Madrid. 4 ENE 1985
Mi deseo no es otro que el de aportarle unos datos a Enrique Franco, cuyos conocimientos musicales me han llenado de asombro a lo largo de los años. Datos en exclusiva referidos al polifacético Paul Bowles, como así lo define el propio Enrique Franco en su artículo La tragedia lorquiana en la música (EL PAIS, 27 de diciembre).- Paul Bowles no ha muerto. Sigue vivo y gozando de buena salud en su retiro tangerino. Quien sí murió fue su mujer, Jane Bowles, la musa inspiradora de Truman Capote. Este ser fascinante falleció en Málaga en 1973 y allí está enterrada. Esperemos que ahora que la bella ciudad andaluza goza de un alcalde en nada ajeno a la cultura no olvide a Jane Bowles ni a otros escritores anglosajones (la lista puede resultar sorprendente) al llegarle el momento de rebautizar calles. Málaga fue cosmopolita mucho antes que existiera la Costa del Sol. Afortunadamente, la obra de Jane Bowles empieza a ser conocida de nuestros lectores gracias a la editorial Anagrama.
- E igual le sucede a Paul Bowles. Como novelista y autor de relatos breves (excelentes), ya no es para los españoles un desconocido. A la editorial Alfaguara se lo debemos y se lo agradecemos. Aunque muchos olviden que sus primera novelas pasaron ignoradas (por desconocimiento) ante los ojos de nuestros críticos: El cielo protector(Editorial Suramericana, 1954) y La casa de la araña (Luis de Caralt, 1958).
Pero quien ahora nos interesa es el Paul Bowles compositor. A pesar de gozar en su país, Estados Unidos, de merecido prestigio, y no ya como compositor, sino también como crítico y como musicólogo, en España apenas si se le conoce. Y ello es grave dado que Paul Bowles sí conoce en profundidad, tanto nuestra cultura literaria como nuestra cultura musical. Amén de hablar y de escribir el castellano a la perfección. E igual le sucedía a Jane Bowles.
- Como compositor, Paul Bowles buscó su inspiración por tres veces consecutivas en la obra de García Lorca: The Wind Remains, Cuatro canciones y Yerma.
The Wind Remains, al decir del propio compositor, es una zarzuela, y como tal la calificó en puro castellano. Está inspirada en escenas de Así que pasen cinco años. Hay en esta pieza una parte dialogada en inglés (traducida por el propio Paul Bowles) y otra cantada, sin traducir, que conserva el texto original de Lorca. Fue estrenada en marzo de 1943, en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Leonard Bernstein dirigió la orquesta. Los decorados los iba a realizar Salvador Dalí. Incluso llegó a diseñar algunos bocetos. Ignoro el motivo que frustró tal colaboración. Lo que sí recuerdo es que Paul conservaba (y conservará) la correspondencia con Dalí referente a esta puesta en escena. Existe una grabación discográfica de The Wind Remains, editada por M. G. M., número E 3.549, con Caries Surinach (director de orquesta), Dorothy Rienzi (soprano) y Loren Driscoll (tenor).
Cuatro canciones (Cancioncilla, Media luna, Balada amarilla y Murió al amanecer), compuestas para voz y piano. En 1958 las dio a conocer en Nueva York la American Music Edition.
Yerma. De drama musical califica Paul Bowles a su partitura. Fue escrita para la muy particular voz de ese no menos particular personaje que fue Libby Holman. La traducción del texto lorquiano también es de Paul Bowles. Como bien dice Enrique Franco, se estrenó en la universidad de Denver (Colorado) en julio de 1958. Con Libby Holman (por supuesto) como Yerma y Caries Surinach al frente de la orquesta. Dos meses después (en septiembre) se estrenó en Nueva York. Existe versión discográfica, pero la ignoro.-
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