Giuseppe Tomasi de Lampedusa. |
La edición definitiva de 'El Gatopardo' llega a España
Se publica la traducción del manuscrito final de Lampedusa con un prólogo de su hijo adoptivo que explica la peripecia editorial de la novela
ABEL GRAU
Madrid 9 OCT 2009 - 13:01 CEST
Es el El Gatopardo tal y como lo quería su autor, el príncipe siciliano Giuseppe Tomasi de Lampedusa. No hay duda, ya que dejó escrito los planes para su única novela. "Deseo que se haga cuanto sea posible para que se publique el Gatopardo (el manuscrito válido es el que figura en un solo cuaderno grande escrito a mano)". Así se lee en una carta testamentaria de mayo de 1957, que envió dos meses antes de morir de un tumor. Lo explica su sobrino e hijo adoptivo, Gioacchino Lanza Tomasi, en el prólogo de la nueva edición del clásico que acaba de publicar Edhasa, que revisa la traducción de Ricardo Pochtar de 1986 a partir de la edición canónica fijada en 2002.
La gran novedad es precisamente el prólogo, en cuyas páginas Lanza Tomasi describe el periplo de la novela, que su autor nunca vio publicada. Todo comienza con el mecanoscrito de 1956, que, en vida del escritor, fue rechazado por dos de las grandes editoriales italianas, Mondadori y Einaudi. Quien sí apostó por aquella crónica de la decadencia de la aristocracia siciliana fue el novelista Giorgio Bassani, autor de El jardín de los Finzi-Contini, que publicó el texto en Feltrinelli en 1958.
La versión editada con esmero por Bassani fue la oficial durante diez años, y la que leyó el cineasta Lucchino Visconti cuando en 1963 la inmortalizó en la gran pantalla. El Gatopardo, coronada como un clásico de la literatura, está ambientada en 1860, durante el desembarco en Sicilia de Garibaldi y los convulsos años de la unificación de Italia. Pero sobre todo narra el ocaso de la aristocracia (a la que pertenecía el propio Lampedusa), ante el empuje incontenible de la burguesía.
Ese fue el texto oficial hasta que en 1968 el catedrático Carlos Muscetta la puso en tela de juicio. Había localizado "centenares de discrepancias -algunas notables-" entre el manuscrito final que dejó escrito Lampedusa en 1957, antes de morir, y el texto impreso. Con todo -advierte Lanza Tomasi- "no modificaban sustancialmente la obra".
Así, la atención se centró en aquella la última versión del texto, que es la que el autor reconoce como "válida" en su correspondencia. Este manuscrito dio lugar a una nueva edición en 1969, que se revisó y fijó en 2002. Está considerada como la edición canónica y es la única que reedita Feltrinelli y que tiene la autorización para ser traducida. Además incorpora apéndices con fragmentos acerca de la novela descubiertos en la biblioteca del autor y entre las pertenencias de su viuda, la princesa Alessandra Wolff-Stormersee.
NUEVA TRADUCCIÓN AL CATALÁN
El Gattopardo sólo contaba hasta ahora con una traducción al catalán, la que firmó en 1962 el novelista mallorquín Llorenç Villalonga, autor de Bearn, o la sala de las muñecas, a partir de la edición no canónica de Bassani. Era una traslación irregular que se tomaba algunas libertades. Ahora el traductor Pau Vidal, que trabaja habitualmente con la obra de Andrea Camilleri, ha vertido la edición definitiva al catalán.
EL PAÍS
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