martes, 24 de marzo de 2009

Kenzo rompe con todo por melancolía

 

Kenzo, ayer en su casa de París con algunos de sus cuadros.
Kenzo, ayer en su casa de París con algunos de sus cuadros.


Kenzo rompe con todo por melancolía

El diseñador vende su casa de París por 12 millones y se vuelca en la pintura



MÁBEL GALAZ
24 MAR 2009 - 18:00 COT

Durante muchos años invirtió esfuerzos e imaginación en construirla. El diseñador de moda Kenzo lo hizo para vivir con quien ha sido su pareja durante 20 años, pero ahora que ha muerto ya no la necesita. Un acaudalado productor de cine ha pagado 12 millones de euros por su lujosa casa de 1.500 metros cuadrados, que antes era un hangar cerca de la Bastilla y que convirtió en una réplica de su Japón natal, con jardines que parecen un paraíso zen.

Ayer, el artista abrió las puertas de su todavía hogar para mostrar las obras de arte que allí guarda y que sacará en una gran subasta pública que está preparando. "El nuevo dueño se quedará con algunas piezas, pero el resto lo venderé como ha hecho Pierre Bergé con la colección de arte de Yves Saint Laurent. Debo hacerlo: mi próxima casa es mucho más pequeña que ésta", ha declarado.

Kenzo ha reunido objetos procedentes de medio mundo que ha ido coleccionando durante décadas. Hay desde estatuas de Borneo a caballos chinos del siglo I, mesas lacadas y maderas exóticas, máscaras africanas, cuadros de Basquiat y dibujos de Cocteau. La venta alcanzará, según los expertos, los dos millones de euros.

En estos días, el diseñador está haciendo maletas porque deja la casa y porque se vuelca en su faceta de pintor. Kenzo inaugura exposición el 9 de abril en la galería Lordi Arte Contemporáneo de Buenos Aires en la primera exposición de su obra en Latinoamérica. Espera que sea un éxito como la recientemente organizada en Múnich, donde vendió la mitad de las obras que expuso.

En 1999, Kenzo se deshizo, a cambio de 29 millones de euros, de su marca. La compró el gran imperio del lujo LVMH. En una primera etapa siguió como director artístico, pero luego lo dejó todo, igual que ahora abandona su casa de París y se lanza a la pintura. A sus 70 años, y con un físico espléndido, vuelve a empezar.






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