Aylan Kurdi Fotografía de Nilufer Demir |
El pequeño Aylan y otras imágenes que conmocionaron al mundo
La fotografía de un niño sirio muerto en una playa cuando trataba de llegar a Europa golpea la conciencia de Occidente
A lo largo de la historia, otras instantáneas se han quedado grabadas en la memoria colectiva como símbolos de tragedias incomprensibles
EDUARDO SÁNCHEZ
Muchos consideran que es la imagen que más avergüenza a Europa. La fotografía que aparecía en todos los medios este martes y protagonizaba las portadas de la mayoría de los periódicos al día siguiente, tomada por Nilufer Demir (AFP), está carente de cualquier ápice de violencia, de crueldad, de dramatismo. Pero es de las más duras que se han publicado en los últimos años, como símbolo de la desesperación de una inmigración que trata de alcanzar el paraíso del autodenominado Primer Mundo.
El pequeño cuerpo del niño Aylan Kurdi, un sirio de apenas tres años, yace en una playa turca. El mar Mediterráneo, ese que se ha cobrado en lo que va de año unas 2.300 vidas, le ha depositado en la orilla, aún vestido con su camiseta roja, sus pantalones cortos de color azules y unos zapatos con la suela de goma. Los mismos con los que se montó a una barca inflable junto a su familia, huyendo del horror de Kobane, esa ciudad tomada por el Estado Islámico y bombardeada por las tropas de al-Asad desde hace años. Su destino, y el de los suyos, era Kos, una pequeña isla griega que para miles de refugiados se ha convertido en la puerta más cercana a su sueño europeo. Él, como su madre Rehan y su hermano Galip -de cinco años- no lo han logrado. Como tantos muchos.
La fotografía ha dado la vuelta al mundo y quizá se convierta en el símbolo del drama de la inmigración en el sur de Europa, ese que sigue dejando miles de vidas en el camino mientras los Estados discuten por cuotas de acogida. Antes, otras imágenes -muchas de ellas protagonizadas también por niños- han movido la conciencia de la humanidad a lo largo de la historia y forman ya parte de la memoria colectiva. (pincha sobre las imágenes para ampliarlas)
El horror nazi
A principios de 1945, el mundo descubría a través de las fotografías de los soldados soviéticos y norteamericanos los horrores que había cometido el régimen nazi desde la llegada al poder de Adolf Hitler. Entre otros, el de los campos de concentración donde habían sido recluidos, torturados y exterminados más de seis millones de personas, entre judíos, gitanos, eslavos, homosexuales, disidentes políticos o personas con alguna discapacidad. Una de esas imágenes que dieron a conocer al mundo dicho horror fue la tomada por el soldado H. Miller, de la Subdivisión de Asuntos Civiles del Ejército de Estados Unidos el 16 de abril de 1945, cinco días después de la liberación del campo de concentración de Buchenwald (Alemania), en la que se ve a un grupo de famélicos judíos en las literas de un barracón.
Ejecución de un 'vietcong'
El jefe de la policía local de Saigón, el general Nguyen Ngoc Loan, ejecuta a sangre fría a Nguyen Van Lem el 1 de febrero de 1968. La víctima, que recibió un tiro de gracia a quemarropa, era el líder de un escuadrón de la muerte de Vietnam del Norte que horas antes había asesinado a varios altos mandos del Sur. El autor de la fotografía, el prestigioso fotoperiodista estadounidense Eddie Adams, ganó el premio Pulitzer al año siguiente por esta instantánea.
Abrasada por el napalm
Cuatro años después de ser tomada la anterior fotografía, el fotógrafo de Associated Press (AP) Nick Ut capta el momento en el que unos niños huyen de la aldea Trang Bang, en Vietnam del Sur, que había sido bombardeada con napalm por la aviación norteamericana el 8 de junio de 1972. La niña del centro, que aparece totalmente desnuda después de que su ropa quedara abrasada, es Kim Phuc, de nueve años, que se convirtió en símbolo de una guerra que duró casi veinte años. Ella sobrevivió y el fotógrafo recibió el Pulitzer por su trabajo.
