Elena Ferrante
LOS DÍAS DEL ABANDONO
Un mediodía de abril, justo después de comer, mi marido me anunció que quería dejarme. Lo dijo mientras quitábamos la mesa, los niños se peleaban como de costumbre en la habitación de al lado y el perro gruñía en sueños junto al radiador. Me dijo que estaba confuso, que estaba atravesando una mala época, que se sentía cansado, insatisfecho, quizá también ruin. Habló largo y tendido de nuestros quince años de matrimonio, de nuestros hijos, y admitió que no tenía nada que reprocharnos, ni a ellos ni a mí. Mantuvo la compostura, como siempre, aparte de un movimiento exagerado de la mano derecha cuando me explicó, con una mueca infantil, que unas voces sutiles, una especie de susurro, lo empujaban hacia otro lado. Luego asumió la culpa de todo lo que estaba pasando y se fue, cerró con cuidado la puerta de casa y me dejó petrificada junto al fregadero.
Elena Ferrante, Los días del abandono
Crónicas del desamor
Lumen, Bogotá, 2016, p. 179
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