Sofia Vergara: "Empecé a actuar tarde, ¡a los 30 años!"
De las risas de ‘Modern Family’ a la crudeza de ‘Griselda’, la actriz Sofía Vergara deja aparcada la comedia con esta miniserie sobre ‘La Madrina’ de la droga en el Miami de los años 70.
«No sabes lo lista que resulto en Español» o «Soy latina, así que puedo llegar a sentir lo que me da la gana». Esas son dos de las frases más míticas de Gloria Pritchett en la serie Modern Family. ¿O son de Sofia Vergara (Barranquilla, Colombia, 1972)? Pocos lo saben con certeza, aunque también son pocos los que pueden separar al personaje de la persona a la que hizo famosa en el mundo entero. Lo que está claro es que a muchos, por no decir a todos, esta actriz, que llegó a Hollywood después de trabajar como modelo y presentadora para el público sudamericano en la televisión estadounidense, les cae bien. Su talento para la comedia, su fuerza y su pasión la han convertido en una de las mujeres más queridas (influyentes y mejor pagadas) de la industria y su gusto por los vestidos second skin, los estampados animales y la melena y el maquillaje superproducidos, en una hispana orgullosa que no renuncia a sus señas de identidad.
Después de hacernos sufrir ya tres años desde que acabó la sitcom en la que interpretaba a la esposa, más joven e inmigrante, del adinerado cabeza de la familia más divertida de la pequeña pantalla, vuelve a nuestras vidas con Griselda (Netflix, 25 de enero). En esta miniserie se luce, en su primer papel dramático, metiéndose en la piel de La Madrina, la astuta colombiana que creó uno de los cárteles más rentables de todos los tiempos en el Miami de los 70 y que, según cuentan, le enseñó el negocio al mismísimo Pablo Escobar –que, de paso, aprendió lo que es de verdad la violencia–. Ella era una mujer en un mundo de hombres y Sofia Vergara es una latina en un mundo, el del cine, que aún cae en la xenofobia. Esta vez sólo tiene en común con su personaje que ambas cruzaron una frontera buscando fortuna, y que, para mal una y para bien otra, las dos han dejado ya su nombre escrito en la historia... y en español.
¿Cómo crees que reaccionará el público al verte en un registro tan diferente al que está acostumbrado?
Sí, Griselda es sin duda muy distinto a todo lo que he hecho antes, pero, como actriz, mi objetivo es siempre el mismo: entretener y contar una historia de la forma más auténtica posible. Nunca había actuado en español, ni había hecho nada que no fuera comedia, así que al meterme en este proyecto me surgieron muchas inseguridades. Estaba estresada todo el tiempo porque quería hacer el mejor trabajo. El rodaje se llevó a cabo en seis meses que fueron como una montaña rusa: he tenido más diálogo que en mi vida y me lancé a hacer cosas nuevas. No hay que olvidar que yo empecé a actuar muy tarde, ¡a los 30 años! Bueno, ha sido duro, pero tremendamente divertido.
Eres productora de la serie, ¿cómo surgió la idea de hacerla?
Ha sido un proceso muy largo. De unos diez años. Estaba un día en un avión y leí en una revista algo sobre esta mujer, de la que nunca había oído hablar, y eso que yo crecí en Colombia en los años 70 y 80. Pensé inmediatamente que era un personaje muy interesante. Como latina, y alguien que suena como yo, era un papel que podía interpretar, el proyecto perfecto para mí, que no hay muchos. Me llevó tiempo lanzarme, para empezar porque ella seguía viva. No quería contar esta historia con ella aún viva...
¿Qué es lo que te atrajo de Griselda Blanco?
Que no era una heroína. Las cosas que hizo fueron terribles, pero también era alguien muy interesante. Yo quería explorar quién fue en realidad: líder de un cártel, una intrépida mujer de negocios y, por supuesto, madre. No es una mezcla muy habitual. Ella deseaba proteger a su familia. Al menos eso es lo que decía que la impulsaba. Aunque sea para mal, pocas mujeres han llegado tan lejos. Eso impresiona.
¿Crees que puede haber quien la idolatre?
