Una barricada levantada este jueves por opositores en Caracas. / C. G. R. (REUTERS) |
Maduro comienza a perder el control de los grupos de civiles armados
Las intervenciones de colectivos sociales chavistas en la represión de las manifestaciones aumentan. El presidente se desmarca de las acciones violentas de estas bandas de choque
ALFREDO MEZA Caracas 20 FEB 2014 - 20:44 CET
La noche del miércoles fue más larga que de costumbre en Venezuela. Los reportes de las redes sociales, la única capaz de burlar el cerca a la información tendido sobre la televisión por el gobierno de Nicolás Maduro, indicaban fuertes disturbios en algunos sectores de Caracas causados por la represión iniciada contra la oposición por parte de grupos armados del chavismo, llamados colectivos, y por la Policía Nacional Bolivariana y la Guardia Nacional.
La actuación sistemática de los colectivos en varios sectores de la ciudad sin la abierta autorización del gobierno da a entender que el régimen chavista ha perdido el control que mantenía sobre ellos.
Este diario obtuvo testimonios de primera mano de lo ocurrido en los sectores residenciales de Horizonte, en el este de Caracas, y Santa Fe, en el sureste de la capital venezolana, dos de las urbanizaciones donde ocurrieron las mayores protestas de la jornada. A partir de esas voces es posible reconstruir lo ocurrido porque siguen el mismo patrón.
Los colectivos están actuando como una avanzadilla represiva antes de la intervención de las fuerzas del orden
El gobierno no está dispuesto a seguir tolerando la anarquía en la que está sumida la capital de Venezuela desde hace ocho días y ha decidido impedir los cortes con métodos más represivos. En Horizonte, mientras manifestantes de la oposición mantenían cerrada la avenida Rómulo Gallegos, los colectivos intentaron remover los obstáculos atravesados para despejar la vía. Algunos vecinos arrojaron piedras y botellas desde los edificios cercanos como manera de protestar por su intimidante presencia. Los más osados disparaban sobre ellos. En respuesta, sus integrantes, que se desplazan a bordo de motocicletas, respondían también a balazos. Otros progubernamentales atracaban a los manifestantes opositores rezagados. Mientras recrudecían los disturbios llegó la Guardia Nacional. Los colectivos se retiraron y empezó lo peor, según refirió un testigo a este diario. Un funcionario apuntó hacia el edificio Vista, desde donde supuestamente les arrojaban botellas, y disparó una bomba lacrimógena que penetró por una ventana e incendió una oficina del tercer piso que funciona como el depósito de una empresa que vende equipos de telefonía celular.
Los colectivos están actuando como una avanzadilla de las fuerzas antimotines. Muchos de los colectivos se promocionan como promotores culturales o deportivos en las zonas populares de Caracas como el sector 23 de Enero. Pero cuando se incrementan las tensiones con la oposición actúan como fuerza de choque civil.
En Santa Fe los vecinos cerraron la autopista de Prados del Este que comunica al sureste de la capital con el centro desde las seisde la tarde del miércoles. Más tarde la protesta opositora se tornó violenta. Según los testimonios, el descontrol de los manifestantes llegó a tal punto que intentaron quemar la bicicleta de un niño e incluso el perro de un vecino en su afán de hacer crecer las piras formadas con restos de basura.
También querían impedir el paso de una ambulancia, que trasladaba a un herido hacia una clínica, y agredieron al conductor. Después de eso varios motociclistas vestidos de negro dispersaron a quienes cerraban la vía con disparos al aire. Desde los edificios vecinos respondían con piedras y botellas. En la zona los vecinos reportaron disparos de armas de fuego.
No solo las protestas se limitaron a los sectores de clase media. En la céntrica parroquia La Candelaria, en el centro de Caracas, un video aficionado captó el momento en el que una patrulla de la Guardia Nacional replegaba a varias personas que obstaculizaban el tránsito. Más tarde uno de los manifestantes fue herido mientras huía con un disparo en el pie. Más al norte, en la avenida Panteón, un hombre identificado como Roberto González recibió un disparo en la ingle. Su estado es delicado.
“He dado orden de detener a esos que se hacen llamar chavistas para atemorizar a la clase media”, dice Maduro
La actuación concertada de las fuerzas de seguridad con los grupos civiles sugiere que las operaciones tienen una unidad de mando. Pero el miércoles Maduro se desmarcó de esos grupos civiles. “He dado la orden de detener a esas personas que se hacen llamar chavistas para atemorizar a la clase media”, dijo en una alocución. Como prueba de ello el gobernante venezolano se refirió a una concentración de trabajadores chavistas de las empresas estatales del hierro y el aluminio, atacada a tiros en Puerto Ordaz, estado Bolívar, al sur del país. El ministro de Educación, Héctor Rodríguez, que acompañó la caminata enseñó fotografías de personas que dispararon desde azoteas vecinas al sitio donde se manifestaban.
El diputado Miguel Pizarro informó a la agencia Efe que había 138 personas presas por los disturbios del miércoles en Caracas. Aunque la capital amaneció con sus vías despejadas en las tardes suele cambiar el panorama. La tensión en Venezuela se está incrementando.
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