Ilustración de Triunfo Arciniegas |
Diciembre se parece a Facebook: una esquizofrenia de la felicidad.
La gente anda empeñada en mostrar la dicha, como convenciéndose de que todo está bien, y a menudo se gasta lo que no tiene. Es decir, se empeña.
¿Qué hay en FB? Fotos de gente bella y feliz, fotos de comidas exquisitas, fotos de lugares que fácilmente se confunden con el paraíso, fotos de parejas que se dicen cosas que deberían reservar para su propia intimidad, en fin, fotos de qué tan bien nos va en la vida. No está mal. Lo que digo es que es una de las caras de la vida. Lo que digo es que no basta con este narcisismo descarado.
FB se parece a esas estaciones de radio o esos programas en vivo de la tele donde todos se cagan de risa y todo mundo es bueno, perfecto, sano y feliz. Me gusta imaginarlos cuando cierran los micrófonos o apagan las cámaras. Vuelven los odios, la feroz competencia, las cuentas por pagar, los tratamientos médicos, el desamor, la soledad de los apartamentos, la depresión, cosas así. Pero durante horas han hecho creer en directo que la vida es otra cosa.
Nos deshacemos por dentro pero mostramos las muelas para la selfie. Hay días que son como para echarlos a los perros, pero hacemos creer que ni nos tocan. Nos avergonzamos del dolor y hasta pedimos perdón por la tristeza. La frustración nos habita, los sueños no cumplidos se acumulan como el polvo en una casa abandonada. A menudo eso somos, polvo y ceniza. Eso seremos finalmente.
La felicidad está sobrevalorada. La felicidad es un asunto de la publicidad, un engaño: gente que canta en el baño con determinada marca de jabón, que cree que Coca-Cola es la chispa de la vida, que Conavi quiere a la gente o Bancolombia le está poniendo el alma.
¿Es la felicidad el sentido de la vida, si acaso la vida tiene algún sentido? ¿Vale la pena correr tras un estado tan frágil y fugaz?
¿Y lo demás? ¿Y el dolor? Las ausencias, la gente que perdemos, las enfermedades y el implacable acoso de la muerte. La mezquindad de la gente, la ambición desmedida de la gente, los festejos de los asesinos. ¿Será por eso mismo que gritamos como locos, que nos embriagamos y decimos que nos queremos tanto?
Diciembre pasará, por suerte. Y poco a poco las aguas desbordadas retomarán sus tediosas orillas. Pero FB seguirá siendo el mismo falso paraíso.
25 de diciembre de 2018
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