Hugh Hefner
"Me he acostado con más de mil mujeres"
Hugh Hefner, playboy a los 75
Cuando, en diciembre de 1953, componía sobre la mesa de su cocina, en Chicago, el primer número de la revista Playboy, con una foto de Marilyn Monroe desnuda, no sabía si podría sacar adelante el segundo.
Pero Hugh Hefner había hecho diana en el deseo de los norteamericanos.
La publicación, que llegó a tirar siete millones de ejemplares sólo en EEUU, se transformó en la base de un imperio del entretenimiento y del placer, que le convirtió en uno de los hombres más envidiados del mundo. Acaba de cumplir 75 años y todavía lo es: sexualmente hiperactivo, continúa eligiendo personalmente a la chica del mes de su revista y disfrutando de sus sueños eróticos en la mansión de Los Ángeles donde vive rodeado de mujeres rubias que podrían ser sus nietas. Se lo pasa mejor que nunca: en sólo tres meses ha celebrado en su casa 22 fiestas. Las ruidosas celebraciones llenas de "conejitas" han suscitado las quejas del vecindario.
Pregunta.- Durante los dos últimos años ha vivido con cuatro rubias exuberantes de entre 18 y 24 años. ¿Qué ha sido de Mandy, Sandy, Brande y Jessica?
Respuesta.- Por desgracia, Brande se fue de Los Ángeles para participar en la serie Los vigilantes de la playa. Esas chicas eran como las cuatro patas de una mesa. Cuando ella se marchó, todo empezó a desmoronarse. Nuestra relación dejó de funcionar, pero seguimos siendo buenos amigos. Mandy y Jessica me dejan a veces los perros para que se los cuide.
P.- Brande dice sobre usted: "Para mí, Hef es como un niño pequeño".
R.- Es cierto. La más valiosa de mis posesiones es el niño inocente que llevo dentro. Se pasa todo el tiempo soñando despierto y nunca he perdido el contacto con él. Esa es la clave del verdadero placer y la única protección contra la negatividad que realmente funciona. Aún tengo imágenes de Flash Gordon colgadas en mi dormitorio, y así será hasta el día de mi muerte.
P.- ¿Ha encontrado ya sustitutas para su cuarteto?
R.- Por supuesto. Mis nuevas compañeras de juegos se llaman Tina, Buffy, Kim, Cathi, Regina, Tiffany y Stephanie. Siete rubias platino para los siete días de la semana. La más joven tiene 19 años y la mayor, 28. Las chicas se llevan muy bien y no tienen ningún problema de celos. No me gustan nada las gallinas histéricas.
P.- ¿Dónde conquistó a estas damas?
R.- No necesito buscar mujeres; ellas me buscan a mí. Han crecido con mi revista y sueñan con tomar parte en la vida de la mansión Playboy. Todos los domingos celebro una fiesta en la piscina (fun in the sun, diversión bajo el sol), y hay una larga lista de chicas a las que les gustaría broncearse conmigo en top less, porque quieren ocupar las páginas centrales del mes. Es maravilloso: he creado una máquina que me proporciona las jóvenes más bellas del mundo.
"Desde hace tres años consumo Viagra con frecuencia. Es un medicamento milagroso que parece pensado para mí. El efecto es maravillosamente natural. Sólo influye sobre el sistema circulatorio cuando se siente excitación sexual. Elimina la inseguridad y mejora el rendimiento. Créame, también me habría venido muy bien cuando tenía 30 años".
P.- Cuando le preguntan a qué se dedica, le gusta contestar que es un prisionero del sexo.
R.- Prisionero del amor sería más adecuado. Soy un auténtico romántico que necesita sentimientos fuertes y lleva siempre el corazón en la mano. No quiero renunciar a la capacidad de asombrarme, y me encanta sentir un vuelco en el corazón. También eso pertenece al niño que hay en mí.
P.- Tiene 75 años. ¿Con qué frecuencia debe hacer honor a su fama y practicar el sexo?
P.- "Hef es como el conejo del anuncio de Duracell: no he estado más agotada en toda mi vida", ha dicho Brande de usted. ¿Qué hace para mantenerse en forma?
R.- Tengo un gimnasio en casa, pero prefiero hacer ejercicio con mis playmates. Los ejercicios más eficaces son el baile y el sexo. Además, tengo buenos genes. Mi madre murió a los 101 años, o sea, que a los 75 sigo siendo relativamente joven.
P.- Se dice que es adicto a la Viagra.
R.- Es cierto, desde hace tres años la consumo con mucha frecuencia. La Viagra es un medicamento milagroso que parece inventado para mí. El efecto es maravillosamente natural; a diferencia de lo que cree mucha gente, no provoca una erección automática. Sólo influye sobre el sistema circulatorio cuando se siente excitación sexual y, entonces, en efecto, proporciona una erección impresionante. Así se elimina cualquier inseguridad respecto al rendimiento. Créame: esta pastilla también me habría venido muy bien cuando tenía 30 años.
P.- ¿Le sirven sus hazañas sexuales para que los laboratorios que fabrican esta píldora se la envíen gratis a su casa?
