La intrahistoria de las memorias de Juan Carlos I: un rey dolido, una escritora tenaz y una familia que no pudo pararlos
Lo que parecía imposible será realidad el próximo noviembre: el rey Juan Carlos publicará sus memorias para ajustar cuentas con una historia que, según él mismo dice, le roban. ¿Por qué nadie ha podido pararle?
Elena de los Ríos
2 de julio de 2025
La noticia no debió tomar a Zarzuela por sorpresa, pues la revista francesa 'Point de Vue' ya había anunciado el pasado septiembre que el rey Juan Carlos publicaría sus memorias en Francia, aquella Navidad. Entonces supimos que el tomo de 500 páginas estaba listo y que, pese a que su mismo padre le había aconsejado no escribirlas, juan Carlos lo hacía porque tenía la impresión de que le estaban «robando la historia». ¿Por qué se detuvo entonces la publicación? ¿Acaso hizo Casa Real algún movimiento para tratar de convencer al padre del rey Felipe para que las guardara en cajón o caja fuerte?
Algo debió ocurrir en aquellas fechas, pues las memorias del rey Juan Carlos han estado en punto muerto prácticamente medio año. Pero si hubo términos de negociación, una lista de peticiones de cada parte para conducir los asuntos de los Borbón de nuevo a su cauce, se rompió con la demanda del emérito contra el ex político Miguel Ángel Revilla. Claramente, Juan Carlos I estaba decidido a defender su honor de una manera u otra. Ahora lo vemos claro: su pesar tiene menos que ver con el arrepentimiento y más con verse 'en las revistas' sin que apenas se recuerde ya su papel político en la Transición.
Son escasos los datos de los que disponemos, pero al menos tres son significativos. El más evidente es el título: 'Reconciliación'. ¿Con quién pretende hacer las paces el rey Juan Carlos? ¿Con España, acaso? No, con la mismísima Historia, un relato en manos de científicos sociales que siempre terminan separando el grano de la paja. Conoceremos su versión, pero nada asegura que sea esa la que pasará a los libros de historia.
Otro dato: la fecha de publicación. Será el 12 de noviembre, diez días antes de la celebración del 50 aniversario de la llegada de la monarquía parlamentaria en España. Si el rey Felipe quiso apartarle de la celebración, un acto solemne en el Congreso de los Diputados, es comprensible que el rey Juan Carlos se sintiera decepcionado, al haber sido de su mano que la democracia pudo instaurarse sin derramamiento de sangre. Y se entiende que su decisión de publicar sus memorias fuera, entonces, inamovible.
No conocemos la posición de Elena y Cristina
Dada la alta improbabilidad de que el rey Felipe publique unas memorias, en vida o después, o lógico es que jamás lleguemos a saber qué tipo de negociación no pudo lograr que el rey Juan Carlos retirara sus memorias del mercado editorial. Tampoco puede confirmarse nada al respecto de la posición de las infantas Elena y Cristina, ambas muy unidas a su padre no solo en lo sentimental, sino en lo financiero. Aún así, cabe esperar de ellas alguna reticencia a que más revelaciones familiares terminen haciéndose públicas. Ellas, además, se han visto con el emérito muchas más veces que su hermano.
Si las infantas Elena y Cristina han tratado dedisuadir a su padre en su deseo de publicar sus memorias, dejaron pasar la última ocasión de hablar con él: ninguna de las dos se acercaron a Sanxenxo en la última visita del rey Juan Carlos, algo raro pues ambas o alguna de ellas solían acudir a visitar a su progenitor. Sí acudieron la infanta Margarita, única hermana viva del emérito, y dos de sus hijos. Acaso, las últimas enviadas a tratar de convencer al patriarca Borbón de que se conformara con la discreción.
A nadie en el ámbito de los Borbones favorece la publicación de estas memorias, pero es cierto que a la familia real le conviene mucho menos. Todos los esfuerzos de los reyes Felipe y Letizia por allanar el camino al trono de Leonor se ven menoscabados por cada escándalo protagonizado por un Borbón. Preocupan los titulares habituales acerca de la agitada vida sentimental del emérito, publicaciones que no cesan debido a la publicación de otras memorias, las de Bárbara Rey. Sin embargo, los que ahora se anuncian con motivo de las memorias de Juan Carlos I pueden tener un calado más profundo.
A la espera de certificar si las memorias terminan en el debe o en el haber del rey Juan Carlos, restan dos partes implicadas que sí alcanzarán los objetivos de facilitarle al emérito su ansiada 'Reconciliación'. Una es la editorial, pues sin duda el libro será de los más vendidos del año no solo en España, sino en parte del extranjero. Otra es Laurence Debray, biógrafa de cabecera y numantina defensora de Juan Carlos I desde tierra, mar y aire. Gracias a ella sabemos que el padre del Rey está «muy solo» en Abu Dabi.
Laurence Debray relanza su carrera profesional
Gracias a las entrevistas que Debray ha concedido estos días, sabemos que la escritora francesa se mudó a Abu Dabi en septiembre de 2022 junto a toda su familia (marido y dos hijos, de 14 y 12 años). Podemos entender que la convivencia fue estrecha y que la confianza entre ambos llegó a ser sobresaliente durante los más de dos años que trabajaron juntos en el proyecto. Un libro que, probablemente, será su lanzadera profesional y para cuya promoción no duda incluso en ironizar sobre la formación del rey Felipe, a sus ojos nada excepcional
Laurence Debray lo confiesa en su entrevista en 'El País', donde desliza que Casa Real no le permitió acceder a los archivos y admite que Georgetown, el centro donde se educó Felipe VI, no le parece una universidad suficientemente elevada para un Rey. En ella asegura que nada está pensado «para que se líe», ni la fecha de publicación ni el contenido. Sin embargo, sus declaracionesparecen decir lo contrario.
Las memorias del rey Juan Carlos, por cierto, están escritas en francés originalmente y, dicen, con cierta carga de líricapropia del idioma. Después de estas líneas dulces de Debray llegará, aseguran, el plato fuerte: las memorias políticas que ha escrito el periodista Carlos Herrera. Estas, en el seco y afilado idioma de Cervantes.

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