Martín Caparrós |
El escritor y periodista argentino contesta al carrusel de preguntas de este diario
Madrid 5 NOV 2015 - 14:51 COT
Martín Caparrós (Buenos Aires, 1957) tiene, junto a Gabriel García Márquez y Gustave Flaubert, uno de los bigotes más emblemáticos de la literatura. El escritor argentino ha recibido los premios Planeta y Herralde, por sendas novelas, y el Rey de España por un libro de crónicas. “Durante mucho tiempo me pareció que ser escritor era un título de nobleza, o algo así. Tanto que me daba vergüenza decir que lo era, ponerlo en los formularios de los aeropuertos”, cuenta el autor. Su periodismo narrativo ha hecho carrera en revistas como El Malpensante, Letras Libres y EL PAÍS Semanal. “Cuando ya había publicado dos docenas de libros me di cuenta de que se podía, también, ser escritor y no ser bueno. Así que ahora sí digo que lo soy, y tan tranquilo”.
¿Cuál es el último libro que le hizo reír a carcajadas?
La Constitución –de mi país, cualquiera sea. Rebosa de chistes levemente negros.
¿Qué futbolista se asemeja a usted?
Me encantaría decir que Riquelme, pero mentiría. Me veo más como un arquero, uno que está un poco lejos, que mira todo desde lejos, que de vez en cuando debe intervenir, que hace otra cosa. Que forma parte del equipo pero de un modo raro.
¿Qué libro le hubiese gustado haber escrito?
Tantos. Supongo que, por eso, lo sigo intentando.
¿Con quién le gustaría sentarse en una fiesta?
Si es una fiesta para estar sentado, supongo que Hitler, Videla, Franco, alguno de los grandes malos. ¿No le parece fascinante tratar de entender cómo lo hacen, por qué, cómo se justifican, qué se cuentan? Y emborracharlo y engatusarlo y sonsacarlo y al final, quizá, partirle una botella en la cabeza.
¿Qué quería ser de pequeño?
Sandokán, el protagonista de las novelas de Emilio Salgari. O, a veces, Sarmiento, el escritor argentino del siglo XIX. Todavía quiero.
¿Messi o CR7?
¿CR7 es una marca nueva de cosméticos? Qué triste debe ser saberse bueno y tener que compararse con alguien incomparable, ¿no? Los que quieran matar a Borges por aquí, los que quieran matar a Messi por allí.
¿De qué se disfrazaría en una fiesta de disfraces?
¿De Martín Caparrós? A ver si por fin consigo definir cómo es eso.
¿Cuál es su especialidad en la cocina?
Cocinar. Siempre digo que cocino como una mujer, todos los días, todo tipo de cosas, no como los hombres, que tienen uno o dos platos y los preparan en las grandes ocasiones.
¿Cuál es su rutina para escribir?
Me cuesta pensar en escribir como una rutina, pero suelo hacerlo por las tardes, cuando no lo hago por las mañanas, y en general me siento, cuando no camino. Habitualmente uso el ordenador; si no, papel y boli. A veces lo hago bebiendo, otras a secas –y a veces, incluso, lo hago despierto.
¿Cuál es su lugar favorito en el mundo?
Cambia tanto que ya he vivido en cinco o seis. Pero hoy estoy en Patmos, una isla griega, donde la belleza es tan brutal que parece un abuso o una broma.
¿Cuándo fue la última vez que lloró?
Para ciertas cosas no hay última vez. O sí, pero si lo pienso me pongo a llorar.
¿A qué edad se dio cuenta de que quería ser escritor?
Nunca me di cuenta de que quería ser escritor. Escribía, nomás, desde chiquito: historias de piratas, poemas patrios para los actos del colegio.
¿Cómo fue su primera borrachera?
Horrible, sucia. Y tan lejana. Me resulta raro saber que, técnicamente, ese niño era yo.
Si pudiera tener un súperpoder, ¿cuál sería?
Podría divertirme inventando respuestas ingeniosas, pero si, por una vez, voy a ser sincero, tengo que decir que el único que me importa es la inmortalidad. Y todavía no lo venden.
¿Qué le diría a la presidenta Kirchner?
Disculpe, ¿usted a qué se dedica?
No hay comentarios:
Publicar un comentario