Los parias del pesticida
El 3 de diciembre de 1984, una fábrica de pesticidas de la región de Bhopal (India) sufrió un escape de isocianato de metilo, un gas que provocó la muerte directa de entre 6.000 y 8.000 personas, a las que hay que sumar otros 12.000 fallecimientos posteriores como consecuencia de la catástrofe. Entre las víctimas estaba este niño, que quedó sepultado y que fue retratado por Pablo Bartholomew, fotógrafo indio de la agencia Gamma Liaison. La propietaria de la central, la norteamericana Union Carbide, no respondió por ninguno de los daños causados.
La agonía de Omaira
Tres días aguantó Omaira Sánchez, una niña colombiana de 12 años, con su cuerpo sumergido en el agua y lodo que arrastró consigo la erupción del volcán Nevado del Ruiz en el pueblo de Armero. Durante esas 72 horas agónicas, fotógrafos y camarógrafos retrataron la cara y la voz de Omaira, que confiaba en salir de allí, de ser rescatada, de volver a la escuela. El fotógrafo Frank Fournier tomó una imagen del rostro de la pequeña, ya hinchado, con los ojos rojos y las manos arrugadas poco antes de que entrara en coma y falleciera al día siguiente, el 16 de noviembre de 1985. La instantánea fue publicada en la portada de la revista francesa París Match y fue galardonada con el World Press Photo.
El hombre del tanque
Es una de las imágenes más icónicas del siglo XX. Un civil, con dos bolsas de compra en sus manos, se colocó de pie frente a una columna de tanques durante los últimos días de la revuela de la Plaza de Tiananmén en junio de 1989. La fotografía fue tomada por el estadounidense Jeff Widener, de AP, desde un balcón del Hotel Beijing, a 200 metros de la escena. Tras disparar su cámara, escondió el carrete en la cisterna del inodoro y al día siguiente la envió a su redacción. Fue publicada por cientos de periódicos y revistas de todo el mundo y Time incluyó al 'rebelde desconocido' en su lista de las cien personas más influyentes del siglo.
La barbarie etarra
Durante cincuenta años de terrorismo, los atentados de ETA han sido protagonistas de muchas fotografías que han conmocionado al mundo. Una de las que más impactó a principios de los noventa fue la tomada por Pere Tordera (del diario El 9 Nou) el 29 de mayo de 1991 en Vic. Este fotógrafo acababa de llegar a la redacción tras cubrir un homenaje al ciclista Melcior Mauri. Al poco tiempo, escucharon una enorme explosión en la casa cuartel de la Guardia Civil de esta localidad barcelonesa. En aquel atentado fueron asesinadas diez personas, la mitad de ellos niños, y 44 heridos -entre ellos, la niña que sostiene entre sus brazos un agente ensangrentado. La imagen no apareció en la portada del día siguiente en su periódico, pero sí fue galardonada con el Premio Ortega y Gasset de periodismo gráfico.
La miseria de África
La imagen de un niño -aunque en un principio se creía que era una niña- famélico acechando por un buitre en Sudán dio la vuelta al planeta como icono de la miseria del Tercer Mundo. Pero también cambió la vida de su autor. El fotoperiodista sudafricano Kevin Carter la tomó a las afueras de un poblado gestionado por la ONU. Esperó veinte minutos a que el ave entrara en plano y disparó la instantánea que fue publicada el 26 de marzo de 1993 por The New York Times. La imagen desató una fuerte campaña en medio mundo contra el periodista por su actitud supuestamente pasiva, aunque también fue premiada con el Pulitzer al año siguiente. Justo después de recoger ese prestigioso galardón, se suicidó con 33 años. El niño de la fotografía no murió entonces de hambre, sino en 2007 por altas fiebres.
