Carolina Restrepo Cañavera
EL EGO CONVERTIDO EN PROGRAMA DE GOBIERNO
@carorestrepocan
Los petristas tienen que aterrizar de una vez por todas y aceptar lo que son: petristas, nada más. No son pobrecistas, ni progresistas, ni defensores de los más vulnerables; esa es otra corriente que nada tiene que ver con ellos. El petrismo es arrogancia, improvisación, visceralidad y desprecio por la técnica. El petrismo es todo lo que es Petro: el ego convertido en programa de gobierno, el caos como método, la amenaza como lenguaje.
Laura Sarabia es petrista. Armando Benedetti es petrista. Alfredo Saade es petrista. Eduardo Montealegre es petrista. Ninguno representa la lucha por los pobres ni el cambio serio: son la esencia del petrismo más brutal. Sarabia, la mano derecha que organizó el poder de Petro, renuncia diciendo que el rumbo es insostenible; no lo dice una opositora, sino quien más creyó y trabajó por este proyecto. Si ella se va, es porque la podredumbre es imposible de tapar.
Benedetti, ese si, operador político y protagonista de audios donde amenazaba con revelar ilegalidades. Ese es el petrismo: extorsión y chantaje como práctica diaria. Saade, el falso pastor, instrumentalizando la fe para hacer shows y repartir burocracia. Montealegre, el exfiscal convertido en bufón jurídico, siempre listo para torcer la ley al servicio de los caprichos del presidente.
No hay nada en este gobierno que huela a verdadera política social o a compromiso con los más humildes. Lo único que hay es una corte de aduladores cuyo único mérito es repetir las obsesiones de Petro. El petrismo no construye, destruye. No planifica, improvisa. No dialoga, amenaza. Cuando el desastre es innegable, en vez de asumir responsabilidad, culpa a la historia, al imperialismo, a la prensa o a cualquiera, menos a sí mismo.
Este gobierno es la demostración perfecta de lo que significa el petrismo: ineficiencia, corrupción, odio y arrogancia como política de Estado. Así que dejen de disfrazarlo de causa social: el petrismo solo es petrismo, y el daño que le hace a Colombia es real, profundo y será difícil de reparar.

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