R.- Tengo que comprarlas, como todos los demás. Es interesante que se vendan en dosis de 50 y de 100 miligramos. Curiosamente, el precio es el mismo para las dos. Esto quiere decir que uno no paga por la cantidad de principio activo, sino por la erección que proporciona. ¡Los laboratorios Pfizer cobran por polvo!
P.- ¿Utiliza preservativos?
R.- No, pero practico el sexo seguro. Todas mis chicas se han hecho la prueba del sida.
P.- ¿Le molestaría que otro hombre se acostara con sus amigas?
R.- No comparto a mis chicas. En este aspecto estoy chapado a la antigua.
P.- Además del espejo en el techo, su dormitorio tiene dos grandes televisores. ¿Supervisa las películas de porno light que produce su grupo empresarial?
R.- Para el sexo prefiero las imágenes más fuertes, pero como a mis chicas les gustan mucho nuestras películas, de vez en cuando les pongo una cinta. Se sienten identificadas con las actrices, y les gustaría participar. Es lo mismo que posar desnuda en sesiones fotográficas, pero un poco más realista.
P.- Según sus cálculos, se ha acostado con más de mil mujeres. ¿No se aburre a veces con el sexo?
R.- Nunca. El sexo es la mayor fuerza de la vida. Es diversión, amor, relajación, reproducción. El mundo sigue girando gracias a él.
P.- ¿Se considera un buen amante?
R.- He acumulado un montón de experiencia práctica. Pero es mucho más importante formar la propia sensibilidad hasta sentirse casi como una mujer. Ahora no se llega demasiado lejos con un simple "dentro, fuera; gracias, señorita".
P.- Incluso en pleno día, las cortinas siempre mantienen el interior de su mansión en penumbra. ¿Sufre de fotofobia?
R.- Me gusta este ambiente sombrío. Me estimula. Por otra parte, de día no salgo nunca de casa, a no ser que tenga una cita con el dentista o algo parecido.
P.- Además, desde hace 25 años apenas viaja.
R.- Mire la foto que tengo en la estantería. Era mi avión, un DC-9 pintado de negro que en 1988 bauticé con el nombre The Big Bunny (el gran conejito). Tenía a bordo una discoteca, una gran cama redonda, duchas y azafatas vestidas de conejitas. Recorrí todo el mundo con ese maravilloso juguete, pero, ahora, mi vida está estructurada de un modo distinto. Tengo en la mansión todo lo que podría conseguir fuera, aunque sin apenas esfuerzo.
"El sexo es la mayor fuerza de la vida. He acumulado un montón de experiencia práctica (asegura que se ha acostado con más de mil mujeres), pero es mucho más importante formar la propia sensibilidad hasta sentirse casi como una mujer. Ahora no se llega demasiado lejos con un simple: dentro, fuera; muchas gracias, señorita"
P.- La revista Vanity Fair lo denomina "el rey de la elegancia retro" y, actualmente, su mansión es el local de fiestas más famoso de la Costa Oeste. ¿Qué convierte a una persona de su edad en alguien tan moderno?
R.- En 1989, cuando me casé con Kimberly Conrad, desaparecí del mapa durante casi diez años. Tuvimos dos hijos y fui un marido fiel. Durante ese tiempo creció una generación que tenía la impresión de haberse perdido la mejor fiesta. Para ellos represento esa fiesta. En 1998, cuando volví a ser un hombre libre, me recibieron con los brazos abiertos. La marca Playboy y yo estamos más de moda que nunca. Es una sensación increíblemente agradable, como si hubiera luchado del lado de los buenos en una guerra larguísima y ahora pudiera desfilar en la marcha triunfal.
P.- El centro de su palacio de las fiestas es la Gruta del amor, un paisaje que imita una cueva, con piscina, tres jacuzzis, colchones y velas aromáticas. ¿Cómo evita que las cosas se salgan de madre?
R.- Los buenos invitados saben divertirse sin incomodar a los demás. De los malos se encargan mis guardias de seguridad. Si alguien se emborracha demasiado o se acerca a las mujeres de forma inadecuada, lo echan y jamás lo vuelvo a invitar. Este es el lugar más seguro para ellas de todo Hollywood. Esta seguridad las anima a comportarse con libertad. Aquí vivimos realmente en un Shangri-La.
P.- Gunter Sachs, un mítico alemán de la década de los 60, dice: "La forma de vida de los playboys ya no se lleva. El molde con el que se creaban se perdió en algún momento. Ahora, no hay nadie que se considere un playboy". ¿Es usted el último representante de esta especie?
R.- Espero que no. Si fuera así, eso sólo demostraría lo necesaria que es nuestra revista. Antes de crearla, en 1953, un playboy era un ave nocturna, indolente y vacua, que pensaba continuamente en tirarse a mujeres. Nosotros reinventamos el término, y lo convertimos en la denominación de un hombre que trabaja muy duro y se gana el derecho a divertirse un montón. Esta palabra significa, literalmente, "chico que quiere jugar". Y precisamente en torno a eso gira toda mi vida. Para bien y para mal, vivo las fantasías y los sueños húmedos que se tienen a los 20 años. Si nuestro logotipo del conejo tiene un mensaje, es: "La vida es corta. ¡Celebrémosla!".
