FRED VARGAS |
"La novela policiaca deriva de la literatura épica"
FIETTA JARQUE
25 DE AGOSTO DE 2005
Es una de las escritoras francesas cuyo prestigio no cesa de aumentar. Sus novelas policiacas parten de situaciones comunes y de gente corriente pero atrapan al lector con recursos inusuales en el género.
Fred es el diminutivo de Frédérique y Vargas viene del seudónimo que su hermana gemela, la pintora Jo Vargas, tomó prestado del personaje de Ava Gardner en la película La condesa descalza. Arqueóloga e historiadora, Fred Vargas empezó a publicar novelas policiacas hace cerca de dos décadas, aunque el éxito le empezó a llegar hace sólo una hasta convertirse en una de las más vendidas. Su personaje, el inspector Jean-Baptiste Adamsberg se ha convertido en un gancho inevitable para el público fiel que sigue sus novelas. En España se han publicado Los que van a morir te saludan; Huye rápido, vete lejos y El hombre de los círculos azules. Que se levanten los muertos (Siruela), que fue escrita antes que las otras, en 1995, y en ella se encuentran tres historiadores y un policía retirado ante un complicado caso que resolver.
PREGUNTA. Usted es arqueóloga e historiadora, ¿por qué empezó a escribir novelas policiacas? ¿Qué le atrae en este tipo de intrigas?
RESPUESTA. No sé por qué empecé a leer de pequeña novelas policiacas, cuando nadie las leía en casa. No he dejado de leerlas desde entonces. En cuanto a decidir escribirlas, es bastante sencillo: era arqueóloga, tenía 28 años y conocía mi oficio. Pero, a pesar del mito, es una ocupación bastante científica, bastante austera. De vez en cuando sentía la necesidad de ir a "jugar" a otra parte. Entonces, una noche, después de trabajar en una excavación, decidí escribir una novela policiaca. Para divertirme. Al día siguiente compré un cuaderno y un bolígrafo, y así empezó.
P. En cierto modo, usted es una autodidacta de la literatura. ¿Cuáles han sido sus primeros modelos, escritores o personajes?
R. ¿Autodidacta en el sentido de que no he estudiado letras? Es cierto. Pero siempre he estado en contacto con la literatura, ya que mi padre escribía y pertenecía al grupo surrealista. De niña, creía que todos los padres escribían por la noche después del trabajo. Me resulta difícil citar a todos los escritores y personajes que me han gustado. El abanico es grande, desde Hemingway hasta Conan Doyle. Los dos autores que coloco por encima de los demás son Jean- Jacques Rousseau (primer amor loco, a los 15 años) y Marcel Proust (segundo amor loco, a los 16 años).
P. En el género existe una larga tradición de seguir los casos de algún personaje favorito, como en su caso ocurre con el comisario Adamsberg. ¿Cree usted que la "adicción" a este tipo de novelas se debe en parte a esta continuidad?
R. Está claro que el "personaje recurrente" en las novelas policiacas es un tópico innegable. Es un elemento de la "adicción", pero surge de un conjunto complejo, mucho más amplio. Para decirlo rápido, creo que la novela policiaca se inscribe dentro de la continuidad de las grandes fábulas, que es un género que se deriva directamente de la rama de la literatura heroica antigua y más tarde medieval. En el fondo, 10 novelas policiacas con el mismo protagonista sólo forman uno de esos cuentos épicos casi infinitos, donde la búsqueda a cargo del héroe duraba prácticamente toda su vida. Siguiendo esta idea, creo que hay una lógica antigua en la recurrencia del héroe en la novela policiaca.
P. Ahora se publica en España Que se levanten los muertos(1986), tras otros libros más recientes. ¿Qué significa para usted esta novela dentro de su obra?
R. Me resulta muy difícil responder a esta pregunta, porque no atribuyo un "significado" especial a esta o aquella novela. De todos modos, recuerdo que con Que se levanten los muertos (quinta novela) quería volver a empezar la tercera, con la que había fracasado (Los que van a morir te saludan). Volver a empezar una "estructura con tres personajes" y también una vida colectiva, como conocí durante años en las excavaciones. Pero, al igual que con todos los demás libros, recuerdo sobre todo haber disfrutado mucho.
P. Sus novelas no caen en los recursos sensacionalistas del género. ¿Cree que las novelas policiacas nos enseñan algo en relación con el ser humano arrastrado a unas situaciones límite?
R. No, no creo que lo que se busque en las novelas policiacas sea el "límite", ni que sea su contenido real, aunque es cierto que las situaciones están inscritas en unas tensiones extremas. Creo que se trata (siguiendo con mi idea de la literatura "épica") de escenificar, sin descanso, los grandes peligros que amenazan el impulso vital. De contarlos para liberarse de ellos. Estos peligros están simbolizados (mitad hombre/mitad animal): la lucha contra la esfinge, las harpías y el minotauro en la antigüedad griega, contra los dragones, monstruos diversos y caballeros negros en la Edad Media y contra el asesino en la época contemporánea. Al aniquilar al "asesino" (sin matarlo jamás), la novela policiaca elimina provisionalmente la angustia vital. Y creo que este alivio temporal es lo que crea la célebre adicción. En definitiva, la célebre catarsis griega, la válvula de escape de la ansiedad.
Traducción de Newsclips.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 27 de agosto de 2005
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