Carrière dramatiza el debate sobre los indios de Sepúlveda y De las Casas
"Hay que seguir a los que buscan la verdad y huir de los que la encuentran", dice el escritor
ROSANA TORRES
Madrid 22 FEB 2006
Jean-Claude Carrière ha reunido en su obra La controversia de Valladolid las grandes pasiones de su vida: la historia, el cine, el teatro y la literatura. Su versión teatral del debate que mantuvieron Bartolomé de las Casas y Ginés de Sepúlveda, cuando a raíz de la conquista de América discutieron si los indios tenían alma o no, llega al teatro de la Abadía, de Madrid, con dirección de Carles Alfaro y con Ferrán Rañé, impulsor del proyecto, al frente del reparto.
Carrière, conocido por sus trabajos con Peter Brook, Milos Forman o Luis Buñuel, del que fue guionista cuatro lustros, se adentró en este proyecto por encargo de la televisión francesa. Primero tuvo en las manos una novela; después, un guión, y más tarde, la obra de teatro que desde mañana y hasta el 5 de marzo se podrá ver en la Abadía con el nombre de La controversia de Valladolid. Se trata del mismo montaje que se vio en el barcelonés Grec el pasado julio.
Un espectáculo en el que se recrea el debate que surgió en 1550 y que Carrière ha centrado en la discusión entre Sepúlveda, propugnador de la evangelización radical y defensor de la guerra contra los indios, y De las Casas, favorecedor de la causa india y contrario a la esclavitud. El primero contaba con el apoyo de colonos y conquistadores, mientras que el segundo denunciaba los crímenes coloniales.
El origen de este montaje se sitúa en 1990, cuando la televisión francesa le pidió a Carrière escribir una obra de ficción con motivo del V centenario del descubrimiento de América: "No podía soñar con historias de caballerías, ni tan siquiera con un viaje a México, y recordé esta confrontación; la televisión francesa aceptó la propuesta, tuvimos mucho éxito y conseguimos numerosos premios", comenta desde México el escritor, que no quedó tan contento cuando pocos años después varios grupos de teatro empezaron a poner en pie ese guión como si se tratara de teatro.
"Me parecían acercamientos un poco torpes y tomé la decisión de no autorizar los derechos, pero a cambio escribí una obra con el mismo tema y 25 minutos más larga". Su texto, vestido de dramaturgia, se estrenó en 1999 en París y después viajó a México, Colombia, Nueva York, Italia y numerosos países, entre ellos España, con el grupo Rayuela. Ahora ha sido el director Carles Alfaro quien la ha montado con nueve actores, entre los que se encuentran, además de Rañé, Manuel Carlos Lillo y Enric Benavent. "Un trabajo que me ha gustado mucho, no hay nada arbitrario en él. Alfaro ha hecho algo muy especial con el movimiento y los actores son magníficos", señala Carrière, quien confiesa que para él es un placer escuchar La controversia en su idioma original.
El texto de Carrière, del que algunas páginas se han incorporado a libros escolares de Francia y México, fue escrito antes de la guerra de Irak. "Pero siempre hay relaciones entre el pasado y el presente, sobre todo cuando hablamos, como aquí, del problema del otro, que al final siempre es un ser humano como yo, pero que no habla el mismo idioma, no adora a los mismos dioses, no tiene la misma comida".
Para Carrière, De las Casas es un avanzado a su tiempo, mientras Sepúlveda es la tradición, un ser rígido, árido. "Para mí lo mejor sería que el público, al ver esta obra, se encontrara frente a un viejo espejo en el que pudiéramos ver algo de nosotros, porque significaría que hablamos de nuestras raíces, así es como realmente estábamos y quizá como ahora somos...; la obra es un espejo, no está para dar lecciones", dice Carrière, que está convencido de que en La controversia... se ve la postura de algunos americanos: "Lo digo en referencia a su idea del derecho de intervención, de ir a otro país armados porque tienen la teoría de que son bárbaros". El autor no duda de que entre George Bush y Sepúlveda hay mucho en común: "Están en posesión de la verdad, entre ellos hay una relación muy estrecha, pero yo prefiero seguir pensando aquello de que hay que seguir a la gente que busca la verdad y siempre hay que huir de aquellos que la han encontrado".
Alfaro ha pretendido con esta puesta en escena hacer un "ejercicio de voyeurismo histórico" y recrearse en un debate que tuvo tremenda trascendencia.
* Este articulo apareció en la edición impresa del Miércoles, 22 de febrero de 2006
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