viernes, 17 de noviembre de 2023

José Zuleta / Lo que no fue dicho







José Zuleta

Lo que no fue dicho

~ Capítulo i ~

En Lisboa nos alcanzó la noticia: «Ha muerto tu mamá», decía el mensaje de texto. No lloré. Entré en un retraimiento profundo. Silencio retrospectivo. Un dolor minucioso buscaba el extremo del hilo para rehacer el tejido. Los primeros recuerdos a su lado son frágiles, fragmentos de niñez, retazos de sueños. Lo cierto es que cuando tenía tres años mis padres se separaron y no la volví a ver ni a saber nada de ella hasta que tuve veintisiete. Mucho después, una vida después, me buscó. Estaba enferma. Quería contarme su vida y que yo le contara la mía. Empezó ella. Nos veíamos cada mes. Yo viajaba a Bogotá y mamá contaba. Así se estableció una carrera entre la memoria, la distancia y la enfermedad. Grabamos lo que decía. La enfermedad comenzó a minarla y su memoria se fue quebrando, se repetía. Al final parecía una cantante que ha olvidado sus letras, recordaba estro­fas, pero ya no tenía consigo la canción. Allí precisamente me cedió el turno. Yo debía contar cómo había sido mi vida sin ella, mi infancia sin ella. Ahora, frente al hecho rotundo de su muerte, mi vida ignorada se impone con una nitidez nueva. Como una vindicación, como una canción que hay que cantar.

Miré las calles y vi los fragmentos de piedra que lucen los andenes de Lisboa. Recordé haber leído que luego del terre­moto que la devastó en 1755, a falta de otros materiales, deci­dieron utilizar los escombros para reconstruir con ellos las ruas. Caminan sobre los lustrosos escombros de su destruc­ción. Recordar mi historia para contarla a mi madre será como armar un sendero con fragmentos, piedras claras, oscuras, mosaico de una vida truculenta y azarosa. Una vida nómada, nómada, sin tribu. Y que nunca oirá.

Zuleta Ortiz, José. Lo que no fue dicho. Seix Barral, colección Biblioteca Breve, 2021.


José Zuleta Ortiz nació en Bogotá en 1960 y vive en Cali desde 1969. Ha ganado varios premios nacionales de poesía y cuento, entre ellos el Premio Nacional de Literatura del Ministerio de Cultura (2009) con el libro de cuentos «Ladrón de olvidos». Ha publicado cinco libros de cuentos, cuatro de poesía y uno de retratos. Algunas de sus obras han sido traducidas al francés, inglés, portugués, italiano y holandés. Ver la «Semblanza» de su padre Estanislao Zuleta Velásquez, incluida en el libro «Colombia: violencia, democracia y derechos humanos (Altamir Ediciones, Bogotá, 1991).


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Seix Barral

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Se trata de una historia plena de poesía, escrita desde la honda experiencia de vida de quien tuvo que preguntarse por quién era su madre ausente desde su infancia, y abrirse camino frente a la compleja figura de su padre, el maestro Estanislao Zuleta. La profunda ausencia materna, y la fuerte presencia paterna en la existencia del personaje central —José, «huérfano con los padres vivos», como lo define una de sus interlocutoras del camino—, lo llevaron a abandonar su casa paterna a los quince años en busca de ser y de inventarse un lenguaje propio.

Hernán Darío Correa

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En esta historia escuchamos la voz de un niño que se va haciendo hombre. Una voz que, a pesar del desgarramiento de lo que vive, no juzga. En ella comprendemos que crecer es una suerte de pérdida. Y que desde la pérdida se puede intentar una vida genuina. Si una vida pudiera ser una función en tres episodios, esta historia nos lo muestra con claridad. Como en El extranjero, de Albert Camus, la breve noticia de la muerte de la madre del narrador es el disparador para esta estupenda novela de José Zuleta Ortiz. La deriva en la que su autor convierte una experiencia en una voz es suficiente razón para no soltarla. No es una novela de formación, pero lo es; no es una memoria, pero lo es; no es un poema, pero tiene mucho de poesía…, no es una trama unívoca, pero lleva de la mano al lector como las manos de un invidente imaginan un rostro al tocarlo… En esta novela del escritor y poeta caleño están el Lazarillo, el Buscón, los múltiples oficios de Bukowski, la influencia inequívoca de Salinger, Capote, Mailer, la presencia flotante de Pessoa, de León de Greiff, de su padre, Estanislao Zuleta, y de su madre, María del Rosario Ortiz.

Los Editores


«Ojear, hojear, leer sus libros, es liberar nuevos chorros de agua fresca y cristalina, con terrones de existencia que nos golpean cada vez en forma diferente porque vamos cambiando. Sus palabras impresas evolucionan ante el devenir mental, intelectual, espiritual del interlocutor. No es puerto de llegada: es un viajero que nos abre su cuaderno de bitácora, desde donde señala su Norte, el que va vislumbrando por etapas; el que persigue desde siempre, y hasta siempre: “1934 - Busco a Dios, como mi mamá buscaba las agujas, en Envigado…”».

~ María Helena Uribe ~


OTRAPARTE



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