Triunfo Arciniegas
CON ESE MAN NI A LA ESQUINA
NI POR VEINTE MILLONES DE PESOS
Si usted cree en la honradez de los políticos o que los bancos "le están poniendo el alma", está jodido. Aunque lo sorprendan con las manos en la masa, el político alegará inocencia y persecución y tratará de envolver a los pinches electores con su verborrea. Ensayará miles de veces un discurso frente al espejo, con las palabras y la pinta escogidas por sus asesores, es decir, con una sopa de verdades a medias y mentiras descaradas, remendando aquí y allá, y luego grabará un video para los pendejos que abundan en este mundo. Dirá que el suyo es un proyecto de millones de ciudadanos, tratando de hacer creer que él es el pueblo mismo, el elegido, y disfrazando su obsesión de poder y sus ganas de hacer lo que se le dé la gana si alguna vez obtiene el cargo al que tanta hambre le tiene. Todo político nos jode tarde o temprano. No sólo piensen en sus propuestas, piensen quién es el tipo que las hace: un egocéntrico, uno que va tras lo suyo sin importarle a quién tenga que traicionar y que se aliará con quien sea si le resulta provechoso, atropellando ética y principios. Si no le sirven unos principios, usará otros, como diría Groucho Marx, tal como ha hecho con la gente que le ha servido en el oficio de trepar, saltar y caer de pie. Un político es ante todo un animal práctico y absolutamente desvergonzado. Y, sobre todo, señoras y señores, un político nunca pierde, ni siquiera cuando cae. "El escándalo pasa y la platica queda", dicen estos cínicos. Pierde el pendejo que cree en esta plaga.
Cuatrovientos, 4 de diciembre de 2018
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