Cita con los miedos agazapados
Antnio Jiménez Barca
2 de noviembre de 2002
En días de santos, fieles difuntos y convocatorias de aquelarres, las editoriales ofrecen libros para asomarse a aquellos mundos de la mano de maestros del género. Desde las múltiples historias de los hombres-lobo y vampiros hasta las de fantasmas y seres satánicos. No faltan a esta cita Lovecraft, Defoe, Blackwood y Anne Rice.
Hay quien apuesta a que las primeras historias que se contaron al fuego (recién descubierto) eran historias de miedo. Bastó que el ser humano albergara la conciencia de la muerte y enterrara a sus fallecidos para creer por igual que los vivos viajan al más-allá en cuanto dejan de respirar y que los muertos pueden regresar al más-acá para asombrar a los que siguen respirando. Hasta bien entrado el siglo XIX buena parte de estas historias se daban por ciertas: se quemaron brujas y se ajusticiaron hombres-lobo.
Un conjunto de recientes libros recupera algunas de estas viejas Ghost stories del siglo XIX. Los hombres-lobo reúne seis relatos sobre la licantropía fechados desde 1837 hasta 1959, algunos inéditos en español. Maestros del género, como el inglés Algernon Blackwood (1869-1951), o más modernos como el francés Claude Seignolle (1917), describen varios tipos de hombres-lobo, desde la mujer que se transforma en una loba blanca hasta el pastor francés que desconoce que lleva la bestia dentro.
El encantador volumen Cuentos de crímenes, fantasmas y piratas (vivan los títulos rotundos) está a cargo del inefable Daniel Defoe (Londres, 1660-1731), capaz de entrevistar a pie de horca a uno de los salteadores más famosos del Londres, Jack Sheppard, cuya biografía (en dos relatos) se incluye en esta edición. Defoe, además de inventarse a Robinson Crusoe, fue una de las primeras personas capaces de vivir de sus escritos, aunque para eso tuviera que plegarse a las exigencias del público y abarrotar sus relatos de sangre y aparecidos.
Caso distinto es el del erudito británico Montangue Rodhes James (1862-1936), 'reconocida autoridad en su tiempo por sus conocimientos sobre manuscritos medievales e historia de las catedrales', como alaba en el prólogo del libro Historias de fantasmas del anticuario el maestro de los maestros de los relatos de terror, H. P. Lovecraft. Las exquisitas piezas de este volumen son obras reconocidas en el género, y ningún adicto podrá perderse o dejar de releer La habitación número 13 o El conde Magnus. Y si el deseo es adentrarse en la inspiración del miedo está El horror sobrenatural en la literatura, una recopilación de ensayos, apuntes y notas de Lovecraft sobre el tema. M. R. James, además, seguía al pie de la letra unas reglas autoimpuestas para que el relato de terror cumpliera su misión, esto es, aterrorizara: debe desarrollarse en un 'marco familiar en la era moderna' y los espectros deben ser 'malévolos antes que beneficiosos'. Los consejos siguen vigentes. El francés Jules Barbey D'Aurevilly (1808-1889) se desmarca de las instrucciones de Rodhes, y en su volumen Las diabólicas describe criaturas femeninas satánicas y afectadas, rodeadas de lujo y horas perdidas, muy del gusto de aquel París decadente de finales de siglo XIX lleno de laúdano y de Baudelaire. Tampoco hace mucho caso a las instrucciones de Rohes la moderna Anne Rice, famosa por Entrevista a un vampiro, con sus dos nuevas novelas, Vittorio el vampiro y La hora de las brujas. Son nuevos tiempos, y los viejos vampiros deben refugiarse en los best sellers.
Los hombres-lobo. Varios autores. Siruela. Madrid, 2002. 285 páginas. 11,50 euros. Cuentos de crímenes, fantasmas y piratas. Daniel Defoe. Valdemar. Madrid, 2002. 271 páginas. 7,90 euros. Historias de fantasmas de un anticuario. M. R. James. Valdemar. Madrid, 2002. 215 páginas. 6,90 euros. El horror sobrenatural en la literatura. H. P. Lovecraft. Edaf. Madrid, 2002. 281 páginas. 12,50 euros. Las diabólicas. Jules Barbey D'Aurevilly. Alianza. Madrid, 2002. 303 páginas. 6,15 euros. Vittorio el vampiro y La hora de las brujas. Anne Rice. Punto de Lectura. Madrid, 2002. 316 y 1.261 páginas. 5,99 y 8,50 euros, respectivamente.
* Este articulo apareció en la edición impresa del Sábado, 2 de noviembre de 2002
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