martes, 21 de junio de 2011

Sylvia Plath / Suceso

Fotografìa de Brigitte Niedermair

Sylvia Plath
SUCESO

¡Cómo los elementos se endurecen!
La luz lunar, la peña como tiza,
en cuyo seno blanco ahora yacemos

espalda contra espalda. Oigo un búho
chillar desde su frío añil vocales
que en mi corazón entran insufribles.

El niño, en cuna blanca, se estremece,
suspira, abre la boca, pide algo.
Su rostro está esculpido en rojo y pena.

Y luego las estrellas: duras, arduas
de arrancar. Toco: duéleme y me quema.
No puedo ver tus ojos. Donde enfría

la noche la manzana en flor yo ando,
circular, en mi cauce hondo y amargo
de errores viejos. El amor no puede

venir aquí. Se muestra un negro abismo
en el opuesto labio.
Un alma blanca

y pequeña me llama, un blanco, un mínimo
gusano. Abandonáronme mis miembros,
¿quién nos ha desmembrado? Nos tocamos

como tullidos. La oscuridad fúndese.


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