James Nachtwey, el fotógrafo que estaba allí
Ricardo García Vilanova
7 NOV 2016 - 18:05 COT
Desde que empuñó una cámara hace cuatro decenios, James Nachtwey decidió ser fotógrafo de guerra. Desde entonces, ha tomado algunas de las mejores imágenes de los conflictos de nuestro tiempo. Su obra nos enseña lo que no queremos ver. Perfeccionista, riguroso, infatigable. En activo a los 68 años, acaba de recibir el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades. Su colega de oficio Ricardo García Vilanova esboza un retrato sobre él.
JAMES NACHTWEY es la antítesis del fotógrafo de conflicto que busca el reconocimiento personal por encima de su propio trabajo, banalizando así la vida y la muerte de las personas que aparecen en sus imágenes.
Lamentablemente, existe una mitificación de esta profesión. Llegamos a sublimar la labor de aquellos que cubren conflictos olvidando que hay muchas razones para hacerlo. Dejando a un lado la naturaleza de estas, la misión de un fotógrafo que se envuelve en el dolor ajeno ha de ser contar esas historias y no la suya propia.
Para este trabajo hacen falta grandes dosis de empatía y respeto. La de Nachtwey (Siracusa, Nueva York, 1948) no es una impostura en busca de unos likes, si bien es cierto que las oportunidades y la realidad que le han tocado vivir por el origen de su pasaporte son muy diferentes de las que han disfrutado otros. Ha trabajado y sacrificado mucho, pero eso no siempre es suficiente. Muchos se han quedado por el camino, porque hay una gran parte que depende de la suerte. Llamémosla suerte “buscada”. Su mérito no es solo que ha sido capaz de llegar, sino también de mantenerse.
pulsa en la fotoImpacto del segundo avión contra las Torres Gemelas, el 11-S. “Creí que tenía todo el tiempo del mundo para hacer la foto. En el último instante me di cuenta de que estaba a punto de ser barrido”, confesó a la revista Time.JAMES NACHTWEY / AGENCIA CONTACTO
Su carácter perfeccionista, introvertido, abstemio y de alguien que vive solo para y por su trabajo le ha valido para ser uno de los referentes vivos de esta profesión, el espejo en el que muchos querrían ver el final de sus carreras.
Denostado por algunos, alabado por otros, solo hay una cosa innegable en su persona. Él estaba allí, y eso es un hecho, porque lo demuestran sus imagenes. La fotografía no es solo apretar un botón, hay que llegar donde no hay nadie para poder hacerlo, para conseguir esa cercanía personal y compositiva. Eso es lo verdaderamente difícil y lo que marca esa inolvidable cita de Capa: “Si tus fotos no son lo suficientemente buenas es porque no te has acercado lo suficiente”.
Nachtwey dice que valió la pena, que algunas de sus imágenes redundaron en cambios. Quizá fueran otros tiempos, en los que las revistas y periódicos buscaban que sus informaciones tuvieran un interés para la sociedad, un interés que con los años la propia sociedad fue diluyendo.
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