Esther Tusquets
Memoria de editora
Esther Tusquets recibe un emocionado homenaje por su dedicación a la edición, la escritura y la agitación cultural
AGUSTÍ FANCELLI Barcelona 19 MAY 2006
Óscar Tusquets, arquitecto, diseñador y también escritor, explicó la anécdota de infancia que mejor define la personalidad de su hermana Esther. Peleado con ella, Óscar le lanzó un cuchillo que le rompió un diente. Esther contuvo la ira y al cabo le espetó: "¡Pues no se lo voy a contar a los papás!". "A Esther o se la teme o se la adora. O se la adora temiéndola, como es mi caso", concluyó el arquitecto en el cálido homenaje que la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña rindió ayer a la escritora y editora en el Colegio de Periodistas de Barcelona.
Previamente a la intervención de su hermano, glosaron la figura de Esther Tusquets las escritoras Anna Moix, Nora Catelli y Cristina Peri Rossi, colaboradoras en la editorial Lumen, que dirigió desde principios de los sesenta hasta que la vendió a Plaza & Janés en 1997. Moix glosó la figura de la escritora en las obras El mismo mar de todos los veranos (1979), Con la miel en los labios (1997) y Confesiones de una editora poco mentirosa (2005). "Es una escritora proustiana que utiliza la memoria como arma de conocimiento. Con ella realiza un espléndido ajuste de cuentas con las costumbres de la España del último medio siglo". Nora Catelli abundó en este aspecto: "Todo en ella es memoria irreverente y a la vez condescendiente. Nunca cae en el memorial de agravios". Cristina Peri Rossi centró su éxito como editora en que siempre publicó "los libros que quería leer". La escritora y poeta uruguaya acabó reclamando a Tusquets que escriba un alegato contra el psicoanálisis. "Su último libro, Prefiero ser mujer, en cierto modo ya es una declaración de intenciones".
El editor Jorge Herralde ponderó el trabajo de editora de Esther Tusquets. "A principios de los sesenta había dos únicos referentes: Seix & Barral, la editorial rompedora, y Lumen, que era como un corredor de fondo. Tusquets nos enseñó a mantener relaciones personales con los libros publicados".
Emocionada, la escritora Ana María Matute recordó que Esther le pidió hace muchos años que escribiera para niños. "No era una editora al uso, era ya escritora entonces", subrayó. Cerró el acto la homenajeada, quien matizó una frase suya recordada poco antes por Peri Rossi, según la cual "la vejez no tiene nada de bueno". "Si algo bueno tiene la vejez es seguir teniendo a nuestro lado a seres que nos quieren".
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