Rodeado de sus siete "playmates" (chicas del mes de su revista) preferidas, el pasado febrero, durante la 43 edición de los premios Grammy, en Los Ángeles. |
P.- Fundó la revista Playboy con unas 600.000 pesetas, la mayoría prestadas. ¿Qué aconsejaría a alguien que quisiera sacar una nueva publicación?
R.- La propia sangre es la única receta posible. Tardé mucho en darme cuenta de que Playboy era la respuesta a la estricta educación metodista de mis padres. Teníamos prohibido el alcohol, y hablar del sexo era tabú, igual que mostrar los sentimientos y cualquier contacto de tipo corporal. Mi madre no me besaba para no transmitirme bacterias. No perdí la virginidad hasta los 22 años. La revista fue el producto de mis sueños incumplidos; con ella escapé de la vida de mis padres.
P.- ¿Cree que las revistas de mujeres desnudas, como Playboy, son las culpables de que el sexo haya perdido la magia?
R.- En nuestra publicación no miramos a las mujeres desde un punto de vista ginecológico. El porno duro, tan ordinario, nunca ha sido lo mío. Pero es cierto: el sexo romántico se basa, en parte, en la represión y en el secreto. Tuve suerte, porque de pequeño viví en una época muy romántica y represiva, y de mayor, en una muy permisiva. Es la mejor combinación posible.
P.- Sigue eligiendo personalmente a la playmate del mes. ¿No tiene miedo de que su gusto resulte anacrónico?
R.- Reconozco que tengo debilidad por las rubias de grandes pechos y con cara de niña. Pero es una preferencia que comparto con la mayoría de los hombres de este planeta. ¿Quién fue el símbolo sexual del siglo XX? Una rubia llamada Marilyn Monroe. ¿Con quién les gustaría acostarse a los jóvenes actuales? Con una rubia llamada Pamela Anderson. Y ya que usted viene de Europa, ¿es que Claudia Schiffer tiene el pelo negro y el pecho pequeño?
P.- Los sexólogos afirman que las personas nunca tuvieron tan poco sexo real como en la actualidad.
R.- La sociedad estadounidense siempre ha pensado demasiado en el sexo y siempre lo ha hecho muy mal. Sobre todo los hombres tienen la impresión de que cada vez tienen menos cantidad y peor de lo que les corresponde. Se debe aclarar a la gente que las revistas y las películas sirven para estimular el sexo. El voyeur de sofá que sólo se toca a sí mismo no encaja realmente en la filosofía de Playboy.
P.- Ahora va a las discotecas con más frecuencia que a los 30 años. ¿Dónde queda su edad cuando se pone a bailar música hip-hop?
R.- Me siento mucho más joven que hace 16 años. Entonces tuve un ataque de corazón, y esa experiencia me llevó a desear lo que la gente llama "el puerto seguro del matrimonio". Ahora no volvería a casarme nunca. Desde luego, es más probable que antes se congele el infierno.
P.- ¿Qué relación tiene ahora con Kimberly Conrad, su última esposa?
R.- Vive en la casa de al lado con nuestros dos hijos. La puerta siempre está abierta. Una vez por semana tenemos una velada familiar. Viene a la mansión con los niños y vemos una película mientras comemos palomitas.
P.- Kimberly, que ahora tiene 38 años, fue una vez la playmate del año. ¿Se ha unido a otro hombre?
R.- No. De vez en cuando tiene un escarceo, pero nada estable. Fue ella quien decidió que nos separásemos, a pesar de lo que aconsejaba la asesoría matrimonial. Ahora tiene opiniones encontradas al respecto. Es como eso que se dice de las plegarias: a veces se cree que se desea algo, pero no es lo que se quiere en realidad. Sin embargo, ninguno de los dos sería más feliz si volviéramos a juntarnos. Desde luego, yo no, porque estoy pasándolo mejor que en toda mi vida.
P.- Cooper y Marston, sus hijos, tienen nueve y diez años. ¿Lo pasan mal en el colegio por tener como padre al más famoso conquistador del siglo XX?
R.- Son los héroes indiscutibles. Celebramos aquí fiestas con sus compañeros y sus profesores. La mansión es un sitio maravilloso para criarse: un castillo victoriano con 30 habitaciones, 70 empleados y un jardín de 22.000 metros cuadrados, en el centro de Los Ángeles. Aquí tenemos monos, pavos reales, flamencos...
P.- ¿Por qué se ha comprado la tumba contigua a la de Marilyn Monroe?
R.- Su foto desnuda, en la portada de la primera edición de Playboy, hizo famosa mi revista. Además, los dos nacimos en el mismo año, en 1926. Teníamos en la cabeza las mismas imágenes cinematográficas, los mismos ídolos, y probablemente compartíamos los mismos sueños. De eso hablaré con ella, y por fin le preguntaré quién fue el verdadero culpable de su muerte. Marilyn será mi última novia, y espero sinceramente que lo nuestro funcione.
http://www.elmundo.es/magazine/m86/textos/hefner1.html
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