Truman Capote |
El editor de Truman Capote
recopila material para la edición de una novela póstuma del autor
Washington 12 SEP 1984
Joseph M. Madox, editor del novelista
Truman Capote, está recopilando todo el material dejado por el escritor, que
falleció el pasado 25 de agosto, para ver si es posible editar una novela. En
el momento de su muerte, Capote, estaba escribiendo Answered prayers, una
novela comenzada en 1972, de la que había publicado algunos capítulos en la
revista Esquire. Capote legó toda su fortuna, valorada en 600.000 dólares (unos
100 millones de pesetas) a John Paul Dunphy, su compañero de vida durante
muchos años, con la previsión de crear un premio literario.
El novelista norteamericano no había
entregado a su editor ninguna parte del manuscrito de su libro en los últimos
cinco o seis años, antes de su muerte el mes pasado, según informó el periódico
The New York Times. "Lo que tengo en mis archivos son aproximadamente 250
folios que estoy enviando a su agente literario", afirmó Joseph M. Fox,
editor de Capote en la editorial Random House. "Él está recopilando cada
apunte al que le pueda echar mano, luego él y yo los revisaremos para ver si se
trata del texto parcial de un libro que a Truman le hubiera agradado que se
publique", concluyó.El autor de A sangre fría venía reuniendo material
para su novela Answered prayers, que él consideraba sería su mejor obra. Las
últimas horas previas al sueño que precedió su muerte, las dedicó, según
explicó su amiga Joanne Carson, en cuya casa se encontraba Capote en el momento
de morir, a escribir las últimas líneas de la novela que tanto había preparado.
Según Joanne Carson, Capote le pidió prestada una pluma porque sentía la imperiosa
necesidad de concluir aquella noche su novela. Objetivo que al parecer no
cumplió.
Premio
Truman Capote
El
novelista norteamericano Truman Capote, fallecido a finales de agosto por
causas todavía desconocidas, legó toda su fortuna, estimada en 600.000 dólares
(unos 100 millones de pesetas), al que fue su compañero de vida durante muchos
años, John Paul Dunphy.Cuando muera Dunphy, los fondos deberán ser destinados a
establecer uno o varios premios anuales para galardonar la excelencia en
crítica literaria, según indica el testamento, revelado hoy en un tribunal de
Nueva York.
La
decisión de publicar, póstumamente una obra concluída o inconclusa, será
decidida por sus herederos. Y los herederos (especialmente desde el punto de
vista de los críticos literarios) están dando su aprobación con demasiada
frecuencia, algunas veces en contra de los deseos del autor.
Los
críticos han acusado en muchas oportunidades a los editores de buscar el
beneficio del último dólar de derechos de autor, con escritos que el fallecido
escritor no hubiera permitido Jamás que se publiquen.
A
pesar de que los motivos económicos no pueden dejar de ser tomados en cuenta en
la decisión de publicar póstumamente, no siempre pueden resumirse en la palabra
"dinero", los únicos motivos. A veces los beneficios que ha obtenido
el público han sido tan amplios como la herencia que ha dejado el autor al
mundo. Es el caso de Max Brod, quien ignoró el deseo de Franz Kafka de destruir
sus manuscritos inéditos, o cuando Sonia Orwell dejó de cumplir los deseos de
su esposo George Orwell de que no fuera escrita una biografía sobre él.
Libros
de autores muertos hace muchos meses o varias décadas, como Mr. Noonde D. H. Lawrence, novela autobiográfica que no
había sido publicada en su versión completa, censurada por sus contenidos
sexuales por el editor norteamericano, saldrá publicada en octubre por la
Universidad de Cambridge en su versión original.
Otro
caso es el de El diario de Virginia Woolf, último
volumen de los cinco que escribió en sus últimos 26 años la autora, y que
saldrá publicado el 20 de septiembre. Father Abraham, relato
de William Faulkner escrito en 1926, publicado por primera vez el año pasado en
una corta edición, será presentado el mes próximo en una edición facsimilar.
Hace tres meses se publicó también una colección de 14 poemas inéditos de
Faulkner.
* Este articulo apareció en la edición impresa del Miércoles, 12 de septiembre de 1984
No hay comentarios:
Publicar un comentario