domingo, 12 de junio de 2011

Vladimir Dimitrijevic / El editor que puso rumbo Este



Vladimir Dimitrijevic.


Vladimir Dimitrijevic, el editor que puso rumbo Este

 

Javier Rodríguez Marcos

11 de junio de 2011



Vladimir Dimitrijevic (Skopje, actual Macedonia, 1935) de 77 años, murió a finales de junio en un accidente de tráfico cuando viajaba de Lausanne a París. Entre esas dos ciudades habían transcurrido los últimos años de su vida. En la capital francesa se encuentra ahora la sede social de L'Âge de l'homme, editorial que él mismo había fundado en 1966 en la ciudad suiza. De origen serbio, Dimitrijevic abandonó Yugoslavia en 1954 para instalarse en Suiza. Allí levantó a pulso un sello que en la actualidad cuenta con 4.500 títulos, pionero en la publicación en Europa occidental de los autores del Este, empezando por el ahora célebre Vassili Grossmann. Hasta que Marta Rebón la tradujera directamente del ruso en 2007, la primera versión de Vida y destino en castellano se hizo a partir del francés.


La labor editorial de Dimitrijevic fue más allá de una reivindicación geográfica que terminó siendo política. Su catálogo incluye la reedición integral del diario de Amiel, considerado un título pionero del género, y la obra completa de un autor tan inclasificable y fronterizo como el propio editor: Albert Caraco. Judío, historiador de las religiones, nómada y suicida, Caraco es autor de Post Mortem, un libro descarnado e inclasificable en el que relata su amorosa relación de odio con su madre y con el universo mundo. En España está editado por Sígueme, con traducción de Justo Navarro.


Otro de los títulos de Caraco, Breviario del caos, lo publicó en español la editorial Sexto Piso, sello que además editó La vida es un balón redondo, obra en la que Vladimir Dimitrijevic reunió sus dos grandes pasiones: la edición y el fútbol. "Es mi breviario como hombre y como editor", dijo quien, aunque dejó el fútbol por una lesión, era capaz de identificar la obsesión de los goleadores con la de los escritores, de establecer paralelismos entre la mística de los aficionados y la oralidad homérica o de analizar la figura de Franz Beckenbauer como si se tratase de un discípulo de Paul Valéry.







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