La verdad es que, por mucho que Griselda rompiera barreras, definitivamente no fue una heroína y no debería ser admirada. Fue una despiadada y violenta narcotraficante. Pero en la serie queríamos descubrir la historia que había detrás, la de una mujer de Colombia, pobre y sin educación, que logró crear un imperio multimillonario en un mundo dominado por hombres, en un país que no era el suyo y a través de tácticas que ella ideó, a la vez ingeniosas y crueles. Por eso me encanta la idea de narrar la creación de un monstruo.
Un monstruo, pero al fin y al cabo una mujer, y latina. Es impactante tu caracterización como La Madrina.
Tuve un equipo increíble de peluquería y maquillaje que hizo un trabajo espectacular recreando los looks propios del Miami de los años 70 y 80. Conseguir el acabado perfecto y auténtico era muy importante porque yo necesitaba desaparecer. Nadie debía pensar en mí o en mi último papel como Gloria Pritchett en Modern Family. Quería meterme en la cabeza de Griselda de todas las maneras posibles y entender su mentalidad hasta donde pudiera.
Ya hemos visto otras series sobre narcotraficantes famosos... ¿Qué aporta de nuevo Griselda?
Que va sobre una figura más desconocida. Definitivamente ella no era tan famosa como Pablo Escobar, pero incluso él la tenía miedo. Además, nunca hemos visto a un capo de la droga organizar un cargamento de cocaína de Colombia y luego ir a casa para cuidar de su tres hijos.
En el proyecto están los cocreadores de la popular Narcos, Erin Newman y Andrés Baiz...
Claro, tenía todo el sentido del mundo unir fuerzas con el equipo de Narcos, por su capacidad para encontrar la humanidad en un tema tan complicado. Ellos comprenden realmente este mundo y sus historias, y el público responde bien ante su visión y confía en lo que cuentan.
¿Tienes algún recuerdo especial del rodaje?
Lo que más me gustó fue compartir el plató con actores sudamericanos y un director latino. Aunque parezca mentira, ¡nunca lo había hecho! No había podido actuar así, en español y con profesionales a los que siempre he admirado. Fue muy especial para mí estar en un rodaje con mi gente. Como productora, esa fue una de las razones por las que me obsesioné por hacer Griselda. No tenemos la oportunidad de lograr muchos papeles que sean interesantes, así que yo soñaba con producir algo que reuniera a actores latinos para rodar una serie tan grande como esta. Lo volvería a hacer sólo por repetir con ellos en el plató.
En el reparto están también la artista Karol G y los españoles Alberto Ammann y Ernesto Alterio.
¡Sí!, y, además, una de las protagonistas es Paulina Dávila, que casualmente es mi prima. Lo pasamos muy bien todos juntos. Este proyecto me puso en una posición maravillosa para mostrar los talentos latinos delante y detrás de la pantalla. Honrar eso, y las realidades del mundo, era superimportante para mí. Y me hizo muy feliz porque estoy convencida de que lo conseguimos.
¿El esfuerzo mereció la pena entonces?
Sí, por supuesto. A pesar de que no fue un rodaje nada fácil. La historia abarca un amplio periodo de tiempo, había muchas localizaciones y también grandes escenas de acción. Realmente cada episodio es como una minipelícula que arroja luz sobre efectos del imperio de la droga en Miami y en la sociedad. No es una serie bonita. Es descarnada a propósito, porque no va de una vida glamurosa. Griselda era sangrienta y aterradora, y a menudo contradictoria con sus valores. El fin le hizo perder los medios. Quería ser lo más poderosa posible, era implacable. Y lo quería para cuidar de su familia, para conseguir todo lo mejor para sus hijos. Eso es algo que todas las mujeres, especialmente las madres, pueden entender. Aunque no podemos entender la manera en que lo hizo. La verdad es que sólo la auténtica Griselda podría.
Después de ver la miniserie, ¿cuál es el mensaje final que quieres que se quede el público?
Me encantaría que la gente se diera cuenta de lo fácil que es corromperse con el poder. Más allá de todos los elementos que contribuyen a la singularidad de esta historia, más allá del sexo, la política, las normas de género... La realidad es que esta serie es sobre alguien que estaba tan cegado por el poder que superó cualquier barrera que se le puso por delante. Se enfrentó a muchos hombres temibles y poderosos, pero nada de eso importa ni tiene valor porque terminó convirtiéndose en uno de ellos...
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