Ewan McGregor |
Ewan McGregor
"El cine europeo se aferra al juego de Hollywood"
Ewan McGregor se zambulle con Albert Finney en el mundo fantástico de Tim Burton en 'Big fish'
LOURDES GÓMEZ
Londres 5 MAR 2004
Londres 5 MAR 2004
Ewan McGregor ha sentado la cabeza. Con 33 años y padre de dos niñas, el actor escocés ha aprendido a moderar sus impulsos juveniles. Ya no siente presión por afianzar su fama y una posición privilegiada entre la élite del cine. La familia y el trabajo encabezan ahora su tabla de valores. En el proceso de maduración también ha perdido cierto idealismo. Según él, la industria europea funciona bajo los mismos cánones que Hollywood. Ocurrió con Young Adam, su última película de bajo presupuesto, que a punto estuvo de caer por la borda por falta de financiación. "Tuve que aceptar que el cine es un negocio. Que las dificultades y los aspectos erróneos no son exclusiva de Hollywood. Es fácil despotricar contra Hollywood, quedas muy bien criticando su industria. Pero mi visión idealista se enturbió al comprobar que mi propia industria se aferra al mismo juego", dice en Londres durante una entrevista con periodistas europeos.
McGregor se ha resignado, pero no ha perdido la ilusión por la interpretación. En su nuevo filme, Big fish, que se estrena hoy en España, entra de lleno en el mundo fantástico y particular de Tim Burton. Interpreta a un padre de familia propenso a las fantasías, Edward Bloom, en un papel que comparte con el veterano Albert Finney.
Pregunta. ¿Es Edward Bloom el prototipo de padre ideal?
Respuesta. Es un tipo genial, pero no es el mejor padre que un hijo puede desear. No pasa tiempo suficiente en casa. Su esposa lo acepta con la actitud propia de la gente enamorada, pero su forma de ser hace daño a dos personas en la película y una de ellas es su hijo. Lo interesante es que no retratamos a Edward como un hombre perfecto. Por un lado, es un gran tipo, particularmente en los recuerdos que él mismo tiene de cuando era joven. Pero en la realidad esos recuerdos acarrean muchos conflictos en la relación con su hijo.
P. ¿Le llevó la película a meditar sobre su relación con su padre?
R. Sí, por supuesto. Es una historia sobre un padre y un hijo que fuerza a todo el mundo a replantearse aspectos de sus relaciones familiares. Yo he pasado por situaciones similares a las del hijo que interpreta Billy Crudup. No llegué a enemistarme con mi padre, ni a retirarle nunca la palabra. Pero a los 16 y 17 años de edad es natural cuestionar la actitud de los padres y cortar los lazos. Si no no fuera así seguiríamos todos en casa con nuestros padres. Rebelarse es ley humana. Y, con fortuna, la reconciliación se produce más tarde. Yo he tenido suerte. Mi relación con mi padre es fantástica, mucho mejor que en cualquier otra fase de mi vida.
Ewan McGregor y Albert Finney |
P. ¿Desarrolló con Albert Finney el personaje para asegurar la conexión entre la juventud y la vejez?
R. Trabajamos con la misma asesora de voz hasta dar con un tono y acento similares. Descubrir la voz común nos ayudó muchísimo, aunque realmente ambos nos desenvolvemos en esferas muy distintas. Albert interpreta a Bloom en su fase terminal, mientras que yo doy vida a los recuerdos de su juventud. En mi caso contaba con cierta licencia poética, puesto que interpreto un pasado recordado.
P. Dicen que usted se parece muchísimo a Finney de joven.
R. Hay fotos de Albert con unos 30 años que es exactamente igual que yo. Da miedo. Cuando conocí a Tim, vi una foto mía en su escritorio. No pude recordar dónde la habían sacado y al darle la vuelta descubrí que el retratado era Finney. Está riéndose en la foto y la sonrisa es igualita a la mía. Aún pienso que podría ser yo, pero estaba datada en los años sesenta. Aluciné.
P. Ya no se le ve con tanta frecuencia en eventos públicos. ¿Es una decisión consciente?
R. Sí. Me harté hace unos años. Me sentí quemado. Consumido como una vela que pasa mucho tiempo encendida por ambos lados. Me había creado yo mismo un torrente de presiones, siempre preocupado por la fama, las fiestas, los estrenos como vehículos para dar sentido a mi carrera. Todo eso ya no me importa en absoluto. Me he quitado un peso de encima y todo resulta ahora más sencillo. He aprendido a concentrarme en el trabajo, en lo que es realmente importante. Aprovecho mejor mi energía y me siento muy bien.
P. ¿Cómo fue su experiencia con Tim Burton?
R. Es un gran cineasta. Su lenguaje visual es único. No se le escapa ningún detalle y sabe exactamente cuándo ha rodado la toma perfecta. Es rápido, siempre en movimiento. Te deja explorar tu trabajo como actor sin entrometerse en el proceso. Te anima a ofrecer el máximo de tus posibilidades y no pierde nunca el tiempo. Es un realizador muy preciso, competente y seguro de sí mismo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 5 de marzo de 2004
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