Me inquieta Balthus. Me inquieta, me atrae y me hace sentir incómoda. El pintor pasó media vida repitiendo que sus pinturas no eran eróticas, pero cada vez que muestro a alguien el retrato de Thérèse puedo ver en sus ojos el reflejo de una sensación “confusa”.
No quieres que sea erótico. No quieres que una niña de 8 años enseñando las bragas te resulte erótico. Y tampoco puedes escandalizarte de que el mundo admire al unísono la obra de un pederasta porque, si admites que lo es, estás reconociendo que tú ves erotismo en sus pinturas.
Es complicado. Y para acabar de liarlo, va Hisaje Hara y decide reinterpretar las pinturas de Balthus en clave japonesa. Con sus colegialas, sus rostro sumisos y su atmósfera de abuso latente.
Y lo hace mediante fotografías de múltiples exposiciones, dándole a las escenas un aire cinematográfico, de quietud e irrealidad. Un ejercicio extraordinario que casi es una evolución natural de la obra de Balthus.
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Excelente!
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