó a hacerlo fue la sensación de que tenía un deber para con mi país. Quizá esto pueda sonar algo extraño aquí, pero recuerde que yo no soy occidental.
P. En el libro aparece usted en la cárcel con su tío antes de que fuera ejecutado, condenado por espía de los soviéticos. ¿Cómo vive estas circunstancias una niña de 10 años?
R. Él tenía derecho a una sola visita antes de la ejecución y pidió verme. Siempre he tenido muy buena relación con la gente mucho más mayor que yo. Quizá porque siempre he querido que me cuenten historias.
P. ¿Todos los personajes que aparecen en la obra son reales?
R. Absolutamente todos. Si observamos la vida cotidiana nos encontramos con hechos increíbles que parecen tomados de la ciencia-ficción. No es necesario buscar marcianos en un planeta lejano. Los tenemos aquí.
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P. ¿Está prohibido en Irán su libro?
R. Ni siquiera sé si ha sido publicado y si se publica no recibiré ni un euro. En Irán no se respetan los derechos de autor.
P. Sin tradición en el cómic, ¿qué influencias gráficas tiene?
R. Creo que mi dibujo está muy influenciado por las miniaturas persas. Mi tradición es más oriental que occidental, ya que no hay perspectiva en mis viñetas.
P. ¿Por qué Persépolis es en blanco y negro?
P. El futuro del cómic, ¿pasa por el compromiso del medio con la realidad social?
R. El cómic, a pesar de nacer en el mismo momento que el cine, ha sufrido una evolución diferente. El cine enseguida tomó rumbos diferentes. Ha habido un Fritz Lang, un Buñuel o una Nouvelle Vague. El cómic ha tardado en meterse en la vida, pero finalmente ha conseguido lo mismo que el cine, en el que existe un terminator pero también un Almodóvar.
P. En Estados Unidos, ¿no cree que pueda levantar rechazo su obra?
R. No, en todo caso puede ayudar a comprender una realidad diferente. Cuando estuve en Nueva York, de los 62 canales que sintonizaba en la televisión del hotel ninguno daba noticias del extranjero.
P. ¿Persépolis tiene valores didácticos?
R. En Francia sé que se utiliza en varias escuelas para explicar la historia de Irán.
P. Sus padres la enviaron a Europa cuando estalló la guerra entre Irán e Irak, al regresar se encontró con problemas por sus hábitos de mujer occidental. ¿Cuál es la situación de la mujer en su país?
R. En cierta ocasión, unos guardianes de la revolución me llamaron la atención por correr porque "provocaba movimientos indecentes de las nalgas". La imagen de la mujer en mi país ha sido muy dañada por películas como No sin mi hija. Existe en Irán un 50% de mujeres cómo yo, que fuma, conduce y se divorcia. Yo me divorcié de mi primer marido en Irán.
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P. Pero el peso de la religión influye mucho en la sociedad iraní.
R. El que es extremista en temas religiosos es el Gobierno. Puede que el pueblo iraní sea muy tradicionalista, pero no por eso fanático-religioso.
P. Esto quiere decir que la mentalidad va cambiando.
R. Tengo un primo con el que hablo con frecuencia por teléfono. Su obsesión era casarse con una muchacha virgen. Un día me confesó que ya no lo veía tan importante. Las cosas están cambiando, las chicas jóvenes, en Irán, no tienen ninguna obsesión por llegar vírgenes al matrimonio.
Persépolis. Marjane Satrapi. Traducción de Albert Agut. Norma Editorial. Barcelona, 2002. 76 páginas. 14 euros.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de noviembre de 2002
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