El cruel genocidio de Ruanda
En el mismo continente, un año después de que fuera captada la anterior fotografía, estallaba en Ruanda un genocidio que acabó con el 75% de la población tutsi a manos del gobierno hutu -unas 800.000 víctimas mortales en total-. Sin embargo, el protagonista de esta fotografía de James Nachtwey (Magnum) es un joven hutu con el rostro mutilado a machete por miembros de una milicia de su propia etnia que le acusaban de simpatizar con la minoría tutsi al no apoyar los ataques desatados desde la muerte del presidente del país en abril de ese año. Un ejemplo gráfico de la sinrazón y locura que se extendió en aquel pequeño país a lo largo del año 1994 ante la pasividad de la comunidad internacional.
Las fosas de Srebrenica
La masacre de Srebrenica es uno de los episodios más crueles de la Guerra de Yugoslavia. Aproximadamente 8.000 personas de etnia bosnia musulmana fueron asesinadas a manos del Ejército serbio bajo el mando del general Ratko Mladic. La región estaba entonces controlada por 400 cascos azules de la ONU y el genocidio constituye el mayor asesinato masivo en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. En el verano de 1996, un año después de esa matanza, el fotógrafo Staton R. Winter (AP) retrataba a un grupo de investigadores del Tribunal Internacional de Crímenes de Guerra desenterrando una enorme fosa común cerca de la aldea de Pilica.
Las dos Torres en llamas
El siglo XXI comenzó con un duro zarpazo terrorista en el corazón de la primera potencia mundial. Estados Unidos, que había ganado las dos Guerras Mundiales y había participado en innumerables conflictos bélicos sin sufrir daños en su territorio continental, despertaba el 11 de septiembre de 2001 con el mayor atentado terrorista de la historia. Cuatro aviones, secuestrados por yihadistas de Al Qaeda, fueron utilizados como misiles civiles contra las Torres Gemelas de Nueva York, el Pentágono y otro fue derribado. Los dos rascacielos del World Trade Center acabaron hundiéndose a las pocas horas. En total, más de 3.000 personas resultaron muertas y hubo 6.000 heridos. Aquel día muchos espectadores creían estar viendo una película de ciencia ficción, pues las cámaras captaron en directo los atentados, como se ve en esta espectacular fotografía de Steve Ludlum (The New York Times), que recoge el preciso momento en el que el segundo avión impacta contra la Torre Sur y que le valió el Pulitzer.
La guerra de la venganza
Una de las consecuencias de los atentados del 11-S fue la guerra e invasión de Irak por parte de los Estados Unidos. Sin el aval de la ONU y con la oposición de millones de ciudadanos, la administración deGeorge W. Bush se lanzó a derribar al régimen de Sadam Husseinacusándole de cómplice de Al Qaeda y de tener armas de destrucción masiva. Nunca se demostraron dichas acusaciones, e Irak se convirtió en una carnicería que, hasta la retirada de 2012, ha dejado unos 100.000 civiles iraquíes muertos, 37.000 militares y milicianos de aquel pais y 4.800 soldados de la coalición -la mayoría de EE UU-.
Además, Irak, como en su día Afganistán, sacó lo peor de la primera democracia del mundo, pues se sucedieron múltiples violaciones de los derechos humanos y de los convenios internacionales, como Guantánamo, Abu Graib o la presencia de niños en centros de prisioneros de guerra como el que aparece en la fotografía, consolado por un padre encapuchado. La imagen fue captada por el francés Jean-Marc Bouju cerca de la localidad iraquí de Najaf en 2003 y galardonada con el World Press Photo del año siguiente.
Las víctimas inocentes
Cada cierto tiempo, el Ejército israelí bombardea la Franja de Gaza como respuesta a los atentados terroristas de Hamas contra su territorio. Noviembre de 2012 fue una de esas ocasiones. La operaciónPilar Defensivo costó la vida a 110 civiles palestinos, entre ellos los hermanos Suhaib y Muhammad Hijazi, de dos y tres años, cuya vivienda familiar fue destruida por la aviación hebrea. Su funeral por las estrechas calles de esa ciudad fue retratado por el sueco Paul Hansen. La conmoción e indignación internacional por esas imágenes no impidieron que dos años después, en julio de 2014, se desencadenara la Operación Muro Defensivo, que acabó con la vida de 2.200 palestinos, 1.700 de ellos